El papa Francisco lamentó este jueves “la existencia de dramáticas crisis y guerras” que “amenazan el futuro de la humanidad” y que en ocasiones son “alimentadas por instrumentalizaciones religiosas”. Estas declaraciones se realizaron durante su discurso en un encuentro interreligioso en la mezquita Istiqlal de Yakarta, en su último día de visita a Indonesia.

En su intervención, el papa hizo un llamado a los representantes de las diversas religiones presentes en el país, incluyendo el islam, el protestantismo, el catolicismo, el hinduismo, el budismo y el confucianismo, para “promover la armonía religiosa para el bien de la humanidad”. Subrayó la importancia de asumir la responsabilidad ante “las grandes, y algunas veces, dramáticas crisis que amenazan el futuro de la humanidad, particularmente las guerras y conflictos, y por desgracia alimentados también por las instrumentalizaciones religiosas”.

Francisco también se refirió a la crisis medioambiental, señalando que se ha convertido en un obstáculo para el crecimiento y la convivencia de los pueblos. Frente a este panorama, enfatizó la necesidad de que los valores comunes a todas las tradiciones religiosas se promuevan y refuercen, contribuyendo a erradicar la cultura de la violencia y la indiferencia, y a fomentar la reconciliación y la paz.

El papa exhortó a los líderes religiosos a “contribuir a construir sociedades abiertas, cimentadas en el respeto recíproco y en el amor mutuo, capaces de aislar las rigideces, los fundamentalismos y los extremismos, que son siempre peligrosos y nunca justificables”. Asimismo, reflexionó sobre la importancia de los ritos y prácticas religiosas como un “patrimonio tradicional que hay que proteger y respetar”, pero recordó que, al mirar más profundamente, todos somos hermanos, peregrinos en camino hacia Dios, más allá de las diferencias.

En este sentido, Francisco invitó a “trabajar juntos, caminar unidos en la consecución de algún objetivo, en la defensa de la dignidad del hombre, en la lucha contra la pobreza, en la promoción de la paz”. Concluyó su discurso pidiendo que “las diferencias no sean motivo de conflicto, sino que se encuentren armónicamente en la concordia y el respeto recíproco”, y urgió a rechazar el atractivo del integrismo y la violencia, para, en cambio, ser “fascinados con el sueño de una sociedad y una humanidad libre, fraterna y pacífica”.

El papa Francisco expresó su satisfacción por estar “en la mezquita más grande de Asia”, calificándola como “una gran casa para la humanidad”. Aunque toda la ceremonia se celebró en el exterior, Francisco, el gran imán Nasaruddin Umar y otros líderes religiosos firmaron una declaración en la que instan a los representantes de las religiones a ayudar a resolver los conflictos y ocuparse de la destrucción ambiental.

Antes de concluir su visita a Indonesia, el papa Francisco visitó junto a Nasaruddin Umar el ‘túnel de la Amistad’, un pasadizo que conecta la mezquita Istiqlal con la catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Este túnel, que se inaugurará el próximo otoño, fue descrito por el papa como “un lugar de diálogo y de encuentro”, destacando su relevancia como símbolo de la convivencia interreligiosa en Indonesia.

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