Este martes, Techo-Chile entregó el informe con el catastro nacional de campamentos 2024-2025, el que dio cuenta que los asentamientos siguen en aumento en el país, e incluso, son el único componente de déficit habitacional que no se reduce, a diferencia de personas allegadas, hacinadas o en hogares irrecuperables, entre otros.

El documento muestra que 120.584 familias habitan en 1.428 campamentos en el país, siendo este el dato más alto desde el año 1996. Estos nuevos resultados significan un aumento del 10,6% en la cantidad de asentamientos.

En tanto, el 78% de los campamentos cuenta con estructuras internas, y 65% tiene un objetivo de solución habitacional definido, sin embargo, de acuerdo al informe, «ese esfuerzo comunitario no se traduce en avances concretos: solo 4% de los campamentos cuenta hoy con un proyecto habitacional colectivo en ejecución».

«Esto habla de un desajuste profundo entre las capacidades de la política habitacional y las realidades en estos espacios y de un enorme potencial desaprovechado por la política pública para avanzar hacia soluciones pertinentes y efectivas a un ritmo acorde a la magnitud de la crisis», detallan.

Campamentos siguen aumentando

Si bien el catastro de campamentos 2024-2025 muestra una desaceleración en el ritmo de crecimiento de los campamentos —con un aumento del 10,6%, en comparación con el 33,1% del catastro anterior (2022-2023) y el 20,8% registrado en 2020-2021—, esto no significa que la situación esté en retroceso.

«Por el contrario, los campamentos siguen creciendo, con 6.697 nuevas familias que han llegado a habitar estos asentamientos desde la última medición», detalla el documento.

Este aparente freno en el crecimiento de los asentamientos responde más bien a «una falsa calma» que a una disminución estructural del problema. Esto, porque el fuerte aumento en años anteriores estuvo marcado por fenómenos excepcionales —como la recesión económica en 2009, la crisis social post estallido de 2019 y la pandemia por COVID-19 —, que aceleraron procesos de empobrecimiento y expulsión habitacional.

«Sin embargo, lo preocupante del escenario actual es que, incluso sin eventos coyunturales de esa
magnitud, el número de familias en campamentos continúa aumentando, lo que da cuenta de causas más estructurales y persistentes del déficit habitacional en el país», detallan.

Déficit habitacional

El informe muestra que de los 346 campamentos cerrados entre 2023 y 2025, menos de un 30% corresponde a soluciones habitacionales. El resto se trata de desalojos, traslados, migración entre campamentos u otras estrategias propias de las familias para buscar una solución.

Entre 2022 y 2023, al menos 1.710 familias fueron desalojadas «y los datos muestran que la mayoría sin soluciones de vivienda definitivas ni temporales adecuadas, principalmente porque los desalojos no son acompañados con alternativas habitacionales. Por lo tanto, en la práctica hemos visto que terminan viviendo de allegadas, en otros campamentos o en situación de calle».

«De esta forma, el desalojo de familias desde campamentos no está resolviendo el déficit habitacional: lo está redistribuyendo y agravando, ya que las cifras que vemos son las que el catastro nos muestra de quiénes aún viven en estos espacios, pero las cifras de quienes quedan viviendo en la calle o en otras expresiones de mayor precariedad no las vmeos, y esa es una cifra negra hoy para la política pública», señala el texto.

Agregan que en la actualidad, 229 campamentos «están bajo la amenaza de desalojo», y el 31,3% de los asentamientos reporta haber recibido avisos formales o informales, lo que afecta a más de 43.500 familias.

Según la caracterización de TECHO-Chile, un 78% de los campamentos del país cuenta con directiva activa —de las cuales 69% cuenta con comité de vivienda, y de ellos, el 91% tiene personalidad jurídica—, y el 65% tiene un objetivo de solución habitacional definido (928 campamentos). Esto, podría significar «un enorme potencial para la política pública para avanzar hacia soluciones pertinentes y efectivas, a un ritmo acorde a la magnitud de la crisis».

Con todo, el informe destaca que si bien se han hecho acciones importantes para disminuir el déficit habitacional, como el Plan de Emergencia Habitacional de este Gobierno, estas no han logrado repercutir en la superación del problema de campamentos, que «ha vuelto a ser tan grave como en los años ’90, y los hogares en campamentos componen el 17% del déficit habitacional, porque no se puede enfrentar la crisis de vivienda sin abordarlos».

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