El dolor crónico es una afección que se caracteriza por la persistencia del dolor durante más de tres meses, lo que impacta de forma negativa en la calidad de vida de quienes lo padecen. A diferencia del agudo, que cumple una función de alerta, el crónico puede mantenerse sin una causa evidente o extenderse más allá del tiempo de recuperación de una lesión, volviéndose difícil de tratar.

Entre los dolores crónicos más comunes se encuentran el de espalda, que afecta a millones de personas por problemas musculares o de columna; el articular, como el causado por la artritis; y el neuropático, que aparece cuando los nervios sufren algún daño, generando sensaciones de ardor o descargas eléctricas.

También se incluye el dolor de cabeza crónico, como las migrañas, que pueden ser debilitantes, y el visceral, que proviene de los órganos internos, como los problemas gastrointestinales. Cada tipo requiere un enfoque específico para aliviar los síntomas y mejorar el bienestar de los pacientes.

Qué es el dolor crónico, según la Organización Mundial de la Salud

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al dolor crónico como una experiencia que persiste durante más de tres meses y que puede estar relacionado con diversas enfermedades o lesiones. Este tipo de dolor no solo afecta físicamente a los pacientes, sino que también puede tener consecuencias psicológicas, sociales y económicas.

La OMS sanitaria distingue distintos tipos de dolor crónico:

  • Dolor crónico primario: se caracteriza por ser persistente, sin una causa clara o identificable, lo que lo convierte en una condición por sí misma
  • Dolor crónico por cáncer: surge como consecuencia directa del crecimiento tumoral o de los tratamientos aplicados, como la radioterapia o la quimioterapia
  • Dolor crónico postquirúrgico o postraumático: persiste tras una cirugía o una lesión, incluso cuando la herida original ya ha cicatrizado
  • Dolor crónico neuropático: resulta de un daño o alteración en los nervios, generando sensaciones de ardor o descargas eléctricas
  • Dolor crónico orofacial y cefalea: incluye dolores que afectan la cara y la cabeza, como migrañas o dolor de mandíbula
  • Dolor visceral crónico: afecta los órganos internos, como el intestino o el estómago, y se siente de manera profunda y constante
  • Dolor musculoesquelético: se relaciona con músculos, huesos y articulaciones, y es común en afecciones como la artritis y el dolor de espalda

Este dolor prolongado tiene un impacto significativo en la vida diaria de los pacientes, ya que limita la capacidad para trabajar, interactuar socialmente y disfrutar de actividades cotidianas. La OMS enfatiza la necesidad de un enfoque integral que considere tanto el alivio físico como el apoyo emocional para los afectados.

Cuáles son los dolores crónicos más frecuentes

Los dolores crónicos más frecuentes incluyen una variedad de tipos que afectan la vida diaria de muchas personas en todo el mundo. Según los expertos de Mayo Clinic y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el dolor de espalda es uno de los más comunes, especialmente en la zona lumbar, y puede surgir debido a problemas musculares, de columna o lesiones previas. Se estima que hasta el 80% de las personas experimentarán esta dolencia en algún momento de su vida, lo que lo convierte en una de las principales causas de discapacidad.

Otro tipo relevante es el dolor articular, a menudo causado por enfermedades como la artritis y otras condiciones inflamatorias, que afectan principalmente a las rodillas, las caderas y las manos. Este tipo de dolor empeora con el movimiento y puede limitar significativamente la movilidad. El neuropático es también frecuente, y resulta de daños en el sistema nervioso; quienes lo padecen describen sensaciones de ardor o descargas eléctricas, siendo común en condiciones como la diabetes y la neuralgia postherpética.

Además, las migrañas y dolores de cabeza crónicos afectan a millones de personas y pueden ser debilitantes, limitando la capacidad de llevar una vida normal. El dolor crónico por cáncer y el postquirúrgico suelen aparecer en pacientes que pasaron por tratamientos intensivos o cirugías y continúan con molestias persistentes.

¿Cómo se siente una persona con dolor crónico?

Las personas que padecen dolor crónico suelen describirlo como una experiencia constante e intensa que persiste más allá de la curación de una lesión o enfermedad, o incluso sin una causa evidente.

De acuerdo con la Cleveland Clinic, este puede manifestarse como una sensación de ardor, dolor punzante o una presión profunda que se mantiene activa por meses e incluso años. Los síntomas no solo afectan físicamente, limitando el movimiento y causando tensión muscular, sino que también pueden agotar la energía y dificultar la realización de actividades cotidianas.

El impacto del dolor crónico va más allá de lo físico, con una afectación en el estado emocional de quienes lo padecen. Según la Mayo Clinic, esta condición puede generar altos niveles de estrés, ansiedad, e incluso depresión, ya que la persistencia del malestar afecta la calidad de vida y puede llevar a un sentimiento de frustración constante.

Tratamiento del dolor crónico

El tratamiento del dolor crónico incluye una combinación de terapias farmacológicas y no farmacológicas, con el objetivo de aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente, de acuerdo a la dolencia que se esté tratando. Según Mayo Clinic, los fármacos de primera línea incluyen antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como el ibuprofeno, y paracetamol, recomendados para controlar la inflamación y el dolor moderado.

Para casos más complejos, pueden usarse analgésicos secundarios, como antidepresivos y anticonvulsivos, que alteran la forma en que los nervios procesan el dolor.

Además de los medicamentos, los especialistas en dolor recomiendan opciones como la fisioterapia, que ayuda a mejorar la movilidad, y la terapia cognitivo-conductual, que enseña a manejar el impacto emocional del dolor. Los enfoques alternativos, como el yoga, también muestran beneficios en los pacientes.

En este sentido, es esencial la consulta médica para determinar los pasos a seguir, adecuados a cada tipo de dolor.

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