La sede del Partido Socialista en Santiago volvió a transformarse en el centro de operaciones para el oficialismo. Todo de cara a las elecciones parlamentarias del próximo año y que tiene como principal desafío el llamado que el Presidente Gabriel Boric le hizo a los partidos del bloque: lograr una lista única.
El encuentro había sido pactado hace unos días durante la reunión que sostuvieron los dirigentes de las ocho tiendas que sustentan la alianza de gobierno en la casa del diputado y presidente de Acción Humanista, Tomás Hirsch. En la cita del lunes, algunos asistieron, como los liberales y radicales, de forma telemática.
Durante el encuentro -donde estuvo como anfitrión y moderador de la discusión el secretario general del PS, Camilo Escalona- comenzaron a plantear de forma general los primeros criterios para las parlamentarias.
Uno de los puntos que entre distintos dirigentes coincidieron, es que la base debería ser partir con lo que se tiene, es decir, mantener los cupos que actualmente tienen en el Congreso, priorizando a las tiendas que ya tienen escaños en sus respectivos distritos y circunscripciones. En todo caso, esto no está zanjado.
Las conversaciones se hacen mirando la lista única como principal objetivo, lo que se traduce, a su vez, en la primera misión de estas reuniones. Por lo tanto, buscan agotar todas las instancias posibles para lograr el encargo de Boric, lo que -según proyectan algunos- no quedaría zanjado en enero y es una misión cuesta arriba, ya que todos reconocen que no cabrían todos los candidatos en una sola nómina.
De todas maneras, hay quienes hablan de un “plan b”: inscribir dos listas que sean consensuadas dentro de todo el oficialismo y que, por lo tanto, siga existiendo una “unidad electoral”. Y es que la lista única generaría que cada colectividad haga sacrificios respecto a sus pretensiones y tengan que restarse en algunas zonas o disminuir su expectativa de crecimiento individual.
El fantasma de la reforma política
Pero la preocupación de los partidos no está solamente en la lista única, sino que hay otro factor que cruzaron las conversaciones del lunes. Se trata de la reforma al sistema político que se está discutiendo en el Congreso y cómo el cambio en las reglas del juego preocupa e incide en las actuales tratativas.
Este punto fue abordado en la cita del lunes, aunque de forma general, pero es un tema que ha trascendido, de una u otra manera, en otras instancias. Por ejemplo, el mismo lunes fue uno de los temas abordados en el comité político ampliado en La Moneda; también fue mencionado en el almuerzo que la bancada socialista tuvo con el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Álvaro Elizalde.
Y es que mientras las negociaciones ya comenzaron, en paralelo el Congreso revisa iniciativas y se alistan otros proyectos de ley que se refieren al cambio en las reglas del juego que tiene la política nacional.
La que lleva la delantera, en cuanto a tramitación, es la que se presentó el 27 de noviembre y que está patrocinada por los senadores Alfonso de Urresti (PS), Gastón Saavedra (PS), Ricardo Lagos (PPD), Rodrigo Galilea (RN) y Luz Ebensperger (UDI). Esta fue posteriormente fusionada con el proyecto presentado por los senadores José García (RN), Paulina Núñez (RN), Juan Antonio Coloma (UDI), Luciano Cruz-Coke (Evópoli) e Iván Flores (DC).
Esta idea, que ya fue aprobada en general por la Comisión de Constitución, pretende reducir los partidos con representación parlamentaria, instalar un umbral de un 5% de los votos para las elecciones de diputados, requisito que los partidos deberían cumplir para optar a escaños en la Cámara o en subsidio tener un mínimo de ocho parlamentarios. Eso, junto con la cesación del cargo para el legislador que renuncie al partido por el cual fue candidato.
¿Por qué se topa con las negociaciones oficialistas? Porque si cambia el actual sistema político y se suben las exigencias, los partidos buscarán su sobrevivencia elevando la apuesta y eso puede reducir las opciones de ir en una lista única, porque habría menos disposición a ceder ciertas zonas.
Con lo anterior las colectividades tendrán que definir si apuntarán a obtener porcentaje de votos o escaños. Con lo primero, la disputa por distritos más poblados será más grande.
Uno de los participantes de las negociaciones, el secretario general de Acción Humanista, Efrén Osorio, aseguró a La Tercera que el trabajo por una lista única versus la reforma genera que “los distintos partidos tenderán a maximizar sus exigencias de representación como una forma de cautelar sus legítimos intereses, desatando un verdadero proceso inflacionario que hará muy difícil llegar a un acuerdo unitario. En definitiva, el peor escollo para una lista unitaria es la modificación de las reglas electorales”.
Y agregó: “Toda la evidencia académica indica que cambiar las leyes de una elección en pleno proceso electoral es una gran aberración”.
Para el diputado y jefe de la bancada socialista, Daniel Melo, “la tramitación de la reforma política tiene la complejidad de plantearse en un año electoral. Este contexto, sin duda, es un problema, ya que se busca modificar las reglas del juego, lo que eventualmente puede afectar las negociaciones y diálogos entre fuerzas políticas de todos los sectores”.
En todo caso, algunos dirigentes y parlamentarios descartan que la reforma sea tan amplia como la que el país necesita y si bien no se evitará la discusión en el Congreso, el mismo contexto actual podría dificultar su tramitación.
De hecho, hay quienes critican que se haya presentado durante los últimos años del gobierno y no como se hizo con el fin del binominal, que se trabajó durante el inicio del segundo gobierno de Michelle Bachelet.
De todas maneras las negociaciones por la lista única continuarán el jueves 2 de enero, a las 11 horas, en la sede del PS. Ahí, cada tienda ahondará en sus pretensiones y se espera que den a conocer sus respectivas propuestas para lograr la lista única.
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