El asteroide 2024 YR4 ha captado la atención de astrónomos y científicos desde su descubrimiento el 27 de septiembre por el Observatorio El Sauce, ubicado en Río Hurtado, Chile. Desde entonces, los especialistas han trabajado para calcular con precisión su trayectoria y determinar las probabilidades de un posible impacto con la Tierra.
Se sabe con certeza que el objeto hará dos aproximaciones significativas a nuestro planeta: una en 2028 y otra en 2032. Es esta última la que ha generado más preocupación entre los expertos, debido a que las primeras proyecciones indicaron una probabilidad de impacto de hasta un 3,1 %, una cifra considerada elevada en este tipo de eventos.
Aunque no se trataría de un escenario de extinción global, el tamaño estimado del asteroide —entre 40 y 90 metros de diámetro— es suficiente como para causar daños considerables, destruyendo una ciudad entera o afectando varios kilómetros a la redonda en caso de colisión.
Buenas noticias desde la comunidad espacial
Desde que se detectó, diferentes agencias espaciales han estado monitoreando la evolución de la trayectoria del 2024 YR4, y en las últimas semanas se había registrado un aumento en el riesgo de impacto. Esta tendencia alcanzó su punto más alto desde 2004, cuando el asteroide Apophis llegó a marcar un 2,7 % de probabilidad de colisión.
Sin embargo, nuevos datos han traído alivio. Las últimas observaciones, realizadas con instrumentos como el Telescopio Muy Grande, han permitido afinar los cálculos y disminuir el nivel de incertidumbre. Esto se traduce en una reducción de la probabilidad de impacto: la NASA, a través del Centro para el Estudio de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS), estima actualmente un 1,5 %, mientras que la Agencia Espacial Europea (ESA) calcula un 1,38 %.
Juan Luis Cano, coordinador de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, explicó en declaraciones recogidas por La Nación que las mediciones más recientes han desplazado la posible trayectoria del asteroide aún más lejos de la Tierra. “Pensamos que es posible que se haya iniciado ya la reducción final de la probabilidad de impacto que esperábamos”, señaló el especialista.
A medida que continúan las observaciones y se recopilan nuevos datos, todo parece indicar que el escenario más temido se aleja. Por ahora, la comunidad científica respira con mayor calma, aunque sin perder de vista al 2024 YR4.
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