Siempre hemos imaginado a la Vía Láctea como una espiral perfecta, con cuatro brazos principales que giran alrededor de un núcleo brillante de estrellas. Sin embargo, esta imagen, ampliamente difundida, no es más que una construcción teórica: nadie ha podido ver nuestra galaxia desde el exterior para confirmarla. Es como intentar describir un edificio entero desde una sola ventana: solo vemos una pequeña parte de la fachada.

Durante décadas, los astrónomos han intentado reconstruir su estructura observando secciones del cielo y comparándolas con otras galaxias. Es curioso que tengamos representaciones precisas de miles de galaxias lejanas, pero aún no sepamos con certeza cómo es la nuestra.

Ahora, un grupo de investigadores de la Academia de Ciencias de China ha publicado un estudio en The Astrophysical Journal que podría cambiar nuestra comprensión del hogar cósmico. Según sus hallazgos, la clásica representación de la Vía Láctea podría estar equivocada: su forma sería muy distinta a la que asumíamos.

Una forma galáctica poco común

Las galaxias suelen clasificarse en tres tipos básicos: elípticas, irregulares y espirales. En el caso de estas últimas, los brazos que nacen desde el centro suelen ser dos. La idea de que la Vía Láctea tenga cuatro brazos espirales principales la convertiría en un caso poco común, casi único en el universo observable.

Según los autores del estudio, si nuestra galaxia realmente tuviera cuatro brazos, también debería presentar características extraordinarias para sostener esa estructura, lo cual no parece evidente. Por ello, proponen una versión más simple: dos brazos principales.

Los investigadores han llegado a esta conclusión luego de analizar extensos datos astronómicos recopilados en los últimos años. “Pese a décadas de estudio —señalan—, la forma exacta de la espiral galáctica sigue sin definirse claramente. Pero las mejoras en la medición de distancias nos están acercando a una solución”.

Un nuevo modelo galáctico

El equipo utilizó tecnología moderna para medir con alta precisión la distancia entre la Tierra y cientos de estrellas. A partir de las ubicaciones de unas 200 estrellas jóvenes, comenzaron a trazar un nuevo esquema de la Vía Láctea. Luego sumaron datos del telescopio Gaia, que registra el movimiento de millones de estrellas individuales, para afinar el mapa.

El estudio concluye que la Vía Láctea presenta una estructura espiral con múltiples brazos, pero que dos de ellos, Norma y Perseo, serían los ejes principales de simetría en su parte interior. Desde ahí, ambos se ramifican y se conectan con otros brazos, como Centauro y Sagitario.

Fragmentos galácticos exteriores

Más allá del núcleo, también identificaron brazos lejanos y fragmentados que no están unidos al centro galáctico. Estas secciones podrían ser el resultado de antiguas colisiones con otras galaxias o cúmulos estelares a lo largo de la evolución de la Vía Láctea.

Los autores creen que este nuevo modelo representa una base sólida para futuros estudios sobre la estructura de nuestra galaxia. La llegada de nuevos datos, especialmente de Gaia y otros telescopios, permitirá seguir perfeccionando este mapa. Así, aunque vivamos dentro de ella, poco a poco podremos entender con mayor precisión la verdadera forma del universo que habitamos.

*Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente: www.eldiariodesantiago.cl