El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a posicionar el comercio internacional en el centro del debate político tras declarar esta semana una guerra comercial de alcance global. Desde su red social Truth, el exmandatario reconoció que el proceso “no será fácil”, pero llamó a sus seguidores a “resistir” y mantenerse firmes, convencido de que el resultado favorecerá a Estados Unidos.
“Esto es una revolución económica y vamos a ganar. Resistan, MANTÉNGASE FIRMES, no será fácil, pero el resultado será histórico. Haremos que Estados Unidos sea grande de nuevo”, escribió Trump desde Florida, donde se encontraba pasando el sábado en el campo de golf, por tercer día consecutivo.
Su declaración se da en medio de una escalada arancelaria que ha provocado reacciones inmediatas en los mercados financieros, con caídas bursátiles no vistas desde la irrupción de la pandemia de COVID-19 en 2020. El núcleo de la medida es un arancel global del 10% sobre una amplia gama de productos importados, tanto desde países aliados como desde competidores geopolíticos, con tarifas adicionales para actores clave como China y la Unión Europea.
Trump defendió la imposición de estos nuevos impuestos aduaneros como una respuesta a lo que considera un trato injusto hacia las exportaciones estadounidenses. En su visión, estas restricciones comerciales fortalecerán la industria nacional, devolverán empleos al país y restablecerán un equilibrio perdido en las últimas décadas. “China ha sido golpeada mucho más fuerte”, aseguró en su publicación, en alusión al arancel del 34% que impuso Pekín como represalia.
Las medidas ya se encuentran vigentes. Este sábado entraron en efecto los nuevos gravámenes del 10%, afectando gran parte de los productos que ingresan a Estados Unidos. Sin embargo, algunos bienes quedaron exentos: entre ellos, el petróleo, gas, cobre, oro, plata, platino, paladio, madera de construcción, semiconductores, productos farmacéuticos y minerales que no se producen en territorio estadounidense.
Mientras Trump refuerza su narrativa de protección económica bajo el lema de “recuperar empleos y negocios como nunca antes”, diversos expertos y sectores empresariales expresan su preocupación ante un posible efecto inflacionario y el riesgo de una recesión.
Con esta nueva ofensiva, el exmandatario vuelve a marcar agenda, apostando a que el nacionalismo económico y las medidas proteccionistas se conviertan en ejes de su estrategia política de cara al futuro inmediato.
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