El Atlético no es uno de los cuatro mejores equipos de Europa y en consecuencia no estará entre los cuatro mejores equipos de Europa. La cuestión es que el Borussia Dortmund tampoco lo parece pero sí estará. Descosiendo absolutamente a un rival que se descose enseguida, el equipo alemán aplica una lógica aplastante: si todo el mundo les hace goles, nosotros en el Signal les haremos unos cuantos. Como cuatro, justo los que necesita después de que los dos primeros tengan respuesta equivalente. Hay dos posibilidades con la gitana loca que según el cántico tiró las cartas y dijo que el Atleti iba a ser campeón. O era una farsante o hablaba a futuro.
Brandt entra por el hueco que debían tapar entre Molina y Witsel. Maatsen tira una pared y comprueba sorprendido que Molina no lo sigue. Los dos despachan sendos zurdazos para voltear la eliminatoria, pero es que el argentino está absolutamente en todas. El Borussia circula siempre por el mismo carril desde que a los tres minutos Adeyemi aprovecha una pérdida de Morata para colocar a Sabitzer ante un primer gol que ahí le niega Azpilicueta. Lo de Nahuel llega a ser absurdo y roza la dejación de funciones. No sigue a sus pares, pero es que además pierde las escasas pelotas que llegan a sus pies.
Y lo ve todo el estadio, pero Simeone no llega ahí a tomar medidas. Sus alternativas para el puesto están sobre el césped, Llorente unos metros por delante, Azpi tirado justo al otro lado. Es cuestión de introducir a Barrios o Riquelme, respectivamente, para que uno de ellos se desplace y Nahuel desaparezca por fin de la vista. Pero el del banquillo no lo hace. Y el famoso Muro se viene abajo a la que un envión local provoca los dos goles. Poco antes del primero, por cierto, Griezmann y De Paul discuten de forma ostensible. El 7 ha perdido un balón para el que no se ha ofrecido el 5. Los síntomas resultan evidentes y, efectivamente, el Atlético se viene abajo con cierto estrépito.
También ha tenido la suya en el arranque, pero Morata desaprovecha un mano a mano ante Kobel con una cuchara lamentable. Es la Champions y no hay que hacer ascos a la que se tenga. Porque lo mismo no se tiene otra. Tampoco es que el Borussia ponga cerco a Oblak, de hecho por momentos se llega a manejar la pelota con solvencia en clave visitante, pero en todo caso el esloveno se gana el sueldo cuando otra oleada provoca disparos de Brandt y Adeyemi. Lo de Nahuel es cada vez preocupante… y pasa lo que pasa.
Simeone ya ha lanzado un primer mensaje con la elección de Azpilicueta para el carril izquierdo. Más importante que recorrerlo de ida será tapiarlo de vuelta. No se cuenta, por lo visto, con que hay otra banda por la que desempeñarse. Terzic tampoco ha hecho más cambios respecto a la ida que el ya sospechado de Brandt por Nmecha. Lo que tambien varía es la determinación amarilla. El equipo pusilánime del Metropolitano ha derivado en un colectivo completamente distinto.
A buenas horas mangas verdes, El Cholo hace en el descanso un triple cambio. Efectivamente desaparece Nahuel llevándose consigo a Azpilicueta y Morata, para que entren los antes reclamados con el añadido de Correa. Energía. Y el impacto resulta inmediato. El Atlético fuerza un córner, Hermoso lo gana en el segundo palo y Hummels se hace gol en el empeño por rebañar esa pelota. Vuelta a empezar. Angelito tiene la fácil… y falla. Angelito tiene la difícil… y acierta. Si en la primera echa fuera un mano a mano, en la segunda emboca después de que Kobel saque el disparo de Riquelme y la zaga el del propio argentino.
Pero al tiovivo te subes y del tiovivo te bajan. En este caso te tiran. Porque el Borussia está herido, que no muerto. Y a la que se descuida el Atlético, tira otra vez de cuchillo. Sabitzer aprovecha una desatención de Barrios para colarse por la izquierda y servir una pelota con la que Füllkrug dibuja el cabezazo perfecto. Del tirón, faltaría más, el propio Sabitzer resuelve de zurda una acción demasiada larga en el área. Y ya. Hasta ahí llega el equipo de Simeone. No va más. Ni por fútbol ni por físico. De hecho es Oblak el que evita el quinto. Griezmann no está ni se le espera. Es la metáfora del Atlético. A tirar las cartas otra vez…