Imposible negarlo, han sido noches estivales de largos desvelos. Si bien el desvelo puede ser ocasionado por algo positivo, apasionante o motivador, como escribir algo original o creativo, también puede ser causado por algún impacto emocional negativo, transformándose en una batalla silenciosa entre el deseo de descansar y la mente que se niega a enmudecer; esto último es lo que le ha ocurrido a esta pluma a raíz del “caso Baquedano”.

Los detalles son por todos conocidos, el monumento del insigne General y la Tumba del Soldado Desconocido no vuelven al lugar donde estuvieron desde 1928 y del que fueron removidos en mayo del 2021. Así lo informó la Subsecretaria del Patrimonio Cultural y Presidente del Consejo de Monumentos Nacionales, la misma que, en varias fotografías, aparece desafiante con el puño en alto sobre el plinto donde se encontraba la escultura ecuestre de Diego de Almagro que, al igual que 1300 (si, 1300) bienes patrimoniales, fue vandalizada por el octubrismo el 2019.

¿Qué patriota o qué simple ciudadano puede evitar desvelarse al conocer esta ignominia y humillación a uno de los héroes más importantes de nuestra historia, y al reconocimiento que el país otorga a aquellos desconocidos soldados que dieron su vida por la libertad y grandeza de la patria?… ¡Nadie!

Para nadie puede ser fácil conciliar el sueño al enterarse de esta decisión que el Consejo de Monumentos justifica señalando obedecer a una solicitud del MOP y por recomendaciones del sector Defensa, agregando además que, “con mucho respeto”, han canalizado la solicitud del Ejército, quien habría presentado tres lugares para su reubicación, teniendo en consideración que un nuevo emplazamiento debe asegurar la preservación y dignidad del monumento. ¡Increíble por decir lo menos!

Lo que estamos viviendo en estos días es algo más que un insomnio. Es una verdadera pesadilla, que refleja nuestra profunda preocupación al ver cómo se consolida, en nuestra realidad un “movimiento contracultural” dirigido por la izquierda más radical, a vista y paciencia de una oposición encapsulada en intereses que no se condicen con su responsabilidad de volver al país al cauce de bienestar y progreso que en algún momento lo transformó en un faro de la Sociedad Libre.

Son muchas las reflexiones que a esta pluma le asaltan durante sus desvelos, ocasionados al comprobar que no hay reacción adecuada a la gravedad de los hechos en curso, incluso al estar estos al margen de la ley, porque el Consejo (CMN) carece de facultades para resolver por sí solo sobre la suerte del Monumento en cuestión.

Por último, esta pluma se pregunta: ¿Cómo va a ser posible que se pierda la batalla por volver a Baquedano y al Soldado desconocido al lugar de donde nunca debieron salir? ¿Cómo va a ser posible que no sólo se trate de una derrota (porque las hay que fueron determinantes para un futuro de gloria, como Rancagua, la Termópilas, etc.), sino que se trate de “una derrota vergonzosa”, poniendo en entredicho el honor de un Ejercito “siempre vencedor y jamás vencido”?

Coincidirán mis patrióticos contertulios con que hay… ¡Razones hay para estar desvelado!

Por Cristián Labbé Galilea

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