T Coronae Borealis, un sistema estelar situado a unos 3.000 años luz, podría protagonizar en los próximos días un fenómeno astronómico de gran magnitud. Este tipo de eventos, conocidos como novas recurrentes, se producen cuando una enana blanca acumula suficiente materia de su estrella compañera, provocando una explosión termonuclear visible desde la Tierra.
Según un estudio reciente desarrollado por investigadores de la Universidad de Louisiana State y de la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables (AAVSO, por sus siglas en inglés), el estallido podría producirse el jueves 27 de marzo, haciendo que el brillo del sistema aumente hasta igualar el de algunas de las estrellas más visibles del firmamento. Se trataría de la primera vez desde 1946 que este fenómeno puede observarse sin telescopios.
Una erupción prevista desde hace décadas
El sistema, también conocido como T CrB, forma parte de la constelación de la Corona Boreal, fácilmente reconocible desde España y todo el hemisferio norte. Está compuesto por una gigante roja y una enana blanca, en interacción constante. Esta última, al captar materia de su compañera, sufre periódicamente un colapso que provoca un aumento repentino de luminosidad.
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— Forbes (@Forbes) March 20, 2025
Existen registros históricos de explosiones en los años 1217, 1787, 1866 y 1946. Desde entonces, los astrónomos han seguido con atención la evolución de su curva de luz. En marzo de 2023 se detectó una disminución del brillo conocida como Pre-eruption Dip, considerada una señal previa inequívoca del estallido. El pasado mes de agosto de 2024, los astrónomos estaban convencidos de que se produciría la explosión, pero finalmente no tuvo lugar.
Dónde mirar para observar el fenómeno
La constelación donde se encuentra el sistema comenzará a elevarse por el este unas tres horas después del anochecer. Para localizarla, se puede trazar una línea entre Arcturus y Vega: la Corona Boreal se sitúa entre ambas, cerca del cúmulo M13 en la constelación de Hércules.
“Desde septiembre hemos observado variaciones que apuntan a la inminente llegada de esta esperada explosión”, explicó Franck Marchis, astrónomo del SETI Institute. Añadió que, aunque las predicciones se basan en observaciones empíricas, aún existe cierto margen de incertidumbre sobre la fecha exacta del evento.
Cuando no está en fase de erupción, T CrB es demasiado tenue para detectarse a simple vista. Pero durante unos días, su brillo podría alcanzar la magnitud suficiente para que cualquier persona pueda observarlo sin necesidad de instrumentos ópticos. Investigadores de la AAVSO han documentado una caída sostenida en el brillo del sistema en las bandas B y V, que coincide con el patrón registrado antes de la explosión de 1946. Este descenso ha sido atribuido a la formación de polvo interestelar, lo que refuerza la hipótesis de una erupción inminente.
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