Un grupo de astrónomos afirma haber encontrado en la atmósfera del exoplaneta K2-18b, ubicado a 120 años luz y muchísimo más grande que la Tierra, señales químicas que podrían indicar la existencia de vida.
De acuerdo a lo que publica The New York Times, la pista clave es una molécula que en nuestro planeta solo es producida por organismos vivos.
Según reveló el equipo dirigido por el astrónomo Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Cambridge, el compuesto detectado es dimetil sulfuro (DMS), producido en la Tierra únicamente por formas de vida como las algas marinas.
Por ahora los investigadores estiman que K2-18b podría ser un “planeta hicéano”, un tipo de mundo hipotético más pequeño que Neptuno que podría contar con océanos cálidos bajo una atmósfera rica en hidrógeno y metano.
La primera pista sobre este hallazgo apareció en 2023. Luego, un segundo análisis con otro instrumento del telescopio James Webb encontró una señal aún más fuerte del DMS. Al mismo tiempo también se detectó dimetil disulfuro, una molécula similar, lo que refuerza la hipótesis de la existencia de una fuente biológica.
“Este es un momento revolucionario”, dijo el Dr. Madhusudhan tras la publicación de la investigación científica. “Es la primera vez que la humanidad observa posibles biofirmas en un planeta habitable”, recalcó.
Consideren que el análisis del paso del exoplaneta frente a su estrella permitió inferir la composición química de su atmósfera a través de los cambios en la luz.
El otro detalle llamativo es que K2-18b fue descubierto en 2017 por un grupo de científicos canadienses utilizando telescopios en Chile.
Igual hay cautela científica sobre K2-18b
Aunque los datos son prometedores, expertos también piden mesura pues todavía no se puede concluir que el planeta sea habitable. Menos se puede hablar de la presencia de vida inteligente.
De hecho, no se descarta que K2-18b sea un planeta con océanos de magma y atmósfera abrasadora, condiciones no aptas para la vida como la conocemos.
Por eso aún se necesita más investigación de laboratorio para simular las condiciones de estos mundos lejanos e imposibles de conocer presencialmente por el ser humano.
Pero también existe un obstáculo: la comunidad científica teme que posibles recortes en el presupuesto de NASA, impulsados por el gobierno de Donald Trump, pongan en pausa indagaciones y frenen el avance en la búsqueda de vida fuera de la Tierra.
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