El ex ministro de Hacienda, Ignacio Briones, reaccionó al anuncio del proyecto de ley que proponer condonar en parte la deuda, reorganizar lo restante eliminar el Crédito con Aval del Estado, a través de un nuevo sistema de financiamiento para la educación superior, denominado FES.
Al respecto, el ex jefe de la billetera fiscal aseveró en su cuenta de X que «aunque falta ver detalles, anuncio sugiere creación de un impuesto a graduados, una vieja pésima idea del FA», considerando que se propone que, quienes estén adcridos al FES, un año después de ingresar al mundo laboral deberán hacer retribución para financiar los estudios de otros permitirá a otros estudiar. Este monto no deberá superar el 8% de sus ingresos y se extenderá por un periodo proporcional al tiempo de estudio.
Asimismo, Briones sostuvo que «desincentiva la formación avanzada, es injusta y menos solidaria que un buen crédito contingente».
Junto con eso, Briones compartió dos columnas de su autoría. Una de 2015 y otra de 2018. En la primera, escrita para el diario La Tercera, explica: «Se ha dicho que con Impuesto a Graduados (IG) hay plena gratuidad. Pero esto no se sostiene. Recibo algo gratis cuando no debo pagar por ello. Pero en el IG siempre se paga al menos algo por la educación recibida: en un caso más de lo que costó y en otro menos».
«La discusión debiera estar zanjada, además, apelando a la propia conclusión (correcta) de los partidarios del IG de que no hay gratuidad en un crédito contingente al ingreso (CCI). Bastaría con notar: i) que para el graduado de bajo ingreso no hay diferencia en el flujo que paga con CCI o con IG y ii) que para el de alto ingreso la diferencia radica en que con CCI sólo paga lo recibido mientras que con IG hay, además, un impuesto o pago extra. Como por definición este pago extra no importa gratuidad, es lógicamente inconsistente señalar que el CCI no es gratis pero que el IG sí», sostuvo también.
El ex ministro precisó, así, «precisamente porque en el IG y en el CCI los estudiantes contribuyen al costo de su educación, es que son alternativas menos regresivas que la gratuidad universal. Pero optar por una u otra no es neutral para la formación de capital humano». Con eso en cuenta, añadió: «Tanto en el IG como en el CCI los egresados de menores ingresos generan un déficit a financiar. Con IG éste es cubierto exclusivamente con el impuesto a los egresados de altos ingresos, derivando en una carga que puede ser en extremo gravosa. Como este impuesto (específico) sólo grava sus rentas pero no las de otras personas de altos ingresos, atenta contra la equidad tributaria horizontal (ese graduado termina pagando más que un no graduado de similar ingreso) y desincentiva la formación de capital humano».
«Esta distorsión no se produce con CCI, ya que todos los individuos de altos ingresos, graduados o no, contribuyen a financiar», añadió.
Por último. aseveró: «Esto último debiera servir, además, para cuestionar el curioso argumento de que bajo un IG ‘ya no hay precios’. Lo que hace el IG es alterar los precios relativos encareciendo el costo de la formación de capital humano avanzado. Y ese es precisamente el problema».
En su columna de 2018, también en La Tercera, Briones aseguró que «el IG plantea que no se pague mientras se estudia, sino que una vez egresado, enterando una fracción del sueldo durante un plazo fijo de X años (por supuesto, esto implica que no hay gratuidad en el sentido relevante del término). Bajo el CCI también se paga una fracción del sueldo, pero durante un plazo máximo de X años. ¿Mortalmente parecidos? Hay similitudes, pero también sutiles e importantes diferencias».
Briones explicó, así, que entre las similitudes se encuentra el hecho de que «en ambos esquemas, un graduado con bajos ingresos futuros pagará durante X años, pero completará solo una fracción de lo que su educación costó. En este caso el IG y el CCI tienen una componente idéntica de gratuidad (parcial) equivalente al costo no cubierto».
«Las diferencias -argumentó, en todo caso- aparecen en el caso del egresado de altos ingresos futuros. Bajo el CCI este no sigue pagando si es que extingue su deuda antes del plazo de X años. Bajo el IG, sigue pagando hasta completar X años, por lo que aporta más de lo que su educación costó. Así, bajo el CCI no hay gratuidad para ese egresado y, bajo el IG, hay, por así decirlo, una gratuidad negativa que corresponde a un impuesto específico equivalente al exceso de pago por sobre el costo de su educación».
«Como el componente de gratuidad bajo IG es negativo e inferior al del CCI, en el caso de un egresado de altos ingresos futuros, pero idéntico en el caso de un egresado de bajos ingresos, se sigue que el CCI es un esquema más gratuito que el IG», agregó.
«Respecto a la solidaridad -sostuvo-, se ha dicho que el IG operaría como un seguro solidario. Ello en el entendido que el exceso de pago del egresado de altos ingresos futuros (que no es lo mismo a que provenga de una familia de altos ingresos) financia solidariamente al de bajos ingresos futuros. ¿Es esta realmente la fórmula más solidaria de financiamiento?».
Agrergó, así, que «en el IG todo el costo recae en el egresado de altos ingresos futuros, pudiendo significarle pagar varias veces lo que su educación costó (de paso, desincentivando la formación de capital humano avanzado y atentando contra la equidad tributaria horizontal). En el CCI ese costo es asumido por la sociedad toda a través de impuestos generales. ¿No es acaso eso más solidario que cargarle gravosamente la mano a un solo grupo, incluyendo a egresados provenientes de familias de bajos ingresos?».
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