47 días han pasado de la desaparición de María Elcira Contreras Mella (85), en Limache, Región de Valparaíso. Fue el 12 de mayo, en medio de una celebración por el Día de la Madre, cuando la mujer de 85 años se extravió desde el restaurante del Hotel Fundo Las Tórtolas, ubicado en la mencionada comuna.

En medio de un almuerzo familiar, la anciana se paró al baño y no volvió. Las cámaras de seguridad del recinto la ubicaron caminando por el sector de estacionamientos del fundo, que limita con cerros, frondosa vegetación y un canal de regadío.

Su paradero hoy es desconocido y el Ministerio Público abrió una investigación para determinar qué pasó con la mujer. Así las cosas, la familia de María Ercira, representada legalmente por el abogado Juan Carlos Manríquez, presentó una querella ante el Juzgado de Garantía apuntando varios posibles delitos y escenarios.

Citando artículos de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, en la acción judicial se señala: “Interpongo querella criminal por los siguientes hechos que pueden configurar delitos de secuestro con homicidio o lesiones graves, u homicidio simple o lesiones graves, o abandono de persona desvalida, en su forma dolosa o culposa, declararla admisible y remitirla al Ministerio Público para la total indagación de los hechos descritos, determinar la persona de eventuales responsables, formalizarlos, acusarlos y en definitiva condenarlos al máximo de las penas por los delitos que resulten acreditados, sin perjuicio del pago de las costas y de las eventuales indemnizaciones civiles que se exigieren en contra de ellos”.

El relato de los hechos

En la querella se relata el momento previo a la desaparición, así como la primeras acciones desplegadas en la búsqueda. Asimismo, se plantea una crítica a las señaléticas que hay dispuestas en los alrededores del fundo.

“Los servicios higiénicos estaban a unos pocos metros del lugar de reunión, a los que se llegaba caminando, siguiendo las orientaciones y señalética que debe disponerse para estos efectos, junto a otras medidas de apoyo o resguardo para evitar caídas, resbalones o extravíos de adultos mayores, más aun cuando se trata de recibir y atender frecuentemente a grupos familiares que concurren con adultos mayores o personas en especial situación de vulnerabilidad, los que son aceptados como clientes del establecimiento comercial”, dice el texto.

Una vez iniciado el rastreo, en que ha participado Bomberos, Carabineros y la Policía de Investigaciones, se indica que “se siguieron las señaléticas, que resultaron ser pocas y equívocas, desde la óptica de un adulto mayor que bien puede desorientarse, a pesar de tener sus facultades conservadas, para rastrear sus posibles pasos en diferentes direcciones, pero doña Ercira no aparecía”.

Misterio sin revolver

En la querella, además, se incluyen varias preguntas en torno a la desaparición. Todas, hasta ahora, sin respuesta. Por ejemplo, una de ellas alude a la caminata que tuvo la mujer por el sector de los estacionamientos del restaurante. Trayecto que fue registrado en video y que da cuenta de un paso directo de la mujer hacia un lugar desconocido.

“¿Alguien la llamaba?, ¿Qué o quién llamó su atención?, ¿Por qué lo hizo, si el día era a esa hora aun más o menos claro y toda su familia estaba en otro lugar?, ¿Qué pudo desorientarla, si a esa hora tampoco había bebido algo de alcohol, puesto que el almuerzo familiar aún no partía?”.

De acuerdo a la acción judicial -a la que tuvo acceso La Tercera-, pese a la revisión de los canales de regadío, de las cámaras de instalaciones de regadío, de las caminatas, de los drones y del secado del canal Waddington, “no ha aparecido ni el más mínimo vestigio de doña Ercira”. “Ni un trozo de prenda de vestir, ni un rastro orgánico; nadie se ha comunicado, no se ha pedido rescate por ella; no se han hallado rastros evidentes de fuerza o de resistencia para sacarla del lugar o subirla a algún vehículo, tampoco se han hallado rastros de caídas o que esté lesionada en medio de los árboles, plantíos o desorientada en los faldeos cercanos”.

