El Consejo del Banco Central evaluó las opciones de reducir la tasa de interés en 50 puntos base o mantenerla sin cambios en su última reunión de política monetaria del 18 de junio, encuentro en el que finalmente optó por bajarla en 25 puntos dejándola en 5,75%, su menor nivel en dos años.
“En lo más inmediato, el escenario central del Informe de Política Monetaria (Ipom) de junio consideraba que la Tasa de Política Monetaria (TPM) había acumulado durante el primer semestre el grueso de los recortes previstos para este año. Coherente con ello, todos los consejeros evaluaron la opción de reducir la TPM en 25 puntos base”, señalan las minutas de la reunión dadas a conocer este jueves por el instituto emisor.
Agrega que “varios consejeros evaluaron las opciones de reducirla en 50 puntos base o de mantenerla en 6%. Respecto de la decisión de reducir la TPM en 25 puntos base se indicó que era la opción que mayor coherencia mostraba con el escenario central del Ipom”.
Con el recorte de 25 puntos el Banco Central completó una reducción de la TPM de 550 puntos base desde el máximo del ciclo, de 11,25%, en julio de 2023. La decisión no fue unánime, sino que tuvo un voto de disidencia: Stephany Griffith-Jones se inclinó por un recorte de 50 puntos base, mientras que la presidenta del instituto emisor, Rosanna Costa, y los consejeros Luis Felipe Céspedes, Alberto Naudon y Claudio Soto optaron por aplicar una baja de 25 puntos base.
Análisis
De acuerdo a las minutas todos los consejeros coincidieron en que el escenario macroeconómico había evolucionado según lo previsto en marzo. En este contexto, la economía local iba retomando una senda de crecimiento coherente con su tendencia y la inflación seguía disminuyendo, con expectativas de inflación a dos años que se mantenían en 3%.
Las novedades del escenario central de proyección eran el mejor punto de partida de la demanda interna, apoyado por el mayor precio del cobre, y el reajuste de las tarifas eléctricas, que impactaría de forma significativa la inflación, particularmente en 2025.
Hubo acuerdo en que las dos novedades más importantes del escenario de proyección sugerían una trayectoria para la TPM nominal algo por sobre la considerada en marzo, tal como estaba contenido en el Ipom de junio.
El Consejo destacó el efecto que tendría el alza de las tarifas eléctricas en la inflación, pero también hizo presente que, dadas sus características, un shock de oferta transitorio, la política monetaria sería capaz de acomodarlo sin que la TPM nominal tuviera una reacción equivalente al alza de la inflación.
Se recalcó que esto era condicional a que los efectos de segunda vuelta fueran acordes con lo previsto, lo que sería un tema que el Consejo evaluaría cuidadosamente.
Todos los consejeros concordaron en que el nivel actual de la TPM seguía por sobre el rango de valores neutrales que se había estimado a fines de 2023, por lo que la política monetaria aún tenía un carácter contractivo.
Por lo mismo, en la medida que las brechas de actividad se mantuvieran relativamente cerradas, las presiones inflacionarias de mediano plazo fueran acordes con el logro de la meta de inflación y las expectativas permanecieran ancladas a 3%, la TPM debía seguir reduciéndose durante el horizonte de política monetaria.
Opciones
Sobre la opción de reducir la TPM en 25 puntos se mencionó que tenía la ventaja de marcar de forma más clara que, pese a la relevancia del shock sobre la inflación, este era transitorio, y la política monetaria podía acomodarlo con una TPM que seguiría reduciéndose en los próximos trimestres.
Además, era una decisión que, si se materializaba el escenario central, dejaba espacio para una nueva reducción en lo que restaba del año. En cuanto a las opciones de reducir la TPM en 50 puntos o mantenerla, se mencionó que tenían validez en la medida que se ponderaban más los escenarios de sensibilidad incorporados en el corredor de la TPM.
Por un lado, la opción de mantener se condecía con un escenario donde el impacto en la inflación del mayor gasto y el shock de oferta superaran lo previsto, llevando a una política monetaria más contractiva de lo esperado.
Se añadía que, dado que en la primera parte del año se había realizado gran parte de los ajustes de la TPM, permitía ir monitoreando la evolución del escenario. Por su lado, la opción de reducir 50 puntos descansaba en una lectura menos benigna de la evolución reciente del gasto, en una visión más negativa de la debilidad de los datos de crédito comercial en la punta o en que los efectos negativos del alza tarifaria sobre el ingreso disponible serían mayores que los previstos.
En contraposición a la opción de reducir en 50 puntos se planteaba que, de darse el escenario central, adoptar esa decisión podía obligar a una pausa prolongada en el proceso de bajas. Respecto de la opción de mantener se mencionó que podía entregar una señal equívoca acerca de los riesgos que estaba analizando el Consejo.
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