Mirar la compleja situación por la que atraviesa Venezuela debiera invitarnos a reflexionar lo difícil que es zafarse del cepo de la izquierda radical. Por años, los venezolanos han vivido atrapados en un totalitarismo del cual no les será fácil liberarse; cruel e injusto castigo para una nación que, en algún momento, fue seducida por un caudillismo cuya única ambición era hacerse y quedarse con el poder.

Mucho se ha especulado sobre lo que está viviendo esa bella “Tierra de Gracia”, como la llamara Colón cuando la descubrió en 1498. ¡Hoy “de gracias” … nada! Enfrenta un proceso electoral que “generosamente” podría definirse como fraudulento. Sólo un par de datos: se ha impugnado descaradamente a líderes de oposición (Corina Machado); inescrupulosamente, en el voto aparece 13 veces el candidato oficialista (Maduro) y sólo 3 su oponente (González)… Eso, de serio, ¡nada!

Así las cosas, todo hace suponer que, en los próximos días, nada auspicioso puede suceder en ese otrora rico país petrolero, hoy en manos de un gobierno corrupto y dictatorial sostenido por el respaldo del “Cartel de los Soles”; esta organización criminal, encabezada por miembros de las Fuerzas Armadas y del Gobierno, está dedicada al tráfico de drogas, al contrabando de combustible, al​ control de la minería, y que participa en el tráfico de oro, coltán y otras piedras preciosas.

Son muchos los intereses -más bien es muy grande el botín que está en juego-, para que el oficialismo pueda aceptar un resultado adverso en las urnas.

Alguno de mis ingenuos contertulios estará pensando que, vistos los resultados de algunas encuestas que dan por ganadora a la oposición… todo irá “miel sobre hojuelas”. Se equivocan, se les olvida que del cepo marxista no es fácil zafarse, y menos si quienes están en el gobierno tienen cooptadas e ideologizadas a las principales instituciones de una democracia, y al pueblo lo tienen “comprado” a través de dádivas discrecionales.

Dado lo dicho, es imposible que esta pluma no recuerde a sus leales lectores el aciago periodo que vivió nuestro país en la década de los 70, donde estuvimos por mil días atados al yugo marxista, a punto de sucumbir a la dictadura del proletariado, y que fue sólo por la reacción decidida del pueblo, los gremios, las universidades, y fundamentalmente de las Fuerzas Armadas, que logramos liberarnos de las garras de la izquierda internacional.

Es necesario recordarles a los jóvenes, y de paso a algunos olvidadizos, que nuestras Fuerzas Armadas, fieles a su juramento, asumieron el control del país, se fijaron un objetivo de libertad democrática y republicana, y definieron un itinerario que cumplieron a cabalidad. Fue “un compromiso de honor” que sirvieron al entregar -en forma ejemplar- el país a las autoridades democráticamente elegidas.

Una reflexión final… ¿Cómo hacerles ver a nuestros incautos compatriotas que se dejan seducir por una izquierda radical y fundamentalista, que sólo se puede vivir en libertad cuando se cree y se apoyan los valores de una Sociedad Libre?

Por Cristián Labbé Galilea

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