Una dura polémica se generó luego que esta semana la Cámara de Diputados aprobara eliminar la multa de $32 mil a $200 mil para los electores que no voten en los comicios del mes de octubre, única herramienta para resguardar el espíritu de una elección con voto obligatorio.
La idea provino de parlamentarios oficialistas, quienes votaron en bloque para que prosperara. Las críticas no tardaron. De inmediato se acusó a la izquierda de querer volver por secretaría al voto voluntario, escenario que les sería más favorable para ganar elecciones. De hecho, desde el mismo gobierno salieron a criticar la medida impulsada por sus diputados. La ministra del Interior, Carolina Tohá, dijo ayer que el Ejecutivo “es promotor de un voto obligatorio con multa y lo vamos a defender, nos convenga o no”, afirmando que no descartarían utilizar un veto si es que fuese necesario. “Los chilenos no aceptarían la hipocresía de un voto obligatorio sin ningún tipo de sanción, sería contarnos cuentos”, agregó. Como sea, el tema será zanjado por una comisión mixta.
¿Por qué a la izquierda le conviene el voto voluntario?
Consultado por El Líbero, el analista político y académico de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, señala que “con voto obligatorio entraron a votar una gran cantidad de personas que no tienen identidad política; son cambiantes en sus preferencias con bajos niveles de educación y menos progresistas. Me parece que la derrota del plebiscito de 2022 caló profundamente en una parte de la izquierda que parece aferrase a que ha tenido mejores resultados en voto voluntario en los últimos procesos electorales”.
Por su parte, el cientista político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, sostiene que “es muy probable que algunos partidos hayan intentado volver al voto voluntario tomando en cuenta la cantidad de incumbentes que se presentan a la reelección. Esos incumbentes manejan clientelas de votantes, las que son mucho más incidentes en el resultado final cuando vota poca gente. En cambio, si el voto es obligatorio y sufraga cerca del 80%, el efecto de esa movilización clientelar se reduce significativamente”.
Por lo anterior, Morales concluye que “el ‘seguro’ para los incumbentes es el voto voluntario, y como la centroizquierda competirá con un mayor volumen de incumbentes dado su éxito electoral en las municipales de 2021, regresar a ese sistema implicaba asegurar más alcaldías”.
La real amenaza que tiene la izquierda de perder municipios relevantes en la elección con voto obligatorio de octubre, se hace patente al mirar los comicios de los últimos años. El Líbero revisó los resultados en las principales comunas de la Región Metropolitana (RM) y en las capitales regionales en la última elección de alcaldes de 2021, que fueron con voto voluntario. Luego, comparó esas cifras con las del plebiscito de salida de 2022, que fueron con voto obligatorio.
Los datos de las últimas elecciones en la RM con voto voluntario y voto obligatorio
En la RM, 16 de las 20 comunas más grandes están en manos de alcaldes de izquierda. Y salvo Ñuñoa y Maipú, en todas ganó el Rechazo en el plebiscito de salida, que era la opción contraria a la que defendían los ediles.
La situación más compleja para la izquierda en la elección de octubre la tienen en Santiago, Quilicura y Melipilla, donde en 2021 ganaron por estrecho margen a sus competidores.
En Santiago, por ejemplo, Irací Hassler (PC) ganó con un 38,6%, mientras que su competidor, Felipe Alessandri (RN), obtuvo un 35,2%. El porcentaje de participación en dicha ocasión fue de un 34,4%. Para el plebiscito de 2022, en tanto, participó un mayor porcentaje del padrón (67%) y el Rechazo se impuso con un 53,7%.
Algo similar ocurrió en Quilicura, en donde Paulina Bobadilla, independiente pero cercana al FA, sacó un 21,6% con lo que venció al independiente Oscar Saldaña, que obtuvo un 21,3%. El nivel de participación en aquella votación fue de un 46,2%. Por otro lado, para el plebiscito la opción Rechazo venció con un 52,04%, y votó un 90,5% del total de inscritos.
