Un atardecer de agosto de 1990, en los páramos solitarios de Calvine, una remota aldea en Escocia, dos excursionistas tomaron lo que muchos consideran la mejor fotografía de un OVNI jamás registrada. La imagen muestra un objeto gigante, flotando en silencio sobre el paisaje. Tenía forma de diamante y junto a él, un avión de combate Harrier parece patrullarlo, como si supiera que aquello —fuera lo que fuera— no pertenecía a este mundo.

Durante más de tres décadas, la imagen desapareció. El periódico Daily Record, que recibió las fotos de manos de los testigos, las derivó al Ministerio de Defensa británico. Nunca se publicó el reportaje. Las fotografías se esfumaron. Lo que siguió fue un silencio oficial… y un mito creciente.

El misterio crece

Según informes internos del Ministerio de Defensa, no se hallaron pruebas de fraude. Mientras que el Harrier en la imagen podía identificarse claramente, el objeto con forma de diamante desafiaba toda explicación. Incluso hubo una nota dirigida al gabinete de Margaret Thatcher que afirmaba: “Estamos seguros de que el avión es un Harrier. No tenemos registro de que uno haya estado operando en ese lugar, fecha y hora”.

¿Era una nave secreta? ¿Una tecnología experimental? ¿O un objeto no humano? Lo único cierto es que, según testigos, el OVNI se elevó a gran velocidad y desapareció, sin dejar rastro ni sonido.

El regreso de la imagen

Durante años, el periodista y académico David Clarke —quien fue curador del archivo de OVNIs del Ministerio de Defensa en los Archivos Nacionales del Reino Unido— se obsesionó con el caso Calvine. Finalmente, logró ubicar a Craig Lindsay, ex oficial de prensa de la RAF, quien aún conservaba una copia original de la fotografía, en su sobre original del Daily Record.

Lindsay entregó la imagen a Clarke, y hoy forma parte del archivo de la Universidad Hallam de Sheffield. Así, el público pudo ver por primera vez la fotografía de un caso que había estado bajo secreto durante más de 30 años.

¿Un OVNI real?

A día de hoy, el objeto captado en Calvine sigue sin explicación. Algunos creen que se trataba de un experimento militar ultra secreto. Otros, que fue un encuentro genuino con tecnología de origen desconocido.

Lo único claro es que ni el tiempo ni el silencio del gobierno lograron borrar la inquietud que genera esa imagen. Una nave suspendida en el cielo, un caza británico como testigo… y un misterio que, pese a todo, sigue sin resolverse.

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