La agencia clasificadora de riesgos Moody’s mantuvo este jueves la calificación crediticia de los papeles soberanos de Chile en A2 y también su perspectiva “estable”. Ambos elementos de la clasificación se mantienen en ese nivel desde septiembre de 2022.
De acuerdo a un informe publicado la tarde del jueves, la agencia confirmó en A2 la calificación A2 en moneda local y extranjera a largo plazo del Gobierno de Chile, así como la calificación senior no garantizada en moneda extranjera y la calificación (P)A2 senior no garantizada en moneda extranjera.
“La afirmación de las calificaciones se sustenta en la elevada fortaleza institucional y de gobernanza de Chile y en una sólida posición fiscal, que siguen preservando su perfil de crédito soberano con calificación A2. El sólido marco institucional de Chile y la prudente formulación de políticas macroeconómicas han demostrado su eficacia en la gestión de importantes perturbaciones en los últimos años, incluidos los disturbios sociales en 2019, la pandemia del coronavirus y el posterior aumento de la inflación mundial. Mientras tanto, la carga de la deuda relativamente baja de Chile, la alta asequibilidad de la deuda y la formulación de políticas fiscales centradas en la sostenibilidad de la deuda a mediano plazo brindan un apoyo clave a la calificación. A pesar del constante deterioro de la situación fiscal del país en las dos últimas décadas, los indicadores fiscales de Chile siguen siendo sólidos. Además, como mayor productor mundial de cobre y segundo productor mundial de litio, Chile se beneficiará de la transición hacia una economía global más verde, proporcionando apoyo al perfil crediticio”, sostuvo la entidad.
Además, Moody’s resalta que la perspectiva “estable” refleja “nuestra opinión de que el perfil crediticio de Chile se mantendrá alineado con el de los soberanos con calificación A2. El riesgo de un shock negativo o positivo material y duradero para la fortaleza económica y fiscal del país está equilibrado”.
La firma también se refirió a la evolución del crecimiento económico, planteando que “esperamos que los esfuerzos del gobierno para promover el aumento de la inversión y la productividad en los sectores minero y no minero ayuden a estabilizar la tendencia a la baja del crecimiento a largo plazo. Además, a pesar de un probable aumento del gasto social anual impulsado por un aumento de las demandas sociales de mayor apoyo gubernamental, esperamos que se mantenga el consenso político de larga data de Chile sobre la responsabilidad fiscal, preservando así la fortaleza fiscal general del país a través de futuros ciclos políticos y económicos”.
Así, desde la agencia proyectan un crecimiento del PIB de 2,5% en 2024 y de 2,2% en 2025, “ya que la combinación de unos tipos de interés más bajos gracias a la relajación de la política del Banco Central y unos precios del cobre más altos contribuyen a apoyar un repunte del consumo, la inversión y las exportaciones”.
Procesos constitucionales y pacto fiscal
Moody’s también comentó cómo leen los dos intentos fallidos para cambiar la Constitución chilena.
“A pesar de las crecientes demandas sociales de un mayor gasto público en pensiones, salud, educación y otros servicios públicos, históricamente ha existido un fuerte consenso entre los partidos políticos sobre la importancia de preservar políticas macroeconómicas y fiscales estables y predecibles. Desde el malestar social y las protestas de 2019, las instituciones y el marco de gobernanza de Chile han demostrado su capacidad proactiva para gestionar los shocks económicos y sociopolíticos, incluso a través del diseño y la implementación efectivos de un proceso de reforma constitucional, lo que finalmente resultó en dos votaciones en referéndum contra los nuevos borradores constitucionales propuestos en septiembre de 2022 y diciembre de 2023. El proceso fue ordenado, basado en normas y pacífico, lo que demuestra la eficacia de las instituciones chilenas”.
Asimismo, destacaron que tanto “las respuestas de la política fiscal y monetaria de Chile a la conmoción provocada por el coronavirus y el posterior repunte de la inflación sirvieron de apoyo a la economía en un momento de crisis y lograron corregir los desequilibrios tras un periodo temporal de recalentamiento”.
En este contexto, “la resistencia que la economía chilena demostró ante estos choques es testimonio de la eficacia de las políticas”.
También la agencia destacó que “la actual administración Boric ha subrayado su compromiso con la consolidación fiscal y se ha ceñido a sus objetivos fiscales, que incluyen un enfoque de sostenibilidad fiscal a medio plazo con un techo de deuda en relación al PIB del 45%. Ha propuesto hacer frente a las demandas de aumento del gasto social mediante un nuevo “pacto fiscal” que incrementaría el gasto en un 2,7% del PIB en pensiones (1,2%), salud (0,9%), protección social (0,3%) y seguridad (0,3%). La financiación propuesta de este nuevo gasto provendría de la mejora de la supervisión fiscal y del aumento de los ingresos gracias a las medidas de fomento del crecimiento. Sin embargo, a falta de la aprobación de reformas de la política fiscal, que fueron rechazadas por el Congreso el año pasado, creemos que la obtención de ingresos suficientes para financiar plenamente este aumento del gasto social será difícil y podría dar lugar a un gasto inferior al propuesto”. Con todo, agregó que “la mejora de las perspectivas de crecimiento económico a corto plazo debería contribuir a la generación de ingresos”.
Tras conocerse la decisión de Moody’s, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, señaló que “lo que nos está diciendo esta clasificadora es que Chile mantiene sus fortalezas, va a encontrar también nuevas oportunidades para crecer y que, en particular, la responsabilidad fiscal se mantiene como un valor importante para el país y que el gobierno ha sabido fortalecer y preservar. Estamos muy satisfechos con esta decisión, creemos que refleja correctamente lo que es la situación actual de la economía chilena y vamos a seguir trabajando para que los factores de riesgo se mantengan estables o vayan mejorando en el futuro”.
La última vez que Moody’s modificó la clasificación de Chile fue en septiembre de 2022, cuando la bajó desde A1 a A2, debido a las tendencias económicas y fiscales que han debilitado “gradual pero persistentemente” el perfil crediticio del país.
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