Después de más de dos décadas de ausencia, Myriam Hernández regresó al escenario del Festival de Viña del Mar no solo para revivir sus clásicos, sino para hacer historia. Este lunes, la cantante chilena recibió la codiciada Gaviota de Platino, un reconocimiento reservado para artistas que han dejado una huella imborrable en la música latinoamericana. Con un público entregado y un repertorio que convirtió la Quinta Vergara en un karaoke gigante, Hernández demostró por qué es una de las voces más emblemáticas de la región.
Un regreso cargado de simbolismo
Myriam Hernández no pisaba el escenario del Festival de Viña desde hace 23 años, un período en el que su música nunca dejó de resonar en las radios y playlists de sus seguidores. Su regreso no fue solo un concierto, sino un acto de reivindicación artística. «Soñaba con este momento», confesó la artista al inicio de su presentación, recordando que han pasado 35 años desde su primera aparición en el festival. «Ustedes hicieron realidad ese sueño de esa niña de cuatro años… gracias infinitas a ustedes, a todos», agregó, emocionada.
El show comenzó con dos de sus éxitos más icónicos, “El hombre que yo amo” y “Te pareces tanto a él”, canciones que no solo definieron su carrera, sino que también marcaron a generaciones enteras. La conexión con el público fue inmediata, y la Quinta Vergara se transformó en un coro masivo que coreó cada verso.
La Gaviota de Platino: un reconocimiento exclusivo
El momento cumbre de la noche llegó cuando los animadores Karen Doggenweiler y Rafael Araneda anunciaron la entrega de la Gaviota de Platino, un galardón que solo unos pocos artistas han recibido. La alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, fue la encargada de hacer la entrega en medio de una ovación ensordecedora.
Este reconocimiento no es solo un premio, sino un símbolo de trascendencia en la industria musical. Myriam Hernández se une así a una lista exclusiva que incluye a Luis Miguel (2012), Isabel Pantoja (2017), Lucho Gatica (póstumo, 2019) y Los Jaivas (2023). Cada uno de estos artistas ha dejado un legado que trasciende fronteras, y Hernández no es la excepción.
Un legado que perdura
La carrera de Myriam Hernández es un reflejo de la evolución de la música romántica en América Latina. Con más de tres décadas de trayectoria, la cantante ha vendido millones de discos, conquistado mercados internacionales y mantenido su relevancia en una industria que suele ser implacable con sus estrellas. Su capacidad para reinventarse, sin perder la esencia que la hizo famosa, es quizás uno de sus mayores logros.
Sin embargo, su regreso a Viña del Mar no solo fue un triunfo personal, sino también una reafirmación del poder de la música como herramienta de conexión emocional. En una época dominada por lo efímero, Hernández demostró que las canciones que nacen del corazón tienen la capacidad de perdurar.
¿Qué sigue para Myriam Hernández?
Con la Gaviota de Platino en sus manos y un público que la aclamó como una reina, Myriam Hernández cierra un capítulo y abre otro. Su presentación en Viña del Mar no solo fue un concierto, sino un recordatorio de que, en un mundo cambiante, hay artistas que siguen siendo un refugio para quienes buscan emociones auténticas.
Mientras el público abandonaba la Quinta Vergara, una pregunta quedaba en el aire: ¿qué otros sueños le quedan por cumplir a esta artista que, a pesar de los años, sigue siendo la niña de cuatro años que soñaba con subir a un escenario?
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