El Cónclave que comenzará este miércoles para elegir al sucesor del papa Francisco se perfila como uno de los más complejos en décadas, marcado por la ausencia de un candidato firme, tensiones ideológicas heredadas del pontificado de Bergoglio, y una geopolítica eclesial transformada. A continuación, un desglose crítico de los factores clave:
1. Un Escenario Fragmentado: Sin Favoritos y con Herencias Divisivas
Los 133 cardenales electores —la mayoría nombrados por Francisco— reflejan una Iglesia globalizada, con mayor representación de países periféricos y pobres. Sin embargo, esta diversidad no se traduce en consenso. Según un obispo anónimo citado en el texto, “será difícil que elijan un jesuita o un latinoamericano”, una indirecta al legado de Bergoglio, cuyo pontificado polarizó entre corrientes progresistas (defensoras de reformas como el Sínodo ampliado) y conservadoras (opuestas a cambios estructurales).
La exigencia de 89 votos (dos tercios) para la elección, sumada a la prohibición de pactos previos bajo pena de excomunión, no elimina la inevitabilidad de negociaciones. Como muestra la historia reciente:
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Juan Pablo II (1978): 8ª votación.
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Benedicto XVI (2005): 4ª votación.
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Francisco (2013): 5ª votación.
Si el miércoles no hay ganador, los cardenales deberán pausar un día para “conversar”, un escenario plausible dada la falta de candidaturas sólidas tras una decena de congregaciones fallidas.
2. Los Candidatos en Juego: Entre Rumores y Estrategias
Pietro Parolin (Italia):
Ex Secretario de Estado y figura del ala diplomática, su candidatura se vio opacada por rumores de un “ataque de presión” hace cinco días, desmentidos por el Vaticano como “falsos”. Si supera la primera votación, podría consolidarse como opción de transición, aunque su ausencia pública alimenta escepticismo.
Mario Grech (Malta):
Secretario general del Sínodo, encarna la reforma más disruptiva de Francisco: incluir a laicos y mujeres en las votaciones sinodales hasta 2028. Su perfil lo sitúa como blanco de conservadores, que ven en el Sínodo una pérdida del monopolio episcopal.
Matteo Zuppi (Italia):
Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es el candidato “bergogliano” por excelencia. A sus 69 años, representa continuidad, pero su vinculación directa con el establishment italiano podría restarle apoyo global.
Luis Antonio Tagle (Filipinas):
Prefecto para la Evangelización, apodado “el Francisco de Asia”, simboliza el crecimiento católico en el continente. Su carisma y enfoque en los pobres lo alinean con el progresismo, aunque su cercanía a la Curia genera recelos.
Jean Marc Aveline (Francia):
Arzobispo de Marsella y progresista cercano a Bergoglio, destaca por su trabajo en “periferias” francesas y con migrantes. Su perfil “afable y culto” —comparado con Francisco— y el supuesto respaldo de Emmanuel Macron lo posicionan como dark horse.
Peter Erdő (Hungría):
Único candidato conservador con tracción, el arzobispo de Bucarest resurge pese a sus vínculos con el gobierno ultraderechista de Viktor Orbán. Su elección sería un golpe a la agenda reformista.
3. La Batalla por el Sínodo: La Reforma que Envenena el Cónclave
El Sínodo de los Sínodos —prorrogado por Francisco hasta 2028— es el campo de batalla ideológico. Al permitir que laicos y mujeres voten, desafía el tradicional poder episcopal, generando rechazo en sectores conservadores. Grech, como arquitecto de esta reforma, personifica la pugna: su ascenso fortalecería el legado de Bergoglio, mientras que su exclusión marcaría un retroceso.
4. Escenarios Posibles: ¿Consenso o Cónclave Prolongado?
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Opción de compromiso: Un candidato moderado que equilibre reformismo y estabilidad (ej. Parolin o Tagle).
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Victoria progresista: Zuppi o Aveline, continuistas del sello bergogliano, aunque requieren atraer votos de África y Asia.
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Sorpresa conservadora: Erdő, improbable pero no descartable si las negociaciones se estancan.
La clave estará en las primeras votaciones: si Parolin mantiene sus supuestos 30-50 votos iniciales, podría emerger como alternativa. Si no, el escenario se abriría a alianzas más arriesgadas.
Conclusión Analítica: Un Papado en la Encrucijada
Este Cónclave no solo elegirá un papa, sino que definirá si la Iglesia profundiza su giro hacia las periferias (sociales y geográficas) o retorna a un centralismo eurocéntrico. La sombra de Francisco —y su reformismo incompleto— planea sobre un proceso donde, como señala el texto, “las discrepancias podrían prolongar las votaciones”. En juego está si Roma seguirá siendo un laboratorio de cambios o un bastión de resistencia.