En absoluto silencio, Volodimir Zelensky envió a Estados Unidos a Andriy Yermak, su asesor personal más influyente. La movida política tuvo como principal objetivo avanzar en las negociaciones con Donald Trump, que ya le anunció durante su último encuentro en New York que su intención es terminar la guerra con Rusia “un día después” de su asunción, prevista para el 20 de enero de 2025.

La agenda de Yermak tenía programada escalas en Mar -a- Lago (West Palm Beach) y Washington. En el condo familiar de Trump, el asesor personal de Zelensky se reunió con Susie Wiles, designada jefa de Gabinete del presidente republicano, mientras que a continuación mantuvo un encuentro reservado en DC con Mike Waltz, futuro consejero de Seguridad Nacional, y Keith Kellogg, que será enviado especial para Ucrania y Rusia.

La iniciativa de Trump para un cese del fuego entre Ucrania y Rusia se apoya en una propuesta que Kellogg y Fred Fleitz -ex analista de la CIA- redactaron hace ocho meses. Esa propuesta de Kellogg y Fleitz sostiene lo siguiente:

  1. “Una política formal de Estados Unidos encaminada a buscar un alto el fuego y una solución negociada del conflicto en Ucrania. Estados Unidos seguiría armando a Ucrania y reforzando sus defensas para garantizar que Rusia no realice más avances y no vuelva a atacar después de un alto el fuego o un acuerdo de paz. Sin embargo, la futura ayuda militar estadounidense exigirá que Ucrania participe en conversaciones de paz con Rusia.
  2. “Para convencer a Putin de unirse a las negociaciones de paz (…) se debería ofrecer posponer la membresía de Ucrania en la OTAN por un período prolongado, a cambio de un acuerdo de paz integral y verificable con garantías de seguridad”.

Zelensky rechaza los conceptos básicos de la iniciativa redactada por Kellogg y Fleitz. El presidente de Ucrania quiere entrar -sí o sí- a la OTAN y pretende que la administración Trump mantenga el flujo de provisión de armamento que ha recibido durante toda la presidencia de Joe Biden.

“Estados Unidos ha comprometido más de 62 mil millones de dólares en asistencia de seguridad a Ucrania desde el comienzo de la administración Biden, incluidos aproximadamente 61,4 mil millones de dólares desde el comienzo de la brutal invasión no provocada de Rusia el 24 de febrero de 2022″, sostiene un informe oficial presentado hace tres días por el Pentágono.

El cónclave entre Yermak, Kellogg y Waltz fue un capítulo de aproximación ante dos posiciones enfrentadas. Los asesores de Trump reiteraron que es poco probable -en esta coyuntura- sumar a Ucrania en la OTAN e insistieron en afirmar que la administración republicana continuará abasteciendo de pertrechos militares a las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Biden fijó para 2025 un presupuesto de ayuda bélica por 6.500 millones de dólares para Ucrania, y no podrá ejecutarlo en su totalidad antes de abandonar el Salón Oval. Zelensky desea que ese monto de asistencia directa se mantenga, un pedido que Waltz y Kellogg trasladarán a Trump.

El trade off que plantean Kellogg y Waltz es fácil de explicar: Zelensky debe sentarse a pactar una tregua con Vladimir Putin, y a cambio el presidente republicano protegerá los límites que tendrá Ucrania cuando termine las negociaciones con el líder ruso.

Este mensaje directo ya es conocido por Zelensky, que no está solo en su puja con Trump. La Unión Europea y la OTAN sostienen que una tregua no debería implicar una victoria táctica de Putin, que tiene la economía rusa en crisis por el esfuerzo bélico para derrotar a Ucrania.

Ahora le toca mover a Zelensky.

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