La Comisión Para América Latina y el Caribe (Cepal) subió su proyección para el crecimiento de la economía chilena este año a 2,6% desde el 2,3% previsto en mayo.

“En el primer trimestre de 2024 se han observado aumentos en la variación interanual del consumo de los hogares y en la formación bruta de capital, lo que se cree será la tendencia para el resto del año. Además, se registra un impulso por parte del sector externo debido a mejores perspectivas de crecimiento de los socios comerciales y al alza del precio del cobre”, dijo la Cepal en su informe de actualización de perspectivas económicas para América Latina.

Agrega que si bien se espera que en la segunda mitad del año se reduzca la velocidad y magnitud de la baja de la Tasa de Política Monetaria (TPM) debido a la persistencia de la inflación, la demanda interna tendría un mayor crecimiento por el lado del consumo, dado el mejor desempeño que ha venido mostrando el comercio y el sector de servicios.

“La contracción de la inversión sería menor que la estimada, producto de una mayor inversión pública y el impulso que sigue teniendo la inversión en energías y minería, estimulado por un mayor precio del cobre. Un precio del cobre superior al esperado a principios de año y mejores perspectivas de actividad de los socios comerciales se reflejarían en mayores exportaciones”, indica el informe.

De este modo el organismo internacional está en línea con las estimaciones del Banco Central que en su último Informe de Política Monetaria (Ipom) de junio ajustó su estimación para la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) este año a un rango de entre 2,25% y 3%, desde el 2%-3%, anterior, y el Ministerio de Hacienda que prevé un aumento de 2,6%.

Así de acuerdo a las estimaciones de la Cepal, Chile se ubicaría en el cuarto lugar dentro de los países con mejor desempeño en Sudamérica después de Venezuela (5%), Paraguay (3,8%) y Uruguay (3,6%). En el caso de Venezuela, cuya estimación se elevó desde el 4% pronosticado en mayo, la Cepal aclaró que el alza se debió al aumento en el precio del petróleo y fue previa a conocerse el resultado de las elecciones presidenciales.

Asimismo el organismo aclaró que aún es prematuro para prever cuál podría ser el resultado de dichas elecciones en las economías del resto de la región.

Para el próximo año la Cepal pronostica una desaceleración en la expansión de la economía chilena con un aumento de 2,3% en el PIB.

Perspectivas para la región

En su informe anual Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2024: Trampa de bajo crecimiento, cambio climático y dinámica del empleo, el organismo recalcó que la región se mantiene estancada en una trampa de bajo crecimiento acompañada de un mal desempeño de la inversión y una baja productividad laboral, a lo que se suma el poco espacio interno para implementar políticas macroeconómicas de reactivación y la incertidumbre global.

Según el reporte, en el transcurso de la última década, los países de América Latina han exhibido un bajo crecimiento económico, con una tasa promedio del 0,9% en el período 2015-2024. Por ello, el reporte señala que dinamizar el crecimiento constituye una tarea primordial para que la región pueda responder a los desafíos ambientales, sociales y laborales a los que se enfrenta en la actualidad.

“Enfrentar la trampa de crecimiento, aumentar el empleo y crear empleos de mayor productividad requiere el fortalecimiento de las políticas de desarrollo productivo que sean complementadas con políticas macroeconómicas, laborales, y de adaptación y mitigación al cambio climático”, dijo el secretario ejecutivo de la (Cepal), José Manuel Salazar-Xirinachs al presentar el informe.

El Estudio Económico 2024 de la Cepal proyecta que América Latina y el Caribe se mantendrá con una trayectoria de bajo crecimiento este año, a una tasa promedio del 1,8% cifra menor al 2,1% previsto en mayo.

Este lento crecimiento se observaría en todas las subregiones, puesto que América del Sur crecería un 1,5%; Centroamérica y México un 2,2%; y el Caribe (sin incluir Guyana) un 2,6%.

Para 2025 se espera un crecimiento de 2,3% en toda la región, repunte que se explicaría, en particular, por el desempeño de América del Sur (que llegará al 2,4%).

El informe agrega que los indicadores de actividad económica mensual muestran que la desaceleración registrada en el primer trimestre de 2024 ha sido homogénea entre las economías de la región. Así, mientras que para el promedio de América Latina la tasa de crecimiento se redujo 1,7 puntos porcentuales entre el primer trimestre de 2023 e igual trimestre de 2024, en las economías de América del Sur, México y Centroamérica, la desaceleración significó reducciones de 1,8 y 1,5 puntos porcentuales, respectivamente.

De los 16 países analizados, solo 4 muestran una aceleración del ritmo de la actividad económica. En la República Dominicana, el dinamismo observado en el turismo ha contribuido a la aceleración del crecimiento en el primer trimestre de 2024, mientras que, en el caso de Chile, lo que más contribuyó a dicha aceleración fue la mejora en el sector minero. En Perú, el mayor crecimiento se atribuye a la recuperación de la actividad pesquera, mientras que, en Honduras, el mejor desempeño del sector de la construcción y de las actividades vinculadas a los servicios impulsó el mayor dinamismo de la economía, indica el reporte.

Empleo

En su segunda parte, el informe analiza el impacto de la trampa de bajo crecimiento y el cambio climático en la dinámica del empleo en América Latina.

Los principales resultados indican que existe una estrecha relación entre el crecimiento y la creación de empleo a nivel agregado y sectorial, por lo que la desaceleración observada en la tasa de crecimiento de la economía se tradujo en una caída de la tasa de crecimiento del número de ocupados en la última década. Entre 2014 y 2023, el crecimiento promedio del número de ocupados de la región fue del 1,3%, un tercio del registrado en la década de 1970 (3,9%).

Asimismo, se verificó una caída de la productividad laboral, que en 2024 se estima será inferior a la registrada en 1980.

Por otro lado, el crecimiento de la ocupación se explica principalmente por el aumento del empleo informal, en particular de las mujeres. Al igual que la dinámica del empleo total, la informalidad se concentra en los sectores de menor productividad, especialmente construcción, comercio, transporte/turismo y servicios (que en conjunto abarcan el 74,4% de los ocupados informales).

Con respecto al impacto del cambio climático sobre el empleo, el informe de la Cepal muestra un escenario en el que, en la medida que no se realicen las inversiones en adaptación y mitigación, la intensificación de los choques asociados al cambio climático podría provocar una pérdida cercana a 43 millones de puestos de trabajo (es decir, 10% de la fuerza laboral) de aquí a 2050, de los cuales unos 15 millones se perderían entre los sectores agrícola y turismo.

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