Los dichos de la ex ministra del Trabajo y ahora candidata presidencial, Jeannette Jara, quien en entrevista con CNN negó que Cuba sea una dictadura y la calificó como “una democracia distinta”, han conmocionado al mundo político. Lo curioso es que los políticos y el mundo se sorprendan. Ella es comunista, los comunistas nunca han sido democráticos y siempre han usado la democracia para destruirla por dentro. Claramente Cuba no es una democracia. Por donde se lo analice, no hay cómo, racionalmente, rotular a Cuba como democracia. Solo se puede calificar a algo, que no es democrático como tal, desde la ideología y la manipulación del término mismo, que es algo muy propio de los comunistas en la historia. Ellos hablan de “ampliar” la democracia, que no es más que el eufemismo para matarla. Ellos bautizan a tiranías antidemocráticas en esencia, de “repúblicas democráticas”. De hecho, todo lo que se pone “democrático” en el nombre es porque lo carece.
Desde la UDI dicen que presentarán una «Carta de Compromiso Democrático» para que sea firmada por todos los abanderados presidenciales, como si eso fuese la solución. Esa actitud es al menos curiosa, ya que quieren firmar con una comunista, como si ésta fuese a cumplir. La política se sorprende cuando un comunista aparece sin careta, siendo lo que es. No por nada Margaret Thatcher decía: “Un comunista cuando habla, miente; cuando calla, encubre; cuando tiene poder, roba y persigue a los que no piensan como ellos; cuando no tiene poder, destruye. Así han construido su historia”. Lo cierto es que esta frase no está muy alejada de la realidad. De hecho, cuando las urnas les son favorables, están calmos; cuando pierden salen a la calle.
No son democráticos, nunca han sido democráticos y nunca serán democráticos. Es como tener al lobo jugando un mismo juego con los corderos. Ciertamente, por naturaleza, nunca respetará las reglas. Alexander Solzhenitsyn, premio nobel, víctima del sistema de esclavitud forzosa de la URSS, el Gulag, dijo: «Sabemos que nos mienten, ellos saben que mienten, ellos saben que sabemos que nos mienten. Sabemos que ellos saben que sabemos que nos mienten. Y sin embargo, siguen mintiendo.» Claramente el comunismo nunca ha sido honesto y cuando lo es, como es el caso de la ministra Jara con sus declaraciones hoy, los políticos quedan en shock. Parece ser que a la política y a los políticos les gusta que les mientan, al menos así mantienen a su conciencia tranquila.
No son honestos, ya que en democracia, deben parecer democráticos. Pero no lo son. El comunismo es una “religión de sustitución”, ya que une al ser, da sentido y propósito de vida. De hecho, reemplaza a Dios con la economía, la infraestructura, de la cual depende el tipo de sociedad, las supraestructuras. Son materialistas, todo lo miden en el tener, hasta la dignidad. Su visión de la historia es la lucha de clases y sueñan con transformar a la sociedad y al hombre. El hombre real no les gusta, por lo que aspiran al “nuevo hombre”.
Su idea base, llegar a la “sociedad sin clases” con el “hombre nuevo” es totalmente utópica, imposible de realizar y es eso, lo que los hace forzar ese cambio imposible, cometiendo atrocidades. Donde sus ideas se han aplicado, nunca han sido exitosos. Han repartido pobreza, miseria y muerte en la historia. Cargan con 150 millones de muertos sobre sus hombros. Si no funcionó en Alemania , no funciona en ninguna parte. Pero insisten en que ellos, las nuevas generaciones, lo harán bien y de ahí, el propósito de futuro. No faltará el que diga que el Partido Comunista chileno es distinto, tiene “credenciales democráticas”. No lo es, se definen “marxistas leninistas” y validan la violencia como una forma de hacer política. De hecho, se denominan comunistas, sin ninguna vergüenza y pudor, aunque saben que el comunismo ha violado los derechos humanos de modo masivo en la historia. La hoz y el martillo es numéricamente más sangrienta que la esvástica nazi. De hecho, ambas ideologías son perversas y debiesen por coherencia estar las dos prohibidas. Son hipócritas, ya que se presentan como los defensores de los derechos humanos, cuando han sido realmente sus peores violadores.
Jara le está haciendo un guiño al área dura del partido, ya que políticamente le conviene, se consolida como la abanderada. Es por eso que muestra su real naturaleza. Se ve simpática, baila bien, pero es inmensamente peligrosa, como todo comunista. Lo increíble es que los políticos y la política sea tan ingenuos para pensar que los comunistas chilenos son distintos. No lo son. No son democráticos y profesan una fe irracional y perversa. El mismo Solzhenitsyn afirmaba de un modo muy claro, entendiendo lo que es esta ideología perversa y totalitaria: “Ser comunista, inteligente y bueno es totalmente incompatible. El que es inteligente y bueno no es comunista. El que es comunista y bueno no es inteligente. Y por supuesto, el que es comunista e inteligente, es imposible que sea bueno”.
Jara es inteligente y usó a la derecha en su favor. Ellos le dieron el piso. Hoy fue honesta, se sacó la careta de “simpática”, dijo lo que siempre ha pensado, no mintió y el mundo político da vueltas en círculos, en shock. Parece que los políticos necesitan entender más de política y de historia para dejar de ser ilusos y tomar buenas decisiones. Un acuerdo de garantías, no los salvará, ya que tantas veces no los respetaron. El PC es un peligro mortal, no tiene nada de venial. No es democrático, es un “cáncer” para la democracia. Son sus credenciales y acciones las que los condenan.
Por Magdalena Merbilháa, periodista e historiadora.
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