El nulo crecimiento que tuvo la actividad económica en septiembre enfrió otra vez las expectativas que tiene el mercado para el Producto Interno Bruto (PIB). Esto quedó reflejado en la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) de noviembre publicada este martes por el Banco Central. En ese sondeo realizado a consultores y ejecutivos o asesores de instituciones financieras, se recortó la previsión de expansión de la economía para este año de 2,4% a 2,2%.

Y si bien esa es la mediana de las respuestas, hay un 35,8% de los consultados que ve factible que el PIB crezca de 2,1% hacia abajo este año, y un 7,5%, incluso, prevé un crecimiento menor a 2%.

Alejandro Fernández, economista de Gemines, afirma que llegar al 2% de expansión este año o menos que eso “no es algo tan difícil, considerando los malos resultados de los últimos meses. Basta una pequeña reducción adicional (mensual desestacionalizada) a la que ya se ha producido en los últimos tres meses y el crecimiento anual puede terminar en 1,9% o 2%”.

“Si se mantiene el mismo nivel de septiembre (desestacionalizado), el crecimiento terminaría en 2%”, puntualiza el economista.

Francisca Pérez, economista de Bci, cree que el PIB podría llegar a 2%, pero evalúa poco probable que baje de eso. “Según los datos de Imacec que ya conocemos, el tercer trimestre debió crecer en torno a 2,2% anual. Entonces para que el año dé un 2%, el cuarto trimestre debería ser en torno a 1,8% anual, lo que es nuestro escenario adverso”, explica.

Y Tomás Flores, economista de LyD, no lo descarta: “Existe ese riesgo, ya que la recuperación de la producción de Codelco es aún frágil y el cese de Huachipato impactará con mayor fuerza los indicadores de la última parte del año”.

Un matiz plantea el economista de Rojas y Asociados, Patricio Rojas, quien prevé que una expansión del PIB de 2,2% es un número factible de obtener y que para que se crezca solo 2% “implicaría un último trimestre muy flojo”.

Natalia Aránguiz, economista del Grupo Aurea, suma argumentos al debate y sostiene que “es improbable que el PIB 2024 se encuentre por debajo del 2%”. La economista menciona que “una de las razones es que el cuarto trimestre de este año se ve favorecido por una baja base comparativa en el periodo octubre-diciembre de 2023. Por tanto, nuestra proyección para el año 2024 continúa entre 2,2% y 2,3%”.

Juan Ortiz, economista del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP), comparte esa opinión: “No esperamos que el crecimiento se ubique por debajo del 2%. Nuestra proyección para el año 2024 se ubica en 2,3% anual”. Y explica que “para que la cifra se ubique en 2% en 2024 o una cifra inferior, el crecimiento del cuarto trimestre debería ser igual o menor a 1,7% anual. Es decir, un crecimiento anual menor a lo observado en el primer y tercer trimestre del año”.

Visión para los años siguientes

En este mismo sondeo se muestra que las estimaciones para el PIB de 2025 son de un crecimiento de 2,1% y para 2026 de 2%, manteniendo lo proyectado en la encuesta del mes pasado. Así de concretarse estas proyecciones, el crecimiento promedio de 2024-2026 sería del orden de 2,1%, casi en línea con la expansión potencial que muestra la economía.

Ahora bien, dependiendo de cuál sea el crecimiento efectivo que registre la actividad este año, los economistas no descartan que las expectativas para el próximo año también se vayan ajustando al 2% y se iguale a la de 2026.

¿Qué explicaría esta reducción? Un escenario externo más complejo y con incertidumbres todavía por aclarar, dado el nuevo período que inicia en enero de 2025 Donald Trump en Estados Unidos, y el dinamismo de la economía china; y también factores internos, principalmente el político, que podría complicar el desarrollo de la actividad económica el próximo año y el siguiente.

Sin embargo, los expertos añaden que tampoco debe sorprender que la expectativa vaya acercándose a 2%, puesto que hoy el crecimiento potencial de Chile se sitúa en torno a esa cifra.

En ese contexto, Fernández anticipa que las razones que podrían llevar a ese escenario son “un deterioro en las condiciones externas que afecte las exportaciones, que son el principal aporte al crecimiento de este año, o un deterioro inesperado en la producción minera”. También menciona una recuperación “más débil del consumo o la inversión”.

Para Aránguiz, el 2025 proyectan un crecimiento del PIB en el rango 1,7%-2,3%, puesto que “no hay catalizadores estructurales que puedan reactivar el crecimiento económico, por lo que toda mejora en el escenario estará influenciada por factores exógenos volátiles, como la fluctuación de los precios de las materias primas”.

Por su parte, Ortiz añade que “los riesgos se visualizan a través del impacto del crecimiento mundial y el dinamismo del crecimiento de China para el próximo año, donde las perspectivas de un intercambio comercial menor producto de políticas proteccionistas pueden presionar a un menor dinamismo del sector externo, sumado a una recuperación más lenta del mercado laboral que repercute en el dinamismo, principalmente del consumo privado”.

Pérez sostiene que para el 2025 “existen riesgos de crecer menos de lo que se espera hoy. Uno de ellos es que la inversión se recupere de manera más lenta de lo previsto, así como de una demanda interna menos dinámica de lo esperado”.

Y Flores comenta que “la proyección para 2025 y 2026 se construye a partir de la estimación del PIB tendencial y se ajustará con el nuevo escenario internacional de Estados Unidos y China en particular”.

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