Investigadores de la Universidad de Arizona han descubierto una tormenta solar extrema ocurrida hace 2.687 años capaz de alterar la tecnología actual. Este fenómeno, conocido como evento Miyake, fue identificado gracias al análisis de anillos de árboles y núcleos de hielo. Los resultados muestran un incremento significativo de carbono-14 y berilio-10, elementos que evidencian una radiación cósmica masiva.
El equipo, liderado por Irina Panyushkina, trabajó con troncos antiguos encontrados en Siberia y maderas obtenidas en excavaciones arqueológicas. Publicado en la revista Nature Communications Earth & Environment, el estudio confirma que estos eventos solares superan en intensidad a cualquier tormenta registrada en la actualidad. De repetirse hoy, causarían daños severos en redes eléctricas, satélites y sistemas de comunicación.
'Cataclysmic' solar storm hit Earth around 2687 years ago, ancient tree rings reveal https://t.co/UjD1HnYVj6 pic.twitter.com/6WjtsngLja
— SPACE.com (@SPACEdotcom) November 29, 2024
Los eventos Miyake son explosiones solares extremas que ocurren cuando el campo magnético del sol se debilita, permitiendo la liberación de plasma al espacio. Este fenómeno genera protones que interactúan con la atmósfera terrestre, incrementando los niveles de isótopos radiactivos como el carbono-14. Según Panyushkina, si hubieran ocurrido hoy, habrían tenido efectos catastróficos en la tecnología de las comunicaciones.
Eventos Miyake y su impacto en la Tierra
Para confirmar la naturaleza global de estas tormentas, los datos de los anillos de árboles se compararon con picos de berilio-10 en núcleos de hielo de los polos. Este análisis corroboró el impacto del evento solar, fechado entre el 664 y el 663 a.C. Estos isótopos, atrapados en capas de hielo y madera, actúan como «cápsulas del tiempo» que registran la historia cósmica del planeta.
A pesar de los avances en el estudio de estos fenómenos, los investigadores no han identificado un patrón que permita predecir su recurrencia. «Los anillos de los árboles nos dan una idea de la magnitud de estas tormentas masivas, pero no podemos detectar ningún tipo de patrón», explicó Panyushkina. Este hecho dificulta la preparación ante un posible evento similar en el futuro.
El estudio, financiado por la NASA, la Unión Europea y Hungría, pretende comprender cómo estas tormentas afectan el sistema terrestre en su conjunto. Este tipo de investigaciones son clave para proteger las infraestructuras tecnológicas frente a los posibles efectos devastadores de la actividad solar extrema durante picos como el que se está produciendo ahora.
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