Chile ha ido perdiendo su capacidad de crecimiento. Esa es una de las principales razones que entregan los economistas a la hora de explicar por qué el país cedió terreno en cuanto a su posición en Latinoamérica en materia de PIB per cápita, medido a poder de paridad de compra (PPC), de acuerdo al último informe sobre la economía mundial entregado este martes por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Hasta abril pasado las cifras del organismo internacional situaban a Chile en el segundo lugar de la región -detrás de Panamá-, con US$31.005 para este año, pero al menos liderando a los países de Sudamérica.
Sin embargo, este escenario ahora cambió, puesto que, de acuerdo a los datos actualizados del FMI, en 2024 Chile, pese a mejorar su registro y anotar un PIB per cápita (a PPC) que alcanzará a US$33.574 -versus los US$31.005 previstos en abril-, pasa al tercer lugar en Latinoamérica y al segundo en América del Sur, siendo relegado por Uruguay, que ahora ocupa el segundo puesto en la región y el primero en Sudamérica, con un PIB per cápita de US$34.440. Por su parte, Panamá mantiene el liderato de Latinoamérica, con un PIB per cápita de US$41.292.
Pero este desplazamiento de Chile al tercer lugar no será solo por 2024, sino que hasta al menos 2029, que es el máximo del horizonte de proyección que hace el FMI. Ese año Chile alcanzaría los US$40.233, mientras que Uruguay los US$42.055 y Panamá continuaría en el primer puesto con US$51.287. El PIB per cápita a PPC refleja la capacidad de compra que tienen los habitantes de un país.
Para los economistas, detrás de este deterioro relativo de Chile en el escenario regional la principal explicación es el bajo crecimiento que ha tenido la economía durante los últimos años y las perspectivas hacia adelante. Esto, dicen, es lo que le ha hecho perder terreno en comparación a otras naciones.
“Nos hemos ido quedando atrás en diversas métricas por la falsa idea que de que nuestras fortalezas económicas, políticas e institucionales estaban garantizadas”, afirma el coordinador Macroeconómico de Clapes UC y socio de Valtin Consulting, Hermann González. El experto añade que “ha habido un exceso de confianza de nuestra parte y, por otro lado, otros países de la región han estado haciendo reformas, generando condiciones para atraer la inversión, mejorando sus marcos institucionales y todo ello ha llevado a que perdamos algunas ventajas que teníamos frente a ellos”.
Tomás Flores, economista de Libertad y Desarrollo (LyD), refuerza ese análisis: “El bajo crecimiento del ingreso per cápita está generando un retroceso paulatino de Chile en el ranking regional y ello también se observa en mediciones como la realizada por el Instituto Fraser, en donde Panamá y Costa Rica ya han superado a Chile en libertad económica”.
¿Por qué importa? Para el director ejecutivo del CIES-UDD, Víctor Martínez, “el PIB per cápita es reflejo del crecimiento por habitante, es una variable que resume la capacidad de un país para crear oportunidades, dinamismo en creación de empresas, empleo, pero también en el nivel de recaudación para hacer políticas públicas. Por persona es un país con menos recursos del Estado y oportunidades en sus mercados”.
González acota que “el efecto más directo de la falta de crecimiento económico es la reducción de oportunidades para las personas y para las empresas. Menos opciones de trabajo, remuneraciones que crecen menos, mayor dificultad para mejorar los estándares de vida”. Y Flores asevera que “un ingreso per cápita estancado implica que puede pasar una década y la calidad de vida de la población se mantiene constante, generando una profunda frustración al realizar la comparación que se produjo durante los treinta años previos”.
A nivel global, Luxemburgo lidera siendo el país con el mayor PIB per cápita (a PPC), de US$ 151.146, seguido por Singapur con US$148.186, Macao con US$130.417, e Irlanda con US$127.750.
