“Lo que está comprometido son medidas para la convergencia a la senda de consolidación fiscal. Ahora hay cosas que van surgiendo en la coyuntura… si la economía está más débil (…) no vamos a hacer una política fiscal más procíclica de lo que corresponde”. Así respondió el domingo el ministro de Hacienda, Mario Marcel, ante una pregunta en TVN sobre el rol de la política fiscal en la actual coyuntura de guerra comercial.
El tema cobra aún mayor relevancia, ya que el gobierno debe anunciar prontamente la estrategia que seguirá para retomar la senda hacia el balance estructural y cumplir la meta de cerrar el año con un déficit fiscal estructural de 1,1%, lo que se ve desafiante considerando que el 2024 cerró con un -3,2% del PIB. Para lograrlo, Hacienda debería hacer un recorte de US$1.500 millones, según recomendó el Consejo Fiscal Autónomo (CFA).
En este escenario de mayores tensiones financieras y económicas, entre los expertos se abrió un debate sobre el espacio fiscal que tiene el gobierno en caso de que se agudice la guerra comercial, afectando más drásticamente el crecimiento económico de Chile.
Uno de los primeros en plantearlo fue el expresidente del Banco Central, Roberto Zahler, quien señaló en El Mercurio que si las tensiones suben y se desata una crisis mayor, el Fisco chileno tiene espacio para endeudarse más allá del 45% del PIB, que es el límite prudente que fijó el decreto de política fiscal de Hacienda.
Esta visión es refrendada por Luis Eduardo Escobar, economista y consultor, quien sostiene que Chile tiene niveles de deuda pública algo por debajo de 42% del PIB. “Los países comparables tienen niveles de deuda en torno a 70% del PIB. Por lo tanto, hay bastante espacio para aumentar nuestro endeudamiento público sin afectar la evaluación de riesgo de nuestra deuda pública”, expresa.
Para Escobar, es más factible solicitar más deuda “porque nos podemos endeudar a tasas de interés relativamente bajas, antes que utilizar los recursos del Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES) que actualmente son relativamente bajos y siempre pueden ocurrir sorpresas que hagan necesario recurrir a nuestros ahorros”.
Postura similar tiene la economista y directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, Andrea Repetto, quien plantea que “el Fisco chileno tiene espacio para endeudarse aún. Su deuda es baja en la comparación internacional y tiene una buena clasificación de riesgo. Por lo mismo, la prima que se le cobra por el riesgo es baja. Chile no tiene un problema de nivel de deuda, sino de tendencia. Una crisis justificaría nuevo endeudamiento, pero requeriría después tomar la senda de consolidación que ha sido difícil de implementar”.
En la misma línea se ubica Eugenio Rivera, economista y director ejecutivo de la Casa Común, quien afirma que “el tema fundamental es evaluar el grado de gravedad de la situación externa y cómo ella afecta a la economía nacional. En ese sentido, de concertase alguna amenaza es posible recurrir a un endeudamiento que permita financiar su apoyo a la actividad economía. Si tenemos una deuda de 42% del PIB y el promedio de América es de 70% del PIB, tenemos espacio para enfrentar una situación grave como una posible recesión“.
Sin margen de acción
En la otra vereda la posición es única: no hay espacio para mayores gastos vía endeudamiento, ni menos usar los recursos del FEES. Por ello, en este grupo de economistas la opción única es que se haga un mejor uso de los recursos disponibles vía reasignación.
Uno de los que lo plantea es Alejandro Fernández, economista de Gemines consultores, quien sostiene que “la política fiscal ya está estresada y antes de esta crisis se suponía que debía recortarse el gasto, de manera que pensar en aumentarlo más puede parecer una solución apropiada de corto plazo, pero puede ser una muy mala idea a mediano plazo. La deuda se acerca al techo de 45% y no queda mucho en el FEES”.
Opinión similar entrega la economista de Libertad y Desarrollo (LyD), Macarena García, quien subraya que “más que espacio para gastar más, hay espacio para aplicar una real priorización de los gastos en caso de que se requiera implementar alguna política específica. Cuánto se puede redireccionar el gasto dependerá completamente de la voluntad política. Por tanto, más que gastar más, lo que se debiera ver es un gastar distinto”.
Para García, “no se puede tocar el FEES, ya está prácticamente agotado, y es absolutamente necesario contar con algo de recursos propios a modo de seguro para cuando tengamos algún problema de acceso al financiamiento externo”. Asimismo, dice que “aumentar la deuda ya no es una opción, ya que no hay un mecanismo real que, una vez alcanzando el nivel prudente, nos obligue a volver a tomar distancia de este nivel”.
Otro que suma argumentos en esta dirección es Juan Ortiz, economista del OCEC-UDP. “Hacienda tiene un espacio mucho más acotado frente a crisis previas. Primero, porque ya tiene un nivel de ahorro mucho más bajo, con un nivel de activos financieros de solo 4,2% del PIB, y segundo, porque el espacio para endeudarse es mucho más limitado”.
Patricio Ramírez, académico de la Universidad de La Frontera, sostiene que “antes de la guerra comercial, el escenario fiscal de Chile ya era estrecho y complejo. De hecho, debe realizar un importante ajuste. Ahora, con una guerra comercial en desarrollo, donde se prevé un menor crecimiento, prácticamente no hay holguras en materia fiscal a corto plazo si queremos acercarnos a los equilibrios de los cuales nos hemos ido alejando peligrosamente”.
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