Aunque el sentido común dice que Evelyn Matthei sería mucho más competitiva que Johannes Kaiser contra algún candidato de izquierda en una segunda vuelta de la elección presidencial, es innegable que el candidato con más impulso en la derecha hoy es el abanderado del naciente Partido Nacional Libertario. Si Matthei no logra revertir esa tendencia, la abanderada de los partidos tradicionales de derecha corre el riesgo de no llegar a segunda vuelta.

Para que Matthei pueda llegar a esa posición presumiblemente ventajosa en segunda vuelta, primero deberá superar a Kaiser y a José Antonio Kast en primera vuelta. Aunque uno de sus argumentos más poderosos para atraer el apoyo de los votantes de derecha será precisamente que ella es más competitiva en segunda vuelta, Matthei deberá también disputar ese electorado de derecha que está ilusionado con la idea de que Kaiser puede llegar a cambiar radicalmente el mal rumbo que lleva Chile y retornar al sendero de desarrollo de libre mercado con políticas públicas que además impongan la ley y el orden y el respeto a las tradiciones. Aunque Matthei pudiera ser lo más conveniente para la derecha, Kaiser es quien hoy parece entusiasmar más a una buena parte del sector.

En los meses que ya han transcurrido desde que Matthei dejó la Alcaldía de Providencia y comenzó a dedicarse tiempo completo a ser candidata presidencial, la abanderada de los partidos tradicionales de derecha ha dejado en claro que busca ser el continuismo de la hoja de ruta derechista moderada que forjó Sebastián Piñera en sus dos administraciones. Al rodearse de connotados asesores de Piñera y priorizar un discurso crítico del gobierno del Presidente Gabriel Boric pero claramente centrado en el diálogo y la construcción de grandes acuerdos, Matthei contrasta su mensaje con la estrategia de confrontación que potencia Kaiser. Pero Matthei no tiene ni el carisma de Piñera ni los cuantiosos recursos que pudo usar el exmandatario para promocionar su imagen.

Para Kaiser y sus seguidores, el estilo que cultiva Matthei es precisamente la razón por la que la derecha ha perdido la batalla cultural con la izquierda. Como está pensando más en ganar en primera vuelta (y a partir de esa ahora improbable victoria construir la base de una histórica hazaña en segunda vuelta), Kaiser no parece ahora muy interesado en atraer votantes moderados. Pero como Matthei está pensando más en la segunda vuelta, la candidata pudiera equivocadamente olvidar que para ganar en segunda vuelta primero debe llegar a la segunda vuelta. Si Kaiser orada la base de apoyo de Matthei desde la derecha, el candidato nacional libertario bien pudiera dar la misma sorpresa que José Antonio Kast dio a Sebastián Sichel, el candidato de la derecha tradicional, en 2021.

Para evitar perder votos hacia la derecha, Matthei debiera potenciar elementos en su biografía y su trayectoria que subrayen su pertenencia a ese sector. Resulta incomprensible, por ejemplo, que sus estrategas de campaña quieran promover el primer nombre de la candidata más que su apellido. Emulando esa cercanía natural con la gente que tiene la expresidenta Michelle Bachelet, que llevó a la gente a referirse a ella como Michelle, los estrategas de campaña de Matthei insisten en hablar de Evelyn. Pero es improbable que el grueso del electorado, que siempre la ha conocido por su apellido, comience a ver en ella una cercanía y simpatía que Matthei nunca cultivó en su carrera.

Además, hablar de Matthei inevitablemente subraya el pedigrí de derecha de la candidata. Como hija de un miembro de la Junta Militar, que se peleó con Pinochet pero que siempre entendió que sus verdaderos adversarios estaban en la izquierda, Matthei debiera usar su apellido para despejar las dudas que está instalando Kast sobre el verdadero domicilio ideológico de la exalcaldesa de Providencia.

Para un electorado cuya mayor preocupación es la delincuencia, pensar en los candidatos a partir de su apellido es más afín a la demanda de un sheriff que combata con energía el crimen. Destacar los atributos de cercanía de los candidatos pudiera no ser hoy la mejor estrategia. Frente a los altos niveles de delincuencia y el temor al crimen, la gente quiere mano dura, no corazón de abuelita.

Aunque muchos de los asesores más cercanos de Matthei insistan en tratar de acercarla a la gente presentándola como Evelyn, las campañas siempre son más exitosas cuando potencian las fortalezas de los candidatos que cuando buscan promover atributos que los candidatos nunca han cultivado en sus trayectorias. La experimentada abanderada de derecha debiera demostrar que entiende de qué se trata esta elección y debiera despedir a esos asesores que equivocadamente creen que la mejor estrategia es potenciar el uso de su primer nombre, Evelyn. La candidata debe privilegiar el uso del más efectivo y conveniente apellido Matthei para ser exitosa ante el desafío que representa el avance, desde la derecha, de Kaiser en las encuestas.

Porque su apellido destaca sus atributos de derecha, porque hablar de apellido en vez de primer nombre facilita comunicar el mensaje de mano dura, y sobre todo porque antes de pensar en la segunda vuelta, hay que asegurarse de ganar en primera vuelta, la candidata que puede derrotar a Kaiser es Matthei más que Evelyn.

Por Patricio Navia, sociólogo, cientista político y académico UDP

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