¿Por qué las personas pueden sentir hambre cuando sale un anuncio de pizza en la televisión? ¿O notar “mariposas” en el estómago cuando se está enamorado? La respuesta está en el intestino que se comunica con el cerebro, lo que da cuenta de la relación que existe entre las emociones y esta importante parte del organismo humano.
De hecho, se ha demostrado el vínculo entre la salud mental y el intestino, lo que podría explicar la aparición de ciertos padecimientos, tales como la depresión o el autismo. “Se ha evidenciado que personas con cierta patología tienen distinto microbioma e igualmente sabemos que existe todo un sistema nervioso propio del sistema digestivo que se llama sistema nervioso entérico y que, en conjunto con el sistema nervioso periférico, se conectan fuertemente con el cerebro”, precisa Ismael Palacios, fundador y director científico de la Escuela de Salud Microbiana.
Y es que el microbioma (microbiota intestinal) es un conjunto de microorganismos -principalmente bacterias, pero también hongos, virus y protozoos-, que habitan en él, específicamente en el intestino grueso o también llamado colon. Por ello, esta estructura guarda profunda relación con diferentes procesos regulatorios del cuerpo como el sistema inmune, endocrino, nervioso, y en general, con procesos metabólicos, por lo que velar por su salud es fundamental.
Palacios detalla este análisis, señalando que gran parte de lo que ocurre en el intestino cuando ingresan alimentos afecta la regulación del cuerpo. Por esta razón, se ha relacionado de forma significativa con muchas enfermedades y condiciones de salud que van desde la obesidad hasta el síndrome metabólico, colon irritable, incluso enfermedades psiquiátricas, Parkinson y Alzheimer.
“Cuando las personas cuentan con una salud intestinal adecuada pueden desenvolverse de manera más óptima en los diversos aspectos de su vida, ya sea en el ámbito laboral, familiar y personal. Al hablar de bienestar, desde esa definición, la microbiota intestinal tiene efectos directos porque influye en la salud de las personas”, comenta el especialista PhD en neurociencias.
La kombucha como aliado en la alimentación
En este escenario, el papel que desempeña la alimentación es esencial. Desde ahí, los expertos recomiendan incorporar alimentos fermentados a la dieta nutricional, con el fin de mantener una saludable microbiota intestinal.
“Esto, principalmente porque la unidad de alimento que ya está procesada, de cierta forma ayuda al sistema a procesarla cuando incluso no tenemos la capacidad innata de hacerlo. Junto con ello, entregamos las bacterias y los “trabajadores” que además ayudan a trabajar dicha materia, demostrando que es una intervención muy segura, en lo posible, dos a tres veces al día”, sostiene el también investigador en salud microbiana.
Dentro de estos alimentos fermentados destaca la kombucha, una bebida natural que tiene actualmente miles de fanáticos que se ven cautivados por su sabor y propiedades. “Las personas quieren cuidarse, alimentarse bien, pero no tienen tiempo para soluciones complejas. Nuestra apuesta es, justamente, responder a esa necesidad con una bebida rica, natural y entretenida, que puede ser consumida por todos y en cualquier momento del día”, declara María Prieto, fundadora de Kombuchacha, marca líder en la categoría, que es además la única en su tipo certificada orgánica y elaborada con agua del sur del país.
La visión es compartida por Ismael Palacios, quien asegura que “las personas están cada día más conscientes acerca de la importancia de la alimentación para el beneficio de su salud. En este escenario, Kombuchacha es un alimento recomendado para ser incorporado en la dieta diaria desde su ingesta bebible. A ello se suma que, si se quisiera añadir productos fermentados al consumo, la kombucha podría ser uno de esos elementos”.
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