Con todo, en la querella se pone el foco en el canal Waddington, que con los últimos sistemas frontales tuvo un alza en su caudal. “Los niveles de los canales, ríos y esteros subieron considerablemente, sus caudales arrastraron millones de litros de agua y toneladas de barro, sedimentos y basuras y en los sitios del suceso con interés criminalístico directo, inmediato y el expandido, aun nada se encuentra, viéndose ya una baja del énfasis en las re búsquedas, por lo presumible que resulta una desgracia y la casi imposibilidad de hallar con vida a una adulta mayor que salió claramente desorientada a una zona mucho más lejana que los baños aledaños”.

Finalmente, el abogado alude a túneles subterráneos que existen en algunas zonas de Limache. “Es sabido que en Limache existen muchos túneles subterráneos, usados desde la Colonia, algunos de los cuales son de interés turístico, como los que salen desde la Casa Eastmann, cerca del Fundo Las Tórtolas. Por ende, es necesario reforzar las labores de búsqueda recurriendo a tecnología de prospección de suelo, a técnicas de hallazgo de restos propias de las causas de DDHH y contar la experiencia de sus Brigadas especializadas, así como con los auxilios y experiencia que los equipos ECOH de la PDI han acumulado en el hallazgo de entierros ilegales de víctimas del Narco y del Crimen Organizado”.

Por último, Manríquez solicita una serie de diligencias a realizar por parte del Ministerio Público, como que el sitio del suceso sea “expertizado y analizado” por la Brigada de Derechos Humanos de la PDI, con sus expertos y equipos de búsqueda de personas y restos humanos; que se involucre a la Brigada Ecoh de la fiscalía nacional en el caso y que se empadrone y se tome declaración a la totalidad de los trabajadores del Fundo Las Tórtolas que estuvieron presentes ese día.

Acceder a la carpeta de la fiscalía

El abogado Juan Carlos Manríquez señala a La Tercera que con la acción judicial, una vez acogida a trámite por el Juzgado de Garantía de Limache, podrán tener acceso a la carpeta investigativa del Ministerio Público.

“Esto es el reinicio de las diligencias más activas que pide la familia y que deben agotarse todas, cumpliendo con obligaciones Internacionales y legales asumidas por Chile en relación con los adultos mayores”, señaló. “Hechos como estos no pueden quedar sin respuestas y las policías y fiscalía deben siempre hacer su mejor y mayor esfuerzo. Es más, hay normas expresas que regulan las condiciones de seguridad que deben existir en lugares que atienden adultos mayores”, agregó.

Por su parte, Carla Henríquez, nieta de la mujer extraviada, criticó la falta de información que están teniendo por parte de la policía y la fiscalía: “La verdad es que no hay información. No hemos recibido nada más, nada nuevo, de parte de la policía de investigaciones tampoco, hasta el momento no hemos recibido nada concreto, entendemos que en realidad no hay nada nuevo que nos puedan informar, y por eso quizás nos han comunicado con nosotros”.

Además, Henríquez apunta a la falta de señaléticas que tienen los alrededores del Fundo Las Tórtolas. “El lugar no cumple con la normativa mínima para atender a gente mayor. No tiene pasamanos, no hay advertencia de lugares que no son seguros. Jamás pensamos que había un canal detrás del restaurante. Le he preguntado a conocidos y amigos que han ido al restaurante y me dicen los mismo que no tenían idea que atrás había un canal y naturaleza peligrosa”.

Asimismo, la nieta de la mujer extraviada critica que al inicio de la investigación no se haya considerado otra hipótesis aparte de un posible accidente. “Lo que yo critico es que esto se haya investigado desde un comienzo solo como un accidente y no como una intervención de terceros, pese a nosotros haber dicho en su momento que era tremendamente difícil que mi abuela subiera ese camino (en un cerro). Entonces, si alguna crítica tengo que hacer, quizás, a la PDI, es que se debió haber cercado el sitio de suceso, haber investigado ambas líneas investigativas desde un comienzo, la intervención de terceros, el accidente”.

“Nos falta mi abuela, mis niños preguntan qué pasó con ella. Ya no sé qué inventar porque me preguntan detalles. Nunca creímos vivir algo así como familia y menos un día de la madre. Es lo único que queremos como familia saber de mi abuela. A ella le gustaba estar abrigadita en su cama tomándose un tecito y viendo tele los días de lluvia. La echamos mucho de menos”, comenta Carla. “Como familia estamos esperanzados de que pase algo con esta querella”, cerró.

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