La reciente detección del asteroide 2024 YR4 ha encendido las alertas sobre los riesgos de impacto que presentan los objetos cercanos a la Tierra. Este cuerpo celeste, identificado en diciembre de 2024 por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS), mide entre 40 y 100 metros y se encuentra en la lista de riesgo de impacto de las agencias espaciales de Estados Unidos y Europa. Aunque la probabilidad de impacto el 22 de diciembre de 2032 es solo del 1,5%, el evento ha provocado que la ONU active un protocolo de defensa planetaria.
Impacto de un asteroide: más que un riesgo inmediato
El impacto de un asteroide de este tamaño no solo significaría un peligro inmediato, sino que podría generar efectos climáticos de largo alcance. Un estudio reciente sobre el asteroide Bennu, que tiene un diámetro de 500 metros, modeló las consecuencias de un impacto con la Tierra. Los investigadores concluyeron que una colisión podría provocar un descenso global de temperaturas de hasta 4 grados centígrados, una disminución del 15% en las precipitaciones y alteraciones graves en la química atmosférica y la fotosíntesis.
El choque de Bennu, que se espera para el año 2182 con una probabilidad de colisión de 1 en 2700, podría inducir un «invierno de impacto» de entre tres y cuatro años. Durante este período, la atmósfera se llenaría de polvo, oscureciendo el sol, lo que afectaría gravemente los ecosistemas terrestres y marinos. A pesar de que la probabilidad de colisión es baja, los científicos advierten que los impactos de asteroides medianos podrían tener consecuencias devastadoras para el medio ambiente.
Plan de acción activado por la ONU
Ante la reciente amenaza del asteroide 2024 YR4, la ONU ha activado el Protocolo de Defensa Planetaria, un plan de acción global para prevenir impactos. Este protocolo entra en vigor cuando la probabilidad de impacto supera el 1%, lo que ha permitido a la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), presidida por la NASA, y al Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), dirigido por la ESA, comenzar a monitorear de cerca la trayectoria del asteroide.
El coordinador de la Oficina de Defensa Planetaria de la NASA, Juan Luis Cano, señaló que, a pesar de que la probabilidad de impacto es baja, es esencial seguir los protocolos para garantizar que se tomen medidas de prevención si fuera necesario.
El asteroide 2024 YR4 ha sido clasificado en el nivel 3 en la escala de Turín, que mide el riesgo de impacto. Este nivel indica un bajo riesgo, pero justifica una vigilancia constante. Según expertos, es poco probable que el asteroide cause daño, pero su monitoreo sigue siendo crucial.
La defensa planetaria: ¿qué medidas se podrían tomar?
La comunidad científica ha intensificado su seguimiento para precisar la trayectoria del asteroide. Si se confirma que la probabilidad de impacto persiste o aumenta, podrían considerarse acciones como una misión de reconocimiento o, en el peor de los casos, una misión de desviación del asteroide. La tecnología ha avanzado considerablemente, y misiones como la DART (Double Asteroid Redirection Test), llevada a cabo por la NASA en 2022, demostraron que es posible cambiar la trayectoria de un asteroide mediante el impacto de una nave espacial.
El futuro de la vigilancia espacial
La vigilancia de asteroides cercanos a la Tierra ha mejorado significativamente en las últimas décadas, pero aún existen desafíos. El 2024 YR4 pasará cerca de la Tierra en diciembre de 2028, lo que permitirá realizar mediciones más precisas y reducir las incertidumbres sobre su órbita.
La amenaza de impactos de asteroides grandes, como el que causó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años, es rara. Sin embargo, los asteroides más pequeños, como el 2024 YR4, también pueden representar riesgos considerables. A medida que avanzan las investigaciones, los expertos continúan perfeccionando los sistemas de detección y respuesta para proteger al planeta.
La activa cooperación internacional y el desarrollo de tecnologías de mitigación son clave para enfrentar posibles amenazas cósmicas. Con el monitoreo constante y la mejora de las estrategias de defensa, la humanidad continúa avanzando en su capacidad para proteger la Tierra.
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