Poco más de dos semanas después de las elecciones europeas, los líderes continentales siguen sacando cuentas y ya están tomando decisiones después de un proceso que dejó varias conclusiones, como la caída de los partidos liberales y el ascenso de la derecha más conservadora, vaticinando un nuevo escenario en la región.
Los comicios, además, reflejaron la consolidación política de tres mujeres que, si bien ya eran parte hace años de la escena local y regional, ahora se encuentran en un sitial impensado tiempo atrás, acaparando las miradas de todo el mundo.
Se trata de Marine Le Pen, Giorgia Meloni y Alice Weidel, tres representantes de la derecha más radical que poco a poco han ido sumando poder y se han consagrado como grandes líderes en sus respectivos países.
Revisa aquí la situación de cada una:
Le Pen y su mejor momento
Sin dudas que este es el mejor momento político de Marine Le Pen. Después de años relegada a papeles secundarios como representante de la ultraderecha francesa, logró convertir al partido ultra y pronazi que fundó su padre tras la guerra de Argelia en una formación dinámica, aceptable para una mayoría de franceses, incluidos los judíos, y que llama a las puertas del poder.
La progresión electoral del antiguo Frente Nacional, rebautizado como Agrupación Nacional (RN, siglas en francés) en 2018 para romper con su imagen, ha sido fulgurante, hasta convertirse en la actualidad en el principal partido del país, como se demostró en las europeas del pasado 9 de junio y como auguran las encuestas para la primera vuelta de las legislativas del próximo día 30.
Así las cosas, de acuerdo con los sondeos publicados el domingo, RN obtendría entre un 35,5% y 36% de los votos, seguida por la coalición izquierdista Nuevo Frente Popular (entre un 27% y 26,5%) y la alianza oficialista del Presidente Emmanuel Macron (de 19,5% a 20%).
«Pero lo que es realmente revelador es que las encuestas demuestran que ya menos de un 50% de los franceses creen que Marine Le Pen es un peligro para el país. En tiempos de su padre, el porcentaje era de entre el 70 y el 80%», aseguró a EFE el politólogo Jean-Yves Camus, experto en los partidos extremos.
Con ese escenario -que le ha valido incluso el apoyo de Éric Ciotti, líder de la derecha tradicional francesa-, todo indica que RN vencerá en las elecciones de este domingo e incluso podría lograr la mayoría absoluta. Esto sería «el fin de la ‘desdiabolización'», el concepto acuñado para marcar el camino emprendido por Marine Le Pen para distanciarse del programa de su padre, afirmó Camus.
La dirigente ha ido moderando algunos de los puntos más críticos, como la salida del euro o incluso de la Unión Europea, así como cuestiones sociales como el aborto o el divorcio.
Por otro lado, expertos también coinciden que la aparición de otros partidos de ultraderecha, que se ven aún más radicales que RN, favorecieron a este último.
A nivel europeo, en tanto, el grupo Identidad y Democracia (ID), al que pertenece el partido de Le Pen, busca tener más fuerza considerando los resultados positivos de los comicios del 9 de junio, que forzaron a Macron a adelantar las elecciones legislativas francesas.
De Italia al mundo: El momento de Meloni
Otra figura política que quedó muy bien posicionada -al menos a nivel interno- fue la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni. Su colectividad, Hermanos de Italia, fue la más votada en ese país, con un 28%, confirmando la popularidad de la gobernante, que llegó al poder en 2022 tras una alianza con La Liga, de Matteo Salvini.
Antes conocida como «la Le Pen italiana», Meloni llegó al poder en medio de una profunda crisis política y social en su país. Con ese escenario, la líder que alguna vez fue catalogada de «neofascista» se impuso en las elecciones y moderó su discurso.
De esta forma, si antes de ser gobernante se había mostrado cercana a Vladimir Putin, ahora hace todo lo contrario, prestándole apoyo a Ucrania, como quedó demostrado en la última cumbre del G7, donde fue la anfitriona. Asimismo, ha tendido puentes hacia Bruselas, dejando de lado el discurso antieuropeo que defendió años atrás.
