Aluvión de un Real Madrid liderado por Vinicius
El control del espacio fue determinante desde el principio de un encuentro al que Guardiola y Ancelotti comparecieron con modelos diferentes. El Manchester City salió con cinco centrales, con Stones incrustado en el pivote, para apuntar un centro del campo por el que se han escapado sus posibilidades de competir la Premier. Carletto hizo lo que nunca esperaría hacer, con una defensa encajada con pegamento en la que Valverde fue lateral. El partido se puso tenso desde el tifo, en el que la afición local recuperó el episodio del Balón de Oro que Rodri le arrebató a Vinicius. Sí les importó ganarlo. ‘Stop crying your heart out‘ («Deja de llorar con todo tu corazón»).
Veneno para el brasileño, que salió espoleado al Etihad dispuesto a conseguir la primera victoria en la cuenta del Real Madrid. Jugó con las espaldas de todos los marcadores que le puso Pep delante sin demasiado éxito. En apenas diez minutos, Vinicius espantó los males recientes para poner un nudo en la garganta de un estadio que celebró como un gol un fuera de juego en el que Éderson arrolló a su compatriota. Al City le pesaba correr hacia atrás, una constante durante esta temporada en la que ha perdido su identidad. Se habían invertido los papeles con respecto al partido del curso pasado.
Mbappé volvió a poner a prueba los reflejos del meta local tras recoger un pase exquisito de Vinicius, quien se vistió con el traje del jugador más desequilibrante para decorar el larguero con una parábola inmensa. Antes tiró una pared exquisita con Mendy. Aké, bajo palos, evitó el desastre cantado. Pero en el fútbol expresionista que ha deparado un City – Real Madrid para una repesca letal, fueron los de Guardiola los que golpearon primero. Gvardiol rompió entre líneas, para dejar con el pecho a Haaland, quien, al fin, fue capaz de marcar contra el vigente campeón de Europa. El tanto puso fin a la mejor media hora de juego de los blancos en Europa esta temporada después de una larga revisión.
Doblete de Haaland antes del éxtasis blanco
En la Champions no importa lo vivido, solo lo que está por hacer. Así lo evidenciaba Raúl Asencio, totalmente ajeno a su imputación. El más atento al corte y concentrado mientras el City no paraba de encajar ocasiones en contra. Los papeles invertidos a lo acostumbrado. Tantos episodios se vivieron en la primera parte, que si fuese por el City daría por amortizado el duelo, más si cabe tras agotar un cambio con la lesión de Grealish. Gastó otro en el descanso, dando entrada a Rico Lewis en lugar de Akanji para una asignatura bien dura.
Un segundo tiempo que empezó con Haaland armándose de pólvora a través de un disparo que impactó en el larguero que fue acosado en la primera parte por el Real Madrid. El que busque un cambio de filosofía de los Ancelotti está equivocado. Es un equipo de dos almas, donde los de arriba limitan esfuerzos para la presión y los de trás cargan con el peso de la responsabilidad. Es suficiente en la mayoría de las ocasiones, pero hay que acertar en las dos áreas.
Y en el peor remate de los intentados por Mbappé, con la tibia, superó a Éderson. Parecía el inicio de una película de vaqueros donde el que defendía el fuerte acaba muriendo. En un giro de los acontecimientos, Ceballos se empeñó en ser el malo de la cinta, cometiendo un penalti sobre Foden que Haaland convirtió. Pero la psicología siguió siendo del Real Madrid, que en el tiempo de descuento culminó una remontada para asaltar por primera el Etihad. Brahim, ex del City, logró un empate merecido y Bellingham culminó una contra letal para dejar encarrilada la eliminatoria.
/Escrito por Denis Iglesias para Sport. Video:ESPN
Tenía que ser así. El mejor Real Madrid de la temporada estaba a cinco minutos de caer de la forma en que siempre noqueaba a sus rivales, abatido por la pegada de un adversario formidable. Dos goles de Haaland ponían cuesta arriba una eliminatoria tremenda en ese minuto 86, cuando el campeón de Europa regresó para atemorizarlos a todos. Un tanto de Brahim y otro de Bellingham en el 92′ sellaron la enésima remontada en la victoria 300 en Europa. Otra noche memorable para la colección de hazañas continentales.
Nadie creería que los dos equipos que se vieron las caras en el primer asalto de los playoffs son los que la temporada pasada disputaron una de las eliminatorias más emocionantes que se recuerdan. El Manchester City es un club en la sala de despiece. Y el Real Madrid, pese a despedazarse cada año por culpa de las lesiones, se mostró en el Etihad un rival entero. Nadie tendrá que explicarle a este club lo que supone competir en Champions. Estuvo a punto de dejar vivo a Guardiola, quien quiso aplicar la receta resultadista con dos goles de Haaland. El equipo blanco destapó el tarro de las esencias en el desenlace. Mbappé metió con la tibia, Brahim aseguró un empate merecido y Bellingham culminó la remontada ante un rival anímicamente muerto.