El escenario político electoral de este año es, por decir lo menos, complejo. Cerca de 100 candidatos a la presidencia, y más de 20 partidos tratando de obtener una cuota de poder, hacen difícil cualquier proyección, poniendo además a prueba la capacidad del votante para informarse adecuadamente, analizar las propuestas, tomar decisiones y no dejarse engañar. Por ello, se requiere la mayor transparencia y honestidad de quienes deben plantear las ideas y principios que representan.

Si descontamos a la izquierda, porque todo indica que perderán el gobierno (aunque ellos mismos se jactan que igual “mantendrán el Estado”, haciendo referencia a los miles de militantes que han infiltrado en los organismos públicos), entonces la preocupación de esta pluma se centra en ¿qué sector de la oposición está más capacitado para ejercer un gobierno que saque al país del marasmo en que se encuentra?

La respuesta no es fácil, ante la división que presenta la oposición. Teniendo el sector una opción clara de ser gobierno, quien lidera hasta ahora las encuestas se esfuerza por presentarse como “centrista”; promoviéndose además como la continuadora del piñerismo 3.0, lo que para efectos prácticos es garantía de nada (viene a ser como “la nada y la cosa ninguna”).

Apoyada por parte de las elites -conspicuos intelectuales, la prensa más tradicional y ciudadanos anclados en su zona de confort-, sus correligionarios y ella misma no escatiman esfuerzos para tildar de “extremistas de derecha” a cualquiera que no piense como ellos, en especial a los otros candidatos de la oposición.

Para quien representa un centrismo cercano a la izquierda y a un socialismo de corte europeo, es probable que los principios de la Sociedad Libre “no vayan” con una sociedad inspirada en la cultura WOKE, en el globalismo, y en agendas como la 2030, el ambientalismo, la identidad de género, la educación sexual integral (ESI), e incluso el aborto libre. Ella misma lo ha dicho, “mis ideas son más cercanas a la izquierda” (a confesión de parte relevo de pruebas).

¡Ahí está la madre del cordero! Pareciendo querer representar al sector cuyos principios defienden la vida, la libertad, la propiedad, el derecho, el orden, y el crecimiento como base del bienestar general, la candidata “no tiene empacho” en decir que está de acuerdo con todos esos principios, pero -qué duda cabe-, “a la primera de cambios” todo será transable, porque su corazoncito está más cerca del modelo socialista que del libertario… y porque en verdad, ella es 100% Evopolis (lo dijo el propio H. Larrain M.).

En fin, ante tanta confusión, el electorado prefiere “las cosas claras y el chocolate espeso”; y sabe que si alguien tiene la Klave para sacar al país de la postración en que se encuentra y tiene las cosas Klaras, es “la Fórmula K”, la que debe unirse si quiere llegar a la Moneda. El país necesita un Kambio, que sea Kapaz de enfrentar con decisión la ambigüedad, el terrorismo y el crimen organizado.

Por Cristián Labbé Galilea

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