Titán, el mayor satélite natural de Saturno, ha vuelto al foco de la actualidad científica tras una nueva investigación que apunta a la posibilidad de que su interior oculte vida microscópica. Aunque la hipótesis resulta prometedora, la densidad biológica sería tan reducida que localizar indicios requeriría una tecnología extremadamente precisa.
La propuesta científica, publicada en The Planetary Science Journal, ha sido desarrollada por investigadores de la Universidad de Alberta y la Universidad de Harvard. El estudio se centra en analizar la viabilidad de procesos biológicos simples en el océano subterráneo de esta luna helada, donde no existe oxígeno, pero podrían darse formas de vida mediante fermentación.
Un entorno extremo a más de 400 kilómetros de profundidad
Los datos recopilados por el equipo sugieren que Titán podría esconder un océano de hasta 480 kilómetros de profundidad bajo una gruesa capa de hielo. Este entorno, a pesar de su dureza, alberga ciertos ingredientes necesarios para la vida, como la glicina, un aminoácido simple que puede llegar al subsuelo mediante impactos de meteoritos.
##Titan‘s subsurface #Ocean may support minimal microbial life, with biomass equivalent to a small dog. Despite abundant organics, limited exchange with the surface restricts potential habitability. https://t.co/HeYfzJTZuU https://t.co/YdOtcZgHgd
— Phys.org (@physorg_com) April 9, 2025
La idea central del modelo reside en que esos impactos, al atravesar la corteza congelada, podrían derretir zonas puntuales y permitir que compuestos orgánicos lleguen al océano interno. Sin embargo, el intercambio entre superficie e interior sería extremadamente limitado, lo que reduciría de forma drástica la disponibilidad de materia orgánica para alimentar posibles formas de vida.
Vida posible, pero extremadamente escasa
El modelo plantea que, en el caso de que haya organismos vivos, estos se encontrarían en cantidades tan pequeñas que apenas habría una célula por litro de agua. «Buscar vida allí sería como intentar encontrar una aguja en un pajar, pero en un pajar bajo kilómetros de hielo», explicaron los autores del estudio. El resultado es un escenario de habitabilidad marginal, donde la biomasa total estimada no superaría unos pocos kilos repartidos en un océano global. Aunque este hallazgo no descarta la existencia de vida, sí recalca su carácter casi invisible para los métodos actuales de exploración.
Titán es una de las pocas lunas del sistema solar que presenta una atmósfera densa y compleja, rica en hidrocarburos. Esta característica lo convierte en un análogo potencial de la Tierra primitiva, lo que lo ha convertido en uno de los principales objetivos de la astrobiología desde hace años. Además, su superficie alberga lagos de metano y etano, lo que refuerza su singularidad. No obstante, los investigadores alertan de que la complejidad orgánica no garantiza que esos compuestos puedan ser aprovechados por organismos vivos.
En estos momentos, la NASA prepara el envío de la misión Dragonfly durante la próxima década. Este dron explorador está diseñado para desplazarse por la superficie de Titán, analizar su composición y estudiar el entorno en busca de posibles señales químicas relacionadas con la vida. Aunque la perforación hasta el océano interior es imposible, la sonda podría ser clave para confirmar si las condiciones actuales permiten alguna forma de actividad biológica.
/psg