La proclamación de Jeannette Jara como candidata presidencial del PC sigue enfrentando resistencias internas de un ala dura que busca imponer una agenda rupturista con el gobierno, evidenciando fracturas estratégicas en el partido.
El dilema: ¿Continuidad o ruptura?
- Sector Jara: La ministra del Trabajo simboliza la alianza con el gobierno y el Frente Amplio, pero su imagen se ve erosionada por críticas internas a la reforma de pensiones, considerada una «traición» a las luchas históricas del movimiento social.
- Sector Jadue/Figueroa: Promueven una candidatura que, incluso en derrota, movilice a la izquierda descontenta con el «centrismo» del oficialismo. Bárbara Figueroa, respaldada por Jadue, emerge como contrapeso: su discurso anti-“socio estratégico de Venezuela” (en respuesta al PPD) refleja la línea dura.
Tácticas de dilación
El Comité Central postergó la decisión presidencial, exigiendo primero definir un programa claro. La estrategia del ala jaduista busca:
- Evitar que Jara imponga una agenda propia.
- Presionar para que el PC priorice demandas radicales (ej.: redistribución pesquera), distanciándose del gobierno.
Jara contraataca: Gestos internos y choque con la centroizquierda
La ministra intensificó su visibilidad:
- Acciones: Gira nacional explicando la reforma de pensiones + alianza pública con Michelle Bachelet.
- Discurso: Criticó al PPD y a Carolina Tohá por «vetar nombres» en lugar de hacer propuestas, defendiendo que el PC debate «un programa, no solo candidatos».
- Polémica: Su apoyo tácito a protestas pesqueras («con dos pies en la calle») generó roces con el Socialismo Democrático. Luis Cordero (Ministro de Seguridad) le recordó: «Las autoridades son responsables del orden público», cuestionando su ambigüedad ante la violencia.
Claves del conflicto
- Legado vs. Rebeldía: Mientras Jara apela a su rol institucional (reforma de pensiones, diálogo con Bachelet), Jadue y Figueroa capitalizan el malestar de bases históricas contra la «moderación» del PC.
- Cálculo electoral: El ala dura prioriza cohesión ideológica sobre viabilidad electoral, arriesgando aislamiento de la coalición oficialista.
- Presión externa: Las críticas de Cordero y Tohá refuerzan la narrativa interna de que Jara personifica tensiones entre el PC y sus aliados.
¿Qué sigue?
- Figueroa como «carta sorpresa»: Su perfil sindical y retórica combativa podrían unir a disidentes, pero carece de proyección nacional.
- Jara en la cuerda floja: Debe conciliar su rol ministerial con gestos hacia la militancia dura (ej.: respaldo a movilizaciones), sin perder credibilidad en la coalición.
- Esta noticia fue redactada utilizando los adelantos técnicos propios de este sitio web. Se acepta cualquier reproducción en otro medio, ojalá citando la fuente:www.eldiariodesantiago.cl
/gap