Otro ejemplo es el de Recoleta. Si bien el alcalde Daniel Jadue (PC) –que hoy se encuentra en prisión preventiva en el marco del caso “Farmacias Populares»– ganó con holgura a su competidor Mauricio Smok, en esa elección sólo participó el 38,5% del padrón. Para el plebiscito de 2022, en tanto, participó el 83% del padrón y ganó la opción Rechazo con un 51,9%.
Capitales regionales: mayoría de alcaldes de izquierda, pero triunfo total del Rechazo con voto obligatorio
De las 16 capitales regionales, en 14 ganaron candidatos de izquierda, solo en Talca y Punta Arenas venció alguien de la derecha. Sin embargo, en todas esas comunas el Rechazo se impuso en el plebiscito de 2022. Algunos ejemplos:
Un caso a destacar sería el de Valparaíso, en donde el ex FA Jorge Sharp -que no va a la reelección en esta pasada- venció con un 56,4% al candidato de la UDI Carlos Bannen, que logró un 22,1%. Para aquella elección sólo participaron un 39,6% de los votantes. En tanto para el plebiscito de 2022 el Rechazo se impuso con 50,34% y la participación aumentó a un 79% del padrón.
En Rancagua el actual alcalde Juan Ramón Godoy (PS) venció con un 27,3% al independiente Raimundo Agliati, que obtuvo un 22,5%. El porcentaje de participación fue del 38,7%. Para el plebiscito, en tanto, la participación subió al 90% y el rechazo al texto de la convención venció con un 60,63%.
Un caso emblemático fue el de la capital regional de La Araucanía, Temuco, en donde Roberto Neira, del PPD, venció con un 36,2% al independiente pro-Chile Vamos Daniel Schmidt, que obtuvo un 31,7%. En esos comicios participaron un 35,3% del padrón. En tanto para el plebiscito de 2022 el Rechazo se impuso con un 69,47%, y con una participación del 84,24%.
Por último, está el caso de Puerto Montt. En donde en una reñida contienda el socialista Gervory Paredes, con un 52,3%, venció al RN Rodrigo Wainraihgt que logró un 47,8%. En esas elecciones votaron un 37,6%. Mientras, para el plebiscito el Rechazo venció por un amplio 68,49%, con un nivel de participación del 86,75%.
Encuestas de Panel Ciudadano-UDD: “Votante obligado” se ha inclinado por las opciones de derecha
Otros datos relevantes para verificar el impacto que tiene el voto obligatorio para las pretensiones de la izquierda, son los que aportan las encuestas de Panel Ciudadano-UDD.
Según estos sondeos, el llamado “votante obligado” que no suele participar en las elecciones, se ha inclinado por las opciones de derecha en los últimos tres comicios con voto obligatorio.
Por ejemplo, en el plebiscito de salida del proceso constitucional de 2022, que terminó con un triunfo del Rechazo con un 62%, de los votantes obligados un 78% prefirió esa opción y sólo un 22% el Apruebo. Según sus datos, si en esa elección hubiesen participado sólo los votantes habituales, el Apruebo se habría impuesto con el 51%.
Para la elección de consejeros constitucionales de 2023 pasó algo similar. Considerando sólo a los votantes habituales, el pacto Unidad para Chile, que componía el Frente Amplio, el PC, el PS, el PL y otro puñado de partidos de izquierda, se habría impuesto con el 34%. Pero al incorporar a los votantes obligados, esa lista sacó sólo el 29%. El Partido Republicano, en tanto, se vio favorecido por el ingreso de votos de personas que no suelen participar en elecciones. Según el sondeo, un 43% de esos nuevos votantes se inclinó por candidatos de la tienda liderada por José Antonio Kast. Con ese impulso, pasaron de tener una votación estimada de un 27% -considerando sólo al votante habitual- a un 35%.
La tercera elección con voto obligatorio fue el plebiscito de salida del segundo proceso constitucional, donde el ‘En contra’ obtuvo un 56% y el ‘A favor’ un 44%. La diferencia entre ambas opciones habría sido mucho mayor si sólo hubiesen participado votantes habituales. Según el sondeo, el ‘En contra’ habría tenido 62% de las preferencias frente a un 38% del ‘A favor’.
Original de El Líbero
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