El cambio climático está causando estragos en muchas regiones del mundo, acelerando la migración masiva de comunidades afectadas por fenómenos meteorológicos extremos y la degradación ambiental. Según el último informe del Banco Mundial, más de 216 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse dentro de sus propios países para 2050 debido al impacto del cambio climático en la agricultura, el acceso al agua y la seguridad alimentaria.

África subsahariana, el sur de Asia y América Latina son algunas de las regiones más afectadas. Sequías prolongadas, inundaciones devastadoras y huracanes cada vez más intensos han dejado a millones de personas sin hogar ni medios de subsistencia. En Bangladesh, por ejemplo, las crecientes mareas están inundando áreas costeras, obligando a las comunidades a abandonar tierras que han habitado durante generaciones.

Además, el fenómeno ha aumentado las tensiones políticas en regiones donde los recursos naturales son escasos. Países como Etiopía, Sudán y Somalia enfrentan conflictos internos exacerbados por la competencia por el acceso a agua y tierras fértiles. Esto ha generado un flujo continuo de migrantes hacia Europa, donde las políticas migratorias enfrentan fuertes críticas por su insuficiencia para abordar la magnitud del problema.

Los expertos llaman a un enfoque internacional coordinado, instando a los gobiernos a adoptar políticas que combinen la lucha contra el cambio climático con estrategias humanitarias para apoyar a las comunidades desplazadas. Sin una acción global inmediata, las migraciones climáticas seguirán aumentando, exacerbando las crisis humanitarias y sociales en todo el mundo.