El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto que permite a Moscú utilizar armas nucleares contra un Estado no nuclear si este cuenta con el respaldo de potencias atómicas.
“Entre las condiciones que justifican el uso de armas nucleares figura el lanzamiento de misiles balísticos contra Rusia”, afirma el decreto.
Este anuncio coincide con el día 1000 de la ofensiva rusa en Ucrania y llega poco después de que Estados Unidos aprobara el uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania para atacar objetivos militares dentro del territorio ruso.
El Kremlin expresó su rechazo por la decisión de Washington, calificándola de “imprudente” y asegurando que habrá una respuesta de Moscú.
Según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, los cambios en la doctrina nuclear rusa ya están “prácticamente formulados” y serán formalizados en caso de que sea necesario, según declaraciones recogidas por la agencia estatal TASS.
“Era necesario alinear nuestros principios con la situación actual”, afirmó Peskov tras el anuncio.
La doctrina, publicada en el portal de información legal del Estado ruso, amplía la categoría de alianzas militares contra las que Rusia aplicará la estrategia de disuasión nuclear.
“La agresión de cualquier Estado perteneciente a una coalición militar (bloque, alianza) contra la Federación de Rusia y (o) sus aliados es vista como una agresión de la coalición en su conjunto,” señala.
Las cláusulas son consideradas por los analistas como una clara advertencia a Estados Unidos y la OTAN, en caso de que decidan involucrase directamente en el conflicto en Ucrania.
Rusia puede recurrir a las armas nucleares también en caso de “ataque masivo” con aviones de guerra, misiles de crucero, hipersónicos, drones y otros aparatos no tripulados que violen el espacio aéreo del país.
Por primera vez, el documento alude no sólo a la aviación y a aparatos hipersónicos enemigos, sino también a drones, un instrumento de guerra que ha adquirido una gran popularidad en los últimos años.
Al mismo tiempo, la doctrina subraya que Rusia ve las armas nucleares como “un instrumento de disuasión” de carácter defensivo, cuyo empleo es una “medida extrema y forzosa”.
Putin había anunciado los cambios en la doctrina nuclear a finales de septiembre, pero la promulgó justo cuando se cumplen 1.000 días de combates en Ucrania.
Además, el anuncio tiene lugar después de que EEUU, según la prensa occidental, autorizara a Ucrania el empleo de misiles de largo alcance contra territorio ruso.
Putin, que aprobó tras el comienzo de la guerra el despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorrusia, había advertido que dicha decisión significaría que EEUU y la OTAN “están en guerra con Rusia”.
El jefe del Kremlin advirtió en septiembre que su país podría utilizar ahora armas nucleares en caso de “masivos” bombardeos aéreos contra Rusia, y que cualquier ataque de un país sin armas atómicas, como Ucrania, pero apoyado por una potencia nuclear, como Estados Unidos, podría considerarse una agresión “conjunta” susceptible de requerir tal medida.
Mientras tanto, nuevas tensiones han surgido tras un informe de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW) que confirma la presencia de gases de control de disturbios prohibidos en muestras de suelo recolectadas en las líneas del frente en Ucrania.
Kiev acusó a Rusia de utilizar estos químicos en combate, violando el derecho internacional.
“Hacemos un llamado a nuestros socios para que tomen medidas decisivas contra el agresor y lleven a los responsables ante la justicia. La verdadera paz solo se puede lograr con fuerza, no con apaciguamiento”, afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano.
El director general de la OPCW, Fernando Arias, expresó su “grave preocupación” por los hallazgos, recordando que todos los Estados miembros, incluidos Rusia y Ucrania, han jurado no usar armas químicas bajo ninguna circunstancia.
Aunque la OPCW corroboró la cadena de custodia de las muestras recolectadas, aclaró que el informe no busca identificar el origen del químico tóxico. Sin embargo, Kiev y sus aliados occidentales acusan a Rusia de emplear sistemáticamente armas prohibidas, evidenciando, según ellos, un desprecio crónico por las leyes internacionales.
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