Aunque evidentemente tiene más credenciales y experiencia, el actual gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, ha fallado en dos aspectos fundamentales durante su periodo como gobernador. Después de haber votado, de forma extremadamente irresponsable, Apruebo en el plebiscito de septiembre de 2022, Claudio Orrego ahora ha resistido a comprometerse a ser gobernador por los cuatro años que dura el periodo. Porque ser gobernador es una tarea que requiere compromiso total y absoluto por el periodo completo, votaré por no reelegir a Claudio Orrego. En consecuencia, mi voto para gobernador será por Francisco Orrego, el candidato de Renovación Nacional.

El cargo de gobernador regional es relativamente nuevo. Se eligieron por primera vez en 2021, en medio de la pandemia. En esa ocasión, la elección de gobernadores fue eclipsada por la elección de miembros de la primera Convención Constitucional. En la segunda vuelta de la elección de gobernadores, como el voto era voluntario, mucha gente optó por abstenerse. En la Región Metropolitana, si en la primera vuelta votaron 2,6 millones de electores, en la segunda vuelta sólo votaron 1,5 millones.

Pero este año, con voto obligatorio, la segunda vuelta del 24 de noviembre tendrá más participación. En la Metropolitana, se enfrentan dos candidatos de apellido Orrego. Claudio, con 57 años, es el gobernador que defiende su cargo. Antes fue ministro de Vivienda por unos pocos meses en 2000, alcalde de Peñalolén (2004-2012) e Intendente de la Región Metropolitana (2014-2018). Aunque nació y creció demócrata cristiano, Claudio, como muchos otros exmilitantes, hoy es independiente, aunque tiene un conocido domicilio político en la centroizquierda. En 2013, se presentó a las primarias presidenciales de la Nueva Mayoría, logrando un decepcionante tercer lugar. Como gobernador, Claudio ha mostrado iniciativa, capacidad, entusiasmo y disciplina. Pero como es simpatizante del gobierno, su desempeño ha sido manchado por la inexperiencia e impericia del gobierno nacional.

Su cercanía con el oficialismo -que Claudio Orrego privilegió cuando Boric era popular y que ahora busca ocultar- lo ha hecho pagar un gran costo. Es más, buena parte del éxito relativo que ha tenido su rival Francisco Orrego, el abogado candidato de RN que ganó notoriedad como panelista en el programa político Sin Filtros, se debe a que mucha gente usó su voto en primera vuelta para castigar al gobierno. Esto no quiere decir que Francisco carezca de méritos propios. El abogado, oriundo de Valparaíso, es un ejemplo de movilidad social. Francisco se hizo conocido por ser uno de los líderes que se alzó para oponerse a la propuesta de nueva constitución en 2022 -esa misma propuesta de Constitución que Claudio irresponsable apoyó con entusiasmo, a sabiendas que era un texto inviable.

Francisco, que gusta de usar vistosas camisas multicolores y que privilegia un look asociado a los jóvenes rebeldes que pertenecen al Frente Amplio, estuvo en el lado correcto para el plebiscito de 2022. Francisco tiene menos credenciales para gobernar la Región Metropolitana que el gobernador actual. Después de lo desastroso que han sido para el país estos tres años de gobierno, es claro que no es inocuo elegir a personas con poca experiencia en cargos ejecutivos. Pero también abundan ejemplos de personas comprometidas con sus causas que aprenden rápido a hacer su trabajo. El alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, llegó a su cargo sin mayor experiencia en gestión, pero aprendió rápidamente a hacer bien la pega administrativa. Su capacidad comunicacional y pasión por sus valores le han ayudado a ser un buen alcalde. Francisco podría seguir el mismo camino como gobernador.

Por su parte, aunque tenga un mejor currículum, Claudio ha demostrado imperdonables faltas de criterio. Votar por el Apruebo en el plebiscito de 2022 dejó una mancha indeleble en su hoja de vida política. Apoyar un texto inviable e insensato refleja ya sea un reprobable oportunismo o una falta de coraje moral. Aunque debió hacerlo, Orrego nunca explicó adecuadamente en campaña por qué votó Apruebo en 2022.

Claudio tampoco se comprometió a completar los cuatro años del periodo de gobernador. Sería una burla renunciar a un cargo sólo meses después de haber sido electo. Pero como aspira a ser candidato presidencial de esa misma coalición de izquierda de la que ha buscado distanciarse durante esta campaña, Claudio nunca se comprometió explícitamente a cumplir la totalidad del periodo como gobernador. Nadie en su sano juicio contrata a un piloto para que se baje del avión apenas está empezando el vuelo.

Es cierto que los gobernadores de Chile tienen menos atribuciones que los gobernadores de las provincias de Argentina o los estados de Brasil o Estados Unidos. Pero ser gobernador no es un cargo ceremonial. Los gobernadores tienen un presupuesto considerable y su desempeño impacta en la calidad de vida de los habitantes de la región. Aunque compiten por liderazgo con los delegados presidenciales (quienes tienen más poder en algunas áreas, como el combate contra la delincuencia), los gobernadores irán adquiriendo más poder y atribuciones con el paso de los años, igual como ocurrió con los alcaldes a partir de su elección democrática de forma directa en 2004.

Por la importancia del cargo y por la señal que envía respecto al camino por el que va el país, mi voto en la segunda vuelta de la elección de gobernadores del domingo 24 de noviembre será, sin demasiado entusiasmo, y más por las debilidades del titular que busca la reelección que por las fortalezas del desafiante, por el candidato de Renovación Nacional, Francisco Orrego.

Por Patricio Navia, sociólogo, cientista político y académico UDP, para El Líbero

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