En la parte baja de la lista de los países desarrollados se ubica Grecia, con US$ 42.066; Letonia, con US$43.527; Eslovaquia, con US$ 45.632, y Estonia, con US$48.008.
En el World Economic Outlook (WEO) de octubre el FMI también actualizó su escenario de proyecciones macroeconómicas. Y para Chile entregó noticias buenas y malas. La buena es que mejoró la proyección de crecimiento para el Producto Interno Bruto (PIB) 2024 de 2% a 2,5%, alineándose con las perspectivas que tiene el Ministerio de Hacienda y el rango del Banco Central de 2,25%-2,75%. No obstante, la mala noticia fue que, para el próximo año, recortó la previsión de 2,5% a 2,4%, la que se ubica por debajo de la estimación de Hacienda de 2,7%, pero por arriba del 2,1% que prevé el mercado.
Si se cumplen las proyecciones del FMI y considerando el crecimiento de 2,1% de 2022 y de 0,2% de 2023, la expansión promedio del gobierno de Gabriel Boric sería de 1,8%. Asimismo, para el mediano plazo, el FMI prevé que entre 2026-2029 la actividad crecerá en promedio 2,4%.
El crecimiento esperado para Chile este año será superior al 1,8% que el FMI proyecta para Sudamérica, pero el de 2025 será menor que el 2,8% que se espera para la región. Además, el país crecerá menos que el 3,2% que proyecta para el mundo en ambos años.
Los economistas afirman que estas proyecciones si bien son algo optimistas, son factibles de alcanzar. Sin embargo, donde hay más dudas es en la previsión que hace el FMI para el período 2026-2029.
Hermann González sostiene que “para este año la proyección es exigente, pero posible de alcanzar. En lo que va de 2024 el crecimiento acumulado es 2,3% y para cerrar con una expansión de 2,5% se requiere una aceleración importante entre septiembre y diciembre”. En su análisis el experto argumenta que “las condiciones macro y financieras globales contribuyen positivamente, pero en el plano interno, hay un ajuste fiscal en curso y los datos de alta frecuencia de consumo e inversión no muestran mayor dinamismo. En suma, con la información que tenemos hoy, un 2,5% parece más un techo para el crecimiento de este año, que la proyección más probable”.
Tomás Flores prevé que “las estimaciones para el presente año, 2,5%, son cercanas a las proyecciones locales y contiene el mayor aporte que realizará la minería. En cambio, para el próximo año posiblemente están algo sobreestimadas, dada la debilidad que exhibe la inversión”.
Y Felipe Alarcón, economista de Euroamérica, acota que “en general son cifras realistas, aunque algo optimistas, particularmente para 2025, donde el grueso de las proyecciones apunta a algo más bien más cercano a 2%”.
En cuanto al escenario de mediano plazo del FMI, los expertos tienen muchos más cuestionamientos, ya que no ven elementos que permitan esperan un PIB superior el 2%, por lo que cuestionan el 2,4% previsto como promedio 2026-2029.
“Con la información que tenemos hoy no lo veo factible. Probablemente este crecimiento responda a una sobreestimación del crecimiento potencial, que los expertos locales y el Banco Central estiman por debajo de esa cifra”, comenta González. Para el experto, si el país sigue “haciendo las cosas como hasta ahora, es muy difícil que crezcamos a ese ritmo, sin embargo, con políticas que pongan un mayor énfasis en promover la inversión y la productividad, es posible crecer a esa tasa o incluso más en los próximos años”.
Misma visión entrega Alarcón, quien menciona que “es difícil alcanzarlo, sobre todo si no hay una reactivación importante de la inversión, algo que hasta ahora no se observa con la fuerza necesaria”. Y Flores subraya que “un crecimiento de mediano plazo de 2,4% está por sobre las estimaciones realizadas por el Banco Central y analistas privados, por lo cual, salvo un cambio relevante en la tasa de ocupación e inversión, será muy difícil de alcanzar”.
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