Chile enfrenta un escenario económico marcado por la desaceleración del crecimiento debido a factores internos y externos. Según el Banco Central, el Producto Interno Bruto (PIB) se expandirá entre un 0,5 % y un 1,5 % este año, un rango inferior al crecimiento promedio de la última década. La incertidumbre global, la caída en la demanda de materias primas y la desaceleración de la economía china, principal socio comercial de Chile, han impactado negativamente en las exportaciones nacionales.
El sector minero, pilar de la economía chilena, ha experimentado una caída en los precios del cobre, mientras que la producción ha enfrentado desafíos derivados de menores inversiones y conflictos laborales. A nivel interno, los altos niveles de inflación y la cautela en el consumo privado también han contribuido a la desaceleración.
Para mitigar este escenario, el gobierno chileno ha impulsado un plan de reactivación económica enfocado en infraestructura, inversión pública y apoyo a pequeñas y medianas empresas (pymes). Sin embargo, analistas advierten que será crucial recuperar la confianza empresarial y fortalecer el mercado laboral para garantizar un repunte sostenido.
La recuperación podría depender también de avances en la diversificación de la economía chilena, con un enfoque en energías renovables, innovación tecnológica y desarrollo de industrias como el turismo y los servicios. Este desafío plantea una oportunidad para que Chile reduzca su dependencia de las exportaciones de recursos naturales y avance hacia un crecimiento más sostenible
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