El discurso de Nicolás Maduro que inició con promesas de cambio y transformación tras 25 años de revolución, derivó en amenazas directas a la estabilidad del país en caso de su derrota.

“Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito y la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo”, dijo el presidente venezolano el pasado 17 de julio, durante un mitin en la Vega, una zona popular del oeste de la Capital.

Según la ONG Foro Penal Venezolano, en lo que va de año se han registrado 124 detenciones arbitrarias, de las cuales 102 están vinculadas al comando de campaña de la oposición. 77 de ellas han sido detenidas desde el inicio formal de la campaña el pasado 4 de julio.

Seis de los colaboradores más cercanos a Machado, incluyendo a su mano derecha y jefe de campaña Magalli Meda, permanecen refugiados en la embajada de Argentina tras denunciar persecución. Aunque, de los 124 arrestos, 69 han sido liberados, la ONG teme que la cifra siga en aumento.

La más reciente, un supuesto plan de sabotaje al sistema eléctrico, por el cual fue detenido el empresario Ricardo Albacete de 72 años de edad, quien una semana antes de su detención alojó en su residencia a María Corina Machado durante su visita al estado Táchira. Estas acusaciones han sido desestimadas por su abogado, a quien, denuncian, no se le ha permitido comunicación con su defendido.

A juicio del politólogo y doctor en ciencias políticas Luis Salamanca, lo que hace de esta elección imprevisible es que por primera vez está en riesgo real la permanencia del chavismo en el poder.

“Es la primera vez que eso ocurre en estos 25 años. Han perdido en algunas elecciones (referendo revocatorio, parlamentarias de 2015) pero no estaba en juego la Presidencia de la República. Hoy está en juego y si la pierden, pierden el eje del poder. Eso es inédito en ese sentido y hace imprevisible el comportamiento de los actores involucrados y lo que podría pasar en Venezuela”, dijo Salamanca a France 24.

A menos de 10 días de la elección hay más incertidumbre que certezas. A la medianoche del 18 de julio venció el plazo de sustitución de candidatos en el tarjetón electoral y aún hay preocupación en la oposición en torno a la posible inhabilitación de la tarjeta de la MUD, (la coalición de partidos que respalda a Edmundo González) antes de la elección.

El presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, manifiesta que en Venezuela nunca se había llegado tan cerca a una elección con tantos escenarios abiertos: “Ha sido una campaña atípica. La campaña no la maneja el candidato de la oposición sino una líder que ha sido inhabilitada y que tiene altísimo nivel de respaldo popular, endosa su fuerza pero es quien controla el mensaje (…) tenemos a unos líderes del chavismo tratando de neutralizar el movimiento de la líder que no es la candidata”.

Encuestadoras como Datanálisis, Delphos, Consultores 21 y ORC Consultores coinciden en que la intención de voto la lidera el candidato Edmundo González Urrutia con una brecha que supera el 20% (siendo la cifra más conservadora) sobre el presidente Nicolás Maduro. El oficialismo maneja sus propias encuestas como Hinterlaces, que da ganador a Maduro con un 54,2%.

La guerra de encuestas: un reflejo de la tensión

Félix Seijas, director de la firma Delphos fundada en 2005, presentó su último sondeo el pasado 17 de julio durante un foro del Centro de Estudios Políticos de la UCAB. Según el estudio, en cualquiera de los escenarios de participación existe una diferencia de entre 20% y 34% a favor del candidato Edmundo González, quien hasta hace tres meses era totalmente desconocido por la población.

El abanderado de la unidad cuenta con una intención de voto del 59,1%, mientras que el presidente Nicolás Maduro alcanza un 24,6%, según el sondeo.

Para Saul Cabrera, presidente de Consultores 21, empresa enfocada en áreas de investigación de mercado y opinión pública desde hace 39 años, desde el punto de vista electoral el escenario favorece a la oposición.

“Si las condiciones se mantienen como están y no hay un cambio en el Tribunal Supremo que saque la tarjeta de la MUD o suspenda la candidatura de Edmundo González, no hay ninguna posibilidad de que pierda la elección. La diferencia está entre 25 y 30%”, sostiene Cabrera.

El presidente de Consultores 21 insistió a France 24 que «el sondeo arroja que González tiene una intención de voto entre el 55% y el 60% y Maduro entre el 25% y el 28%», pero advirtió que «aunque la brecha es tan amplia que no pareciera tener la capacidad de acortar tal diferencia, el gobierno tiene formas de control social para ir rebanando poco a poco algunos puntos de diferencia”.

La encuestadora Hinterlaces, creada a finales de los años 90, en cambio da el triunfo a Maduro con una amplia ventaja. En el sondeo publicado el pasado 4 de julio la percepción de votos al oficialismo alcanza el 56,7%, frente a un 23,2% de la oposición.

Según este estudio, con fecha del 30 de junio, al medir la intención de votos por candidato, Maduro alcanza el 54,2% contra el 24,1% de Edmundo González. Sin embargo, mientras que el oficialismo defiende la credibilidad de estas encuestas, la oposición señala al director de la firma, Óscar Schemel, de “favorecer” al chavismo a través de sus estimaciones desde el año 2012.

Una de ellas, Data Viva, cuya página de Facebook fue creada hace un año y su encuesta más antigua se registra en 2023, publicó un reciente sondeo “Monitor Político julio 2024” en el que la preferencia del presidente Nicolás Maduro alcanza el 55,2% frente a Edmundo González Urrutia con el 20,9%.

En el tarjetón electoral aparecerán otros ocho candidatos, cuya postulación fue cuestionada por la Plataforma Unitaria por hacerle, supuestamente, el juego al gobierno e intentar restar votos a la oposición. Según Consultores 21, la suma de esos candidatos no llegaría al 5% de los votos.

La participación estimada: otro dato clave

La mayoría de las encuestadoras estiman un porcentaje de participación entre un 65% y 75%. Para el director de Delphos, Félix Seijas, esta elección inició con un 20% de abstención correspondiente a más de cuatro millones de ciudadanos inscritos en el Registro Electoral, pero que tras emigrar no pudieron actualizar su lugar de votación.

Esto debido a las trabas impuestas por el CNE en el extranjero, como la demora en la apertura de los consulados, falta de información institucional y la exigencia de requisitos «inexistentes» en la legislación venezolana.

El padrón electoral en Venezuela es de algo más de 21,6 millones de ciudadanos inscritos. Tras la diáspora de los últimos años, se estima que el número se reduzca a cerca de 17 millones. Con una participación estimada del 77%, eso equivaldría a unos 13 millones de votantes. En un escenario de baja participación, se estiman al menos 9 millones de votantes.

Los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela tendrán un impacto directo en la región en materia migratoria. Según el director de ORC Consultores Oswaldo Ramírez, cerca del 18% del país manifestó en su última encuesta de fecha a 28 de junio que se iría de Venezuela si no gana el candidato de su preferencia.

El presidente, Nicolás Maduro, que desde el inicio de campaña se da por ganador, denunció un supuesto plan de la oposición para desconocer los resultados del próximo 28 de julio. Su jefe de campaña, Jorge Rodríguez, involucró directamente a los medios de comunicación internacionales en la estrategia. Rodríguez advirtió, además, que defenderán los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral hasta con su «propia vida».

Aunque hay mucha incertidumbre en torno a la elección, analistas coinciden en que independientemente de los resultados, es predecible que entre el 29 de julio y el 10 de enero, fecha en que asume el nuevo gobierno, se abra un espacio de negociación que permita la gobernabilidad en el país.

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