Esta semana el Ministerio de Hacienda comunicó que el Gobierno realizó un retiro por US$1.000 millones desde el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES). Se trata del tercer giro que el Ejecutivo lleva cabo de la caja «anticrisis» durante este año. El primero fue en enero, por US$800 millones, mientras el segundo en junio, por US$607 millones.
La evolución del FEES es preocupante, dicen los expertos. Lo anterior, debido a que tras el retiro de Hacienda -para financiar el erario estatal en lo que resta del año, como se aprobó en durante la discusión de la ley de Presupuesto 2024- quedaron solo US$3.700 millones. Esto equivale a un 51% menos de lo que había en diciembre de 2022, cuando el fondo alcanzaba los US$7.514,18.
El nivel actual, así, es el más bajo desde fines de 2021, tras enormes retiros durante la crisis de la pandemia. Luego de ese año, en todo caso, la actual administración logró una sólida recuperación de los fondos.
Para los economistas lo que ocurre con el FEES no constituye una buena noticia. Esto, porque se trata de reservas de emergencia, que no debiesen ser utilizadas en presupuesto corrientes. Es necesario, creen algunos, volver a recomponerlos, como se comenzó a hacer en 2022.
«Chile era una excepción»
Alejandro Weber, ex subsecretario de Hacienda y decano Economía y Gobierno de la USS, es de quienes sostiene esta postura. Con el último retiro, explica, «el valor del FEES disminuye a sólo un 1% del PIB, mientras que el nivel técnico recomendado es de entre un 5% y 7% del PIB, de acuerdo con lo señalado por el Consejo Fiscal Autónomo (CFA)».
«La principal implicancia -asegura- es que el Estado se queda sin ahorros para enfrentar futuras crisis como las que hemos vivido en los últimos años. Recordemos que los tres usos anteriores en la historia del FEES permitieron al Estado dar financiamiento extraordinario para mantener la estabilidad del país frente a situaciones extremas como fue la crisis en 2009, el estallido y la pandemia de covid-19».
El otrora director de Presupuestos e investigador asociado del CIES-UDD, Matías Acevedo, tiene una opinión similar. Sostiene que el desahorro implica que en el futuro, si hay una crisis, no se podrá recurrir a este tipo de fondos. «Los países que tienen menos recursos para enfrentar las crisis, se demoran mas en recuperarse, eso es casi ley. Y Chile era una excepción… será en el futuro parte del montón», asevera.
Jorge Rojas, investigador del Instituto de Políticas Económicas FEN UNAB, por su parte, explica que el Estado lleva a cabo este retiro fundamentalmente para no aumentar la deuda externa del país. «Entonces, utiliza los ahorros que tenía sin tener que endeudarse a una cierta tasa de interés», puntualiza.
«Sin embargo -dice- recordemos que antes de la crisis financiera desencadenada en 2008, y que en Chile impactó con fuerza en 2009, este fondo tenía del orden de US$20.000 millones. Entonces, con este retiro hoy día quedan unos US$3.700 millones; es decir, el fondo ha ido disminuyendo de forma importante a lo largo del tiempo».
«Es siempre preocupante -recalca también- que el Estado mantenga esta tendencia de ir desahorrando y continuar aumentando la deuda pública, que aún está bajo un 45% prudencial, pero que ya estar por sobre el 40% debería implicar estar en una situación de mayor austeridad, y estamos ante una situación de una mayor cantidad de promesas de gastos futuros por parte del Estado».
A Rodrigo Montero, decano de la facultad de administración y negocios de la U. Autónoma, le preocupa que Chile no pueda enfrentar una emergencia. «Yo creo que hoy día, con el nivel que tenemos, no estamos preparados para un shock de envergadura y nunca podemos descartar shocks relevantes en la economía mundial», sostiene.
«Tenemos harto flanco abierto en la economía internacional -agrega-, y por cierto el sistema sanitario no está cerrado. Podríamos tener una nueva emergencia sanitaria y la pregunta es, (si) el nivel actual de los fondos nos permite amortiguar esto».
¿Ocurrirá el próximo año?
El profesor de Finanzas de Ingeniería Industrial de la U. de Chile, Luis Llanos, hace un advertencia. Explica que en la discusión del erario para 2024, el Informe de Finanzas Públicas contenía una sobreestimación de los ingresos esperados para este año por impuestos. Y que con ello -y a pesar de que el Gobierno, en su ejecución presupuestaria, ha estado por debajo de lo planificado- al tener menos ingresos ha generado un déficit mucho mayor al que se esperaba.
«En esto -agrega- se ha tenido que recurrir al límite del endeudamiento que se tenía considerado y a desahorrar activos que se tenían en el tesoro público».
Con eso en cuenta, apunta a lo que ocurre en la discusión del erario para el año que viene. «Algo parecido estamos viendo en la discusión del Presupuesto para el año 2025, en que se percibe una sobreestimación en los ingresos tributarios, particularmente con un crecimiento que probablemente va a estar por debajo de lo que tiene estimado el Informe de Finzanzas Públicas presentado este año, y que debería generar un déficit mayor y, por lo tanto, desahorrar en lo que ya va quedando en los activos del tesoro público».
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