Esta tarde la Cámara de Diputados discutirá la reforma previsional y, si todo sale como el Ejecutivo espera, el proyecto debiera convertirse en ley esta semana.

Una de las advertencias que ha surgido desde el mundo de los economistas tiene que ver con la necesidad de que el país sea capaz de crecer a más del 2%, cifra proyectada para la próxima década.

El domingo, de hecho, el expresidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, puso ese énfasis. «Esta es una reforma razonable, pero con un crecimiento de 4% sería más abordable y sostenible fiscalmente», explicó a El Mercurio. «El crecimiento es demasiado importante -agregó-, porque implica un aumento del empleo, de los salarios, del bienestar de las personas y mayor recaudación tributaria».

Entre los economistas hay cierto consenso: que Chile crezca será fundamental para el éxito de la reforma. ¿Por qué? Porque se mitigará el impacto del alza de los costos laborales y reducirá las presiones fiscales. Son estos los dos principales factores que destacan.

Efectos negativos sobre el empleo

La reforma previsional considera un alza de un 7% en la contribución que deberá aportar el empleador. Con esto, la suma total alcanzará 8,5 puntos. Es precisamente esta carga sobre las empresas la que tiene a muchos preocupados. Es que los costos de contratación para estas aumentarán. Y la subida de los salarios se ralentizaría y podría aumentar la informalidad.

Hacienda, de hecho, entregó cifras: según sus propios cálculos la reforma podría destruir alrededor de 60 mil empleos formales. De todos modos, para ir mitigando algunos de los efectos indeseados, la secretaría de Estado tomó medidas. Decidió mantener en 12,5% el impuesto corporativo a las pymes y extendió la gradualidad para aumentar la cotización adicional de 9 a 11 años, si los niveles de recaudación no son los esperados.

Todo lo relacionado al mercado laboral, no obstante, preocupa a los economistas. Juan Bravo, director del Observatorio del Contexto Económico de la UDP (OCEC) explica que los trabajadores con salarios en torno al ingreso mínimo podrían sufrir un efecto negativo en cuanto a empleo formal.

Sostiene, en esa línea, que «dado que los efectos negativos sobre el empleo formal se producen por un alza de costos laborales sin mayor productividad laboral, un mayor crecimiento económico permite absorber parte de dicha alza».

Cecilia Cifuentes, economista de la Uandes y miembro de la Comisión Técnica de Pensiones que asesoró a los parlamentarios en la discusión de la reforma, tiene reparos en torno a lo mismo.

«El 2% (de crecimiento) -explica- hace muy difícil de absorber el aumento de costo laboral. Y, por lo tanto, un aumento de costo laboral de 7%, con una economía creciendo al 2%, probablemente tenga impactos en la informalidad laboral, que podría aumentar. Y también tenga impacto en los salarios reales, que van a crecer bastante menos».

Con esa posición también coincide el exsubsecretario de Hacienda Alejandro Weber. «Los casi 7 puntos adicionales que tendrá que aportar el empleador encarecerán la contratación y harán que muchos salarios caigan en términos reales. Si el país crece al 2%, los salarios crecen al 1%. Como ese porcentaje ya será obligado por el Estado, no quedará margen para aumentos del sueldo líquido y, en régimen, el costo será compartido con los trabajadores», asegura.

«Además de forzarnos a retomar un mayor crecimiento económico -añade- la forma de mitigar este impacto es con una mayor gradualidad en la ley, es decir, que los 7 puntos aumenten en un periodo de 14 años, o bien que dependa de parámetros económicos objetivos como la tasa de desempleo, la informalidad y la variación de los salarios reales».

David Bravo, economista de la UC y director del Centro de Estudios Longitudinales, ofrece una mirada similar.

«El crecimiento economico trae mayor crecimiento en el empleo y aliviaría las restricciones que actualmente tenemos en el mercado laboral. Ello también permitiría que el aumento de 1% en los primeros años pueda ser absorbido de mejor modo y con menor impacto en el empleo total», puntualiza.

Costo fiscal

Al tener que venir la nueva cotización por parte del empleador, el Estado deberá desembolsar recursos en elevar su aporte a quienes trabajan contratados en el sector público. El crecimiento económico, dicen los expertos, es fundamental para que esas presiones fiscales se atenúen.

Cifuentes dice que el impacto fiscal es «bien importante». «El Estado tiene que pagar el 7% de los funcionarios públicos. Y cómo esto es cargo del empleador, para las empresas esto es gasto, por lo tanto las empresas tienen menores utilidades y pagan menores impuestos», explica.

En esa línea, concluye que «todo eso es abordable fiscalmente y laboralmente con una economía creciendo al 4%. Con una economía creciendo al 2% definitivamente la sostenibilidad de esta reforma tiene problemas fiscales y laborales».

En tanto, Weber, quien también es decano de la Facultad de Economía y Gobierno de la USS, explica que «ya que no se ajustaron los beneficios a la baja y no se redujo la transitoriedad del préstamo, el país se verá obligado a crecer más para financiar la reforma».

«Pero -añade- el crecimiento no sale de los arboles y esto exigirá un doble esfuerzo fiscal: por un lado recortes permanentes de gasto público, al menos de 1% del PIB desde ya -unos US$3.000 millones anuales- y políticas pro-inversión de verdad, como la reducción agresiva de la permisología y una rebaja del impuesto de primera categoría».

La discusión en el Senado

Los senadores de la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta tocaron la necesidad de que la economía vuelva a crecer potentemente en diversas ocasiones.

Hoy en Emol TV, el senador Ricardo Lagos Weber abordó ese desafío. «El crecimiento es fundamental para todo lo que tú quieras hacer, junto con la seguridad. Sin seguridad no tienes crecimiento, y sin crecimiento no tienes nada que distribuir y poco que financiar. Porque el crecimiento genera renta, genera recaudación económica, genera estímulo», explicó.

«Este proyecto -añadió- hace eso, genera más ahorro y más inversión a la hora de aumentar el ahorro de los chilenos. Con todo, va a quedar siempre la necesidad de que nuestra economía crezca, y ahí está el proyecto de permisología, de los permisos sectoriales».

«Yo no sé si alguien tiene la receta exacta para crecer al 4%, pero por lo menos yo entiendo que tenemos que tratar de despejar todo lo que son las trabas, dar garantías de la estabilidad de ciertas normas. Y creo que la reforma de pensiones sí hace eso», concluyó.

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