A unos 193 kilómetros al noroeste de Las Vegas, entre las millas 29 y 30 de la «Autopista Extraterrestre» de Nevada, hay una carretera de tierra sin señalizar. Al final del sendero se encuentra el Área 51, una base militar, conocida, entre otros muchos nombres no oficiales, como Paradise Ranch o Groom Lake en los mapas de aviación civiles.
La leyenda que gira en torno a ella lleva cada año a miles de turistas de todo el mundo a visitarla, o al menos, a recorrer el sendero hasta las puertas del edificio, porque lo que sucede allí dentro forma parte de los secretos del Gobierno estadounidense.
Ha sido justo allí, frente a la puerta sur del recinto, donde han interceptado a Íker Jiménez, junto a su mujer y su hija, mientras grababan la localización. Pero, ¿qué hay detrás de la verja que sostiene el famoso cartel ‘Área 51’?
Son muchos los que se han atrevido a teorizar sobre la verdadera función de esta base militar, y hay quienes, incluso venidos de dentro, han querido contar al mundo los misterios del lugar. El último fue David Grusch, un exoficial de la Fuerza Aérea que aseguraba que las autoridades estadounidenses están en posesión tanto de naves de origen extraterrestre como de los restos biológicos de sus ocupantes. De hecho, sus declaraciones han impulsado la petición que se ha hecho desde un subcomité del Congreso al Gobierno de los Estados Unidos para solicitar que este revele los datos sobre estos objetos.
El origen de la conspiración del Área 51
Richard Bissell y Kelly Johnson. Con ellos comienza la historia de este lugar que no fue reconocido por el Gobierno de EEUU hasta 2013 -en la Freedom of Information Act- pero cuyo origen se remonta a la década de los 50.
Bissell, director por aquel entonces de la agencia de espionaje de Estados Unidos y Johnson, diseñador de aviones, fueron quienes eligieron levantar una sede de operaciones en esta remota ubicación de Groom Lake par a garantizar la privacidad que la CIA necesitaba para desarrollar aviones espías que utilizarían en la Guerra Fría.
En menos de tres meses la base contaba con una pista de aterrizaje asfaltada, una torre de control e instalaciones para alojar al personal de prueba.
Cuando un misil antiaéreo soviético derribó en 1960 el el U-2 -el avión desarrollado en el Área 51- la CIA comenzó a desarrollar el siguiente. Esta vez se trataría de un avión espía indetectable para los radares.
Si a las peculiares características de estas extravagantes máquinas, le sumamos el secretismo acerca de las funciones de este lugar por parte de las autoridades del país, tenemos el cocktail perfecto para una buena teoría conspirativa. De hecho, es probable que los vuelos de prueba que se realizaron en las inmediaciones del Área 51 fueran el origen de estas conspiraciones, ya que la población afirmó ver naves espaciales sobrevolar aquel lugar.
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