La forma en que el Presidente Boric y altos funcionarios de gobierno salieron a festejar la corrección al alza en el crecimiento económico de Chile en 2024 recuerda a esos estudiantes mediocres que por un golpe de fortuna logran aprobar un curso con la nota mínima. Esa impudorosa celebración de mediocridad avergüenza a los que saben que, para triunfar en la vida, no basta con lograr el mínimo. Pero como este gobierno nunca se caracterizó por trabajar demasiado y aspirar a superar los logros de gobiernos anteriores, celebrar un crecimiento del 2,6% como si fuera una medalla olímpica solo resume a la perfección la incapacidad que tuvo Boric para habitar dignamente el cargo de Presidente de la República.
Los alumnos porros siempre piensan en qué es lo mínimo que se debe hacer para aprobar el curso. En cambio, los buenos alumnos siempre aspiran a aprender lo más posible durante el semestre. Aunque la nota importa mucho, los buenos alumnos están más preocupados del aprendizaje que de la nota. En cambio, los malos alumnos siempre andan con calculadora en mano estimando cuál es el mínimo esfuerzo que deben hacer para aprobar el ramo.
La forma en que Boric salió a celebrar en redes sociales el mediocre crecimiento de Chile en 2024 fue impúdica e impropia. Primero, porque el Presidente actuó como un bully al usar su poderosa tribuna para burlarse de un economista que, correctamente, había advertido hace unos meses que, para tener un alto crecimiento, hay que trabajar duro y facilitar las condiciones para la inversión. Boric no necesitaba demostrar su sed de venganza atacando a un economista que sólo subrayó el innegable hecho que este gobierno nunca consideró el crecimiento y la creación de empleo como uno de los principales objetivos de su gestión.
Resulta todavía más irónico que el país creció porque el motor del crecimiento en 2024 fueron las exportaciones. Después de haberse opuesto con burdos argumentos a los tratados de libre comercio, el gobierno de Boric celebra que el país haya crecido de forma mediocre gracias a que el sector exportador tuvo buenos resultados.
Después de tres años en el poder, nadie debiera sorprenderse de que el gobierno celebre sus derrotas ideológicas como logros políticos. Cualquiera de estos días, Boric podría sorprender a aliados y adversarios al declarar que fue una buena cosa que los chilenos hayan votado para rechazar el proyecto de nueva Constitución por el que su propio gobierno hizo campaña. Si bien todos los políticos siempre quieren ponerse del lado ganador, la falta de pudor de este gobierno que se autoproclamó moralmente superior a sus predecesores y que demostró tener tantos o más casos de corrupción y tráfico de influencia, supera todo límite.
Boric llegó al poder prometiendo sepultar el modelo neoliberal y ahora celebra que, pese a todos sus esfuerzos por derribar el modelo, el poco crecimiento que experimenta el país se explique por la resiliencia del modelo neoliberal.
Muchos de sus aliados, especialmente en el mundo socialdemócrata, insisten en que Boric, con el paso de los años, aprendió a habitar el cargo. Pero Boric repetidas veces ha dejado en claro que sigue siendo el mismo líder estudiantil rebelde que se niega a reconocer lo obvio. Boric sigue creyendo que sus ideas de una economía centralmente planificada y un Estado empresarial funcionan mejor que el modelo capitalista.
Si bien el gobierno terminó siendo obligado por la realidad a moderarse y mantener partes esenciales del modelo económico, Boric nunca reconoció que su concepción de mundo estaba equivocada. Es verdad que no llegó a cumplir su objetivo de sepultar el modelo, pero eso simplemente se debe a que fue demasiado torpe para lograr su objetivo. El intento de asesinato del modelo falló, pero el Presidente intentó apretar el gatillo varias veces. Por eso, resulta vergonzoso que ahora el gobierno salga a celebrar la resiliencia de un modelo que resistió los esfuerzos por destruirlo.
Afortunadamente, quedan pocos meses de gobierno. La campaña presidencial en ciernes deja claro que nadie quiere ser el candidato de continuidad. La deslucida campaña de Carolina Tohá busca alejarse del legado del gobierno del que ella formó parte central. En el Frente Amplio nadie se anima a tomar la bandera de la continuidad de un gobierno mediocre y fracasado. En el PC, hay más interés en una buena negociación para la elección parlamentaria que en tomar la bandera de continuidad de esta administración. Pero mientras el sueño refundacional de este proyecto político sigue cayéndose a pedazos, el Presidente Boric, cual alumno porro, celebra haber pasado el curso de crecimiento en 2024 con la nota mínima.
Por Patricio Navia, sociólogo, cientista político y académico UDP.
/psg