Este nuevo manejo incluso le valió elogios del ex presidente socialista español Felipe González, quien en conversación con Onda Cero sostuvo que «la extrema derecha irrumpe ahí, pero hay que empezar a matizar, por ejemplo, que Meloni ha hecho muchos gestos, infinitamente más que (el primer ministro de Hungría, Viktor) Orbán para alinearse con principios básicos de la política exterior de la Unión Europea».
Con este panorama, la primera ministra italiana busca influir más en la política regional con el grupo Reformistas y Conservadores Europeos (ECR), junto al partido español Vox, entre otros. La gobernante se ha sentado a negociar con la esperanza de que su colectividad obtenga al menos una vicepresidencia en la cúpula de la Unión Europea.
No obstante, los partidos tradicionales europeos siguen viendo al grupo de Meloni como una amenaza. La líder italiana lamentó la semana pasada que «no se perciba un cambio» para renovar los altos cargos comunitarios (presidente de la Comisión Europea y el Consejo y el alto representante para Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad).
«Normalmente se hace teniendo en cuenta el peso de los distintos grupos políticos pero actualmente hay un intento de acuerdo entre socialistas, populares y liberales para hacerse con estos puestos. No se perfila el cambio que imaginábamos», reconoció en una fiesta del periódico «Il Giornale». En esa línea, tildó de «surreal» que en estas negociaciones no se tenga en cuenta que la derecha ha ganado en gran parte del continente.
«Yo no interpreto la democracia así y creo que estas actitudes han alejado a los ciudadanos europeos de las instituciones europeas. Creo que se intenta correr porque los protagonistas de este intento de acuerdo se dan cuenta de que puede ser frágil», agregó.
Weidel: Una líder inusual para la ultraderecha alemana
«Inusual» o «inclasificable» son algunos de los calificativos con que la prensa europea ha definido a Alice Weidel, la co-líder del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Su participación en esta colectividad que se caracteriza por su homofobia y xenofobia es al menos llamativa: ella es lesbiana y está emparejada con una productora suiza originaria de Sri Lanka.
Por si fuera poco, su pertenencia a la clase alta alemana y su experiencia como mujer de finanzas harían prever que no tiene nada en común con el sacrificado Este de Alemania. Pero es esa región la que más apoya al AfD, que año tras año ha ido sumando más adeptos.
Esta vez, Alternativa para Alemania fue la segunda fuerza más votada en los comicios europeos con un 15,9%, detrás de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que venció con un 30%. La agrupación ultraderechista, liderada por Weidel y Tino Chrupalla, subió su representación en la Eurocámara de 11 a 15 diputados.
Así, mientras Chrupalla se muestra como el representante de la clase obrera oriunda del Este, Weidel «quiere demostrar una imagen más amable» según indica El Español. La dirigente, que ha sido destacada por su buen vestir y su sentido del humor, se ha posicionado también en las redes sociales, sobre todo en TikTok.
Pero no todo es color de rosas para la AfD. Líderes como las propias Le Pen y Meloni han decidido desmarcarse de la agrupación alemana, principalmente después de que el cabeza de lista del partido en las elecciones europeas, Maximilian Krah, señalara en una entrevista que no todos los miembros de la SS del régimen nazi eran criminales y que suponer eso era un «error».
En la Eurocámara, la AfD pertenecía al grupo ID, liderado por Le Pen, que decidió expulsar a los alemanes tras los dichos de Krah. Ahora, el partido de Weidel y Chrupalla estaría buscando nuevas alianzas.
Es así como, de acuerdo con El País, la colectividad ultraderechista está avanzando en la creación de un nuevo grupo parlamentario, para lo que necesita al menos 23 diputados de siete países distintos. Este nuevo bloque, llamado Los Soberanistas, se ubicaría a la derecha de ID y ECR y estaría integrado por legisladores ultras de España, Rumania, Eslovaquia, Grecia, Hungría y Polonia, además de los alemanes.
Esta conformación modificaría el escenario político del Parlamento Europeo, ya que permitiría a los grupos de Meloni y Le Pen presentarse como un sector más moderado en comparación de sus ahora ex socios.
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