El sábado 27 de abril de 2024 falleció el soldado conscripto Franco Vargas. Mis más sinceras condolencias a su madre Romy, familiares y amigos.

El mismo día en que fueron asesinados los suboficiales mayores de Carabineros Cisterna, Arévalo y Vidal, falleció el soldado conscripto Franco Vargas. Las causas y circunstancias de su muerte son aún materia de investigación, como también lo que ocurrió en la marcha que 245 conscriptos realizaban por el altiplano como parte de su instrucción inicial en el Ejército de Chile.

Por de pronto sabemos que 114 solicitaron ser licenciados del servicio militar, que el comandante en jefe del Ejército relevó de sus mandos a dos de los oficiales responsables, que hay sumarios e investigaciones judiciales, y que cuando se escribe esta columna aún quedarían dos soldados conscriptos hospitalizados.

Putre no es Antuco y estoy seguro de que saldrán lecciones de lo ocurrido. Se hará justicia, se investigará lo que sucedió y al final del día tendremos un mejor Ejército de Chile, ese mismo que los chilenos quieren ver en la calle resolviendo los problemas de seguridad pública. No vamos a poder revivir al soldado Vargas, pero lo mínimo que podemos hacer por él, su madre, familia y amigos es que su muerte no quede en vano. Jóvenes de 19 años no sobran en Chile.

Casos como este vuelven a colocar en el tapete el servicio militar obligatorio y la pregunta de su necesidad. ¿Cuál es el propósito del Servicio Militar Obligatorio? Esa es la pregunta para responder y si logramos responderla correctamente, podremos entender si es algo que se debe mantener, cambiar o modificar.

El Ejército de Chile, y en muy menor medida la Armada y la Fuerza Aérea, reciben todos los años nuevas generaciones de conscriptos, los que por lo general vienen a realizar el servicio militar obligatorio por hasta un máximo de 24 meses. Desde la época de la pandemia que es común que haya dos contingentes en simultáneo en servicio, cosa que hace unos años no era normal.

Lo realizan principalmente jóvenes que vienen de familias de escasos recursos, existiendo versiones más cortas de verano que realizan algunos que, dando prioridad a sus estudios universitarios, quieren a su vez ser soldados de Chile e integrar la reserva con instrucción.

Actualmente, en promedio, ingresan 5 mil al año, cifras muy lejanas a los números que se conocían años atrás cuando eran llamados al servicio no solo los que se presentaban voluntariamente, sino más bien el número que el Ejército de Chile necesitaba para mantener su alistamiento y capacidades, y la reserva que se podría tener que llegar a requerir en caso de guerra.

Este año 2024 ingresaron un poco más de 6 mil, que sumados a los que aún quedan del contingente anterior, deja el numero de soldados conscriptos en un numero cercano a los 10 mil. Cada año ingresan más mujeres, dejando de ser esta una actividad exclusivamente masculina.

Este gobierno y anteriores han preferido que sean principalmente voluntarios los que ingresen, ello a pesar de que saben que no es lo que el Ejército necesita. El mundo no militar ve el servicio militar como una opción de capacitación para jóvenes que no tienen otras opciones en la vida. Su periodo de servicio militar incluye cursos y capacitaciones en materias no militares que tienen certificación SENCE, y que posteriormente sirven para la vida civil.

No es que el servicio militar no le sirva al Ejército. Le sirve conforme ingresan en las cantidades que se necesitan y por plazos de tiempo que permitan cumplir los programas de entrenamiento que permitan a sus distintas unidades mantener y desarrollar sus capacidades de combate, las que cada vez son más complejas por las tecnologías involucradas.

Evidentemente al Ejercito le convendría tener una planta 100% profesional, pero eso tiene otro costo, pero es algo que se debe analizar. Hoy en día se dispone una planta profesional de oficiales y suboficiales, complementado por soldados de tropa profesional y soldados conscriptos.

Los soldados de tropa profesional son soldados que pueden estar hasta 5 años en esa condición, y es un periodo en que pueden postular a las escuelas de suboficiales u oficiales si es que quieren seguir la vida militar. Varios de los que integran este grupo fueron soldados conscriptos. Arrancó con bastante interés, pero ha perdido fuerza por los bajos incentivos económicos, y porque la empresa privada los valora mucho, algo que la situación de inseguridad actual ha hecho que los valoren aún más que en el pasado. Si queremos soldados de tropa profesional nos tendremos que meter la mano al bolsillo y pagar lo que ellos efectivamente cuestan. Con los menos de 2000 que tenemos actualmente estamos bajos en esta categoría y es quizás la que mas resulta ser efectiva.

El Ejército necesita soldados, ello a pesar de que hoy en día es un Ejército más tecnológico y menos necesitado de mano de obra que en tiempos antiguos. Sigue necesitando soldados entre otras cosas porque la actual situación de Chile los tiene permanentemente desplegados en las fronteras con Perú y Bolivia, y en la Macrozona Sur. También los requiere para las continuas situaciones de catástrofe que nos afectan, las brigadas forestales que se forman en los veranos, y así como vamos, al parecer, para labores de seguridad pública, de anti-insurgencia y de resguardo de fronteras bajo la figura de policía militar fronteriza.

La pregunta que nos genera el párrafo anterior y que debemos ser capaces de responder es cuántos soldados necesitamos y de qué características. Si ello se puede realizar con soldados conscriptos es algo que me merece sus dudas. Quizás las brigadas forestales, pero encargarles a jóvenes de 18 o 19 años, que recién vienen saliendo del colegio, labores de seguridad pública, de protección de fronteras en las alturas altiplánicas, o de anti-insurgencia me parece incorrecto tanto para ellos, como para la efectividad del trabajo que tendrían que realizar.

Si el propósito del servicio militar es darles herramientas, disciplina y capacidades para la vida a jóvenes de familias más necesitadas, no me queda claro que sea el Ejército de Chile el que deba estar a cargo de esa función. Si el propósito es que la juventud de Chile le tenga amor a su patria y a su Ejército, entonces que sea para todos y no solo unos pocos, que sea para todas las clases sociales, como es en Israel, y que sea obligatorio como se supone que legalmente es, y que, de ser así, que tome las características que lo hagan compatible con los estudios técnicos y profesionales, algo que los jóvenes de 18 años o más realizan en esa época de sus vidas.

En memoria del soldado conscripto Franco Vargas (QEPD)

Por Richard Kouyoumdjian, experto en Defensa y Seguridad Nacional, para El Líbero

/psg