En el gobierno la cosa está que arde. Si el ambiente ya venía enrarecido por las trifulcas generadas por designaciones, cargos y candidaturas, la situación venezolana se transformó en “la guinda de la discordia” que vino a coronar la torta de las discrepancias: con los cruces de declaraciones entre los ministros Jara PC y Montes PS; con el silencio de Cataldo PC; con los regaños de la ministra Orellana FA, y con el respaldo del Partido Comunista a Maduro… ¿Todos para uno…? Ni en sueños… ¡Cada mosquetero por su lado!

Pero no hay caso… el diablo termina juntándolos. La satánica avidez por el poder les hace dejar de lado sus diferencias para unir sus fuerzas en búsqueda del objetivo estratégico principal, mantenerse en el gobierno.

Siguiendo “las partituras” del Partido Comunista, el Presidente se ha mantenido, como dicen en el campo, “entre Pelequén y las Cabras”; no ha condenado a Maduro, pero tampoco lo ha apoyado. Ni el Presidente Lula da Silva fue capaz de sacarle “ninguna nota, sonante o disonante”, en circunstancias que habían acordado emitir una declaración conjunta.

Lo que el Presidente no ha considerado en sus silencios, no sólo con respecto a lo que está ocurriendo en Venezuela sino también en situaciones nacionales, es lo que advertía Miguel de Unamuno: “Muchas veces el silencio… es la peor de las mentiras”.

La verdad es así; en nuestra realidad hay silencios culposos, por un lado, y perversos por el otro. Son culposos los silencios de políticos de oposición, que callan frente a un PC que se ha enquistado en los sectores más importantes del gobierno: Educación, Trabajo, Defensa, Salud, Interior, y en cuanto lugar uno hurguetee encontrará un comunista haciéndose “el de las chacras”.

Advirtiendo lo anterior, esta pluma no puede quedar indiferente ante el silencio perverso que la izquierda ha mantenido en cuanto a su estrategia para las elecciones de Octubre, donde se elegirán gobernadores, consejeros regionales, alcaldes y concejales. Son muchas las batallas que se darán, muchos los cargos que se elegirán, y muchas las cuentas alegres que se sacaran por uno y otro lado, pero el gobierno y el Partido Comunista han definido y están convencidos que “la Madre de Todas las Batallas” será Santiago.

La amenaza de una cárcel, los operativos de seguridad, las acciones contra el comercio ambulante, la entrevista de la alcaldesa con Lula da Silva, y los ardides para que no voten los miles de venezolanos que viven en la Capital, son algunas de las maniobras que el gobierno está realizando para fortalecer a una alcaldesa cuya gestión ha sido desastrosa, y así ganar la Madre de todas las Batallas. Ganado Santiago… lo demás será interpretable.

Por lo dicho, esta osada pluma se permite advertir e insinuar a los sectores de la oposición que: “si bien es preocupante la unidad y perversidad de la izquierda, más se deben preocupar por la división y la indiferencia de los partidarios de la Sociedad de la Libertad”.

Por Cristián Labbé Galilea

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