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Cabe recordar que en el partido de ida igualaron 1-1, por lo que de registrarse un empate todo se define por lanzamientos penales.

Instancia a la que le gustaría mucho llegar a los visitantes, no así a Colo Colo.

Por lo mismo, Jorge Almirón no solo puso a todos los titulares de los que dispone (de los seleccionados reapareció Cortés en el arco), sino que además planteó el partido con una formación absolutamente ofensiva.

Para defender, tan solo tres hombres: Pavez, como último; Saldivia por derecha y Falcón por izquierda. Auxiliados en cierta forma por Vicente Pizarro, que se repliega cuando el rival tiene la pelota. Castellani en posición intermedia

Y para atacar, por derecha Oroz y por izquierda Wiemberg; Vidal y Palacios en la organización de juego y el paraguayo Paiva en punta.

Ahora bien, una cosa es como el entrenador para el equipo en la cancha y otra la actutd de los jugadores.

Porque tal como ocurrió en el partido de ida en Curicó, los albos han mostrado una actitud tal vez displicente, como convencidos que el gol tiene que llegar por inercia. Sin atosigar al rival, sin buscar la llegada profunda por ambos extremos.

Tal es así que hasta la media hora, si bien la poseción de la pelota le pertenecia casi en exclusividad a Colo Colo, el arquero Gonzalo Flores apenas tuvo que exigirse ante un remate de Arturo Vidal desde fuera del área.

Razón más que obvia para que las diez mil personas que llegaron hasta el estadio Monumental comenzaran a impacientarse ya antes de que terminara el primer tiempo.

En el segundo tiempo, en un intento por cambiar la pálida presentación de Colo Colo, el entrenador recurrió a uno de los seleccionados, Cristián Zavala, en reemplazo de un intradscendente Alexander Oroz.

Sin embargo, Colo Colo, pese a mostrar alguna motivación mayor, no es mucho lo que mejora.

Y a los 10 minutos del segundo tiempo, el chascarro pudo transformarse en tragedia para los albos, porque Braian Cortés evitó la ocasión más cara de gol de todo el partido, al salvar con los pies un remate desde corta distancia de Pinto.

Fue la campanada de alerta. Porque casi de inmediato, tras un córder de Vidal, un cabezazo de Pizarro en el poste y el rebote bien aprovechado por Palacios para abrir la cuenta.

Con el 1-0, el primero que entendió que este partido al menos había que ganarlo para no pasar un bochorno mayor fue Jorge Almirón.

Por lo mismo, de inmediato ordeno el ingreso de Gutiérrez para defender ahora si con línea de cuatro y evitar cualquier intento de empate que pudiera surgir de parte de Santa Cruz.

En realidad no fue necesario, porque el cuadro ascensorista ya había dado todo lo que podía y no tenía fuerzas para ir por el empate.

Por lo mismo, en un remate de Vidal, un cabezazo de Paiva y una mala definición de Cepeda estuvo más cerca de aumentar la cuenta el equipo popular.

Se llegó así al silbato final de Felipe González, tibios aplausos desde la tribuna del Monumental, los 11 jugadopres que estaban en cancha levantaron los brazos y se sfueron tempranamente a los vestuarios.

Terminaba así una jornada que pasara en tiempo si ndejar la mínima huella. Salvo para los jugadores de Santa Cruz que tuvieron la oportunidad de jugar por primera y seguramente única vez en ese recinto deportivo donde en una oportunidad un equipo chileno se consagró Campeón de la Copa Libertadores.

Para Colo Colo, en cambio, una noche que se va sin pena ni gloria. Se cumplió con la obligación mímina de clasificar y pasar esta ronda de la Copa Chile, esperando encontrarse en un futuro próximo con Magallanes.

En cuanto al fútbol, la emoción y el espectáculobrillaron por su ausenciaImagen

/José Pablo Verdugo. Fotos: twitter Colo Colo y Santa Cruz. Video:  TNT Sports