Carolina Tohá renunció a su cargo de ministra del Interior y Seguridad Pública, dando así inicio a la carrera presidencial. Lo hizo a pesar del bajo porcentaje de apoyo que tiene en la población (3%), que prefiere a Matthei, Bachelet, Kaiser y Kast, según la gran mayoría de las encuestas. La actitud de Tohá la última semana reveló que estaba dispuesta a asumir el desafío y que creía que la exPresidenta Bachelet no lo haría, pues es difícil pensar que pretendiera enfrentarse a ella en una primaria. La primaria, tendría ahora sólo contendores de poca monta. La escueta declaración de Bachelet ayer así lo confirma.

Es curioso que esto haya sido recibido con entusiasmo por el Presidente Boric, que no se preocupó de articular debidamente la sucesión en el gabinete, y por algunas figuras del llamado Socialismo Democrático que apuestan a un renacimiento de una suerte de socialdemocracia, pues no debe olvidarse que este renacer tendría que ser encabezado por la exministra jefe de Boric, y ex generalísima de la campaña por el Apruebo en el plebiscito constitucional de septiembre de 2022, que pretendía refundar Chile a imagen y semejanza de los desvaríos ideológicos del Frente Amplio y el Partido Comunista.

Por otra parte, Carolina Tohá, como ministra del Interior y Seguridad Pública, deja al país con el mayor número de delitos violentos de nuestra historia, también la mayor tasa de homicidios, el mayor número acumulado de ingresos clandestinos al país, la menor inversión en orden y seguridad de las últimas décadas y los mayores índices de temor en la población chilena. Su gestión en materia de criminalidad y migración fue deficiente. La creación del ministerio de Seguridad Pública, presentado como una solución, fue criticada por los expertos por las escasas atribuciones que tendría y pareció, más bien, un intento de arrancar personalmente del problema. No es de extrañar entonces el bajo apoyo que la exministra Tohá tiene en la población.

¿Por qué si la delincuencia y la migración irregular son las principales preocupaciones de los chilenos, una figura política con los antecedentes que señalamos podría tener éxito en la carrera presidencial? Ello puede estar hablando de la absoluta desconexión de la izquierda con lo que ocurre en Chile. No basta una declaración en el sentido que la izquierda debe preocuparse de las mayorías, hay que tener credibilidad para plantear algo así y alguien que llamó “gatillo fácil” a la Ley Naín Retamal o que ha insistido en un insensato proyecto de ley de Reglas de Uso de la Fuerza para las FF.AA. que señalan siete fases previas al uso de sus armas de fuego no la tiene en esta materia.

Así las cosas, uno pensaría que la contienda presidencial está definida. Tres candidatos de derecha marcan más que la única de izquierda (siempre habrá un MEO, aunque sin chance de ganar). Pero falta bastante todavía y no se puede cantar victoria en la derecha. Más aún, aunque se gane la presidencial, la desunión en la derecha pone en peligro el resultado de las elecciones parlamentarias.

Tengo la convicción, con los datos actuales, que Evelyn Matthei tiene una alta probabilidad de ser la próxima presidenta de Chile. El problema que veo es que ello no basta para salir del pantano en que nos metió el gobierno de Boric. Para ello es necesario obtener una mayoría en el Congreso que reproduzca el arco del Rechazo. Y para obtener esa mayoría es necesario que, desde ya, exista una mínima coordinación y lealtad entre quienes componen esa mayoría. Y no basta con declaraciones y llamados a la unidad, ni promesas de apoyo futuro, que por cierto no hacen daño.

Chile Vamos no puede seguir colaborando a poner en práctica el programa de Boric. Mario Marcel ya los está embarcando otra vez en eso con su proyecto de reforma tributaria. Republicanos y el Partido Nacional Libertario, junto al Partido Socialcristiano, deben tener disposición a explorar un pacto parlamentario con Chile Vamos y las demás fuerzas del Rechazo, que, si no confluye en una sola lista, al menos con pactos por omisión configuren una plantilla de candidatos que logre la mayoría en el Congreso. El apoyo a las fuerzas de derecha y centro hoy día es casi única en nuestra historia y desaprovecharla echaría una gran responsabilidad sobre quienes lo hicieran. Y no digan que no se puede culminar exitosamente esa negociación. Hay gente para eso.

Y, por último, hay un elemento que puede ayudar a la unidad de la derecha y las fuerzas de centro. La mayoría del país tiene tres prioridades claras: combatir el crimen, detener la inmigración descontrolada y poner al país a producir y generar empleos. En ellas pueden converger las fuerzas políticas que apoyaron el Rechazo y los candidatos que han salido o salgan al ruedo debieran desde ya mostrar sus énfasis programáticos para transformarlos en un elemento de unidad que contrarreste legítimas ambiciones personales y las ponga al servicio de Chile.

Por Luis Larraín, economista.

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