La transición del papado de Francisco a León XIV (Robert Prevost) no solo marca un relevo en el trono de San Pedro, sino la consolidación de una diplomacia religiosa centrada en los migrantes latinoamericanos y su choque con visiones nacionalistas como la de la administración Trump-Vance. Desde la iniciativa «Construyendo Puentes» hasta el debate sobre el ordo amoris de San Agustín, este es un recorrido por los ejes que definen el legado continuista del Vaticano.


1. «Construyendo Puentes»: sinodalidad como antídoto contra el exclusionismo

Francisco sentó las bases de un proyecto ecuménico global durante su papado, enfocado en migración y diálogo. En noviembre de 2022, ante el Pontificio Colegio Nepomuceno, definió el objetivo: «Ser instrumentos humildes y valientes de encuentro entre grupos opuestos». León XIV, como cardenal Prevost, no solo apoyó esta visión, sino que la reforzó desde la Pontificia Comisión para América Latina, priorizando la crisis migratoria. Su primer mensaje Urbe et Orbi lo confirmó: «Unámonos para ser un solo pueblo en paz», replicando el llamado a construir puentes «con diálogo», no con muros.


2. El telegrama a Trump y la réplica de Vance: diplomacia vaticana vs. nacionalismo agustiniano

En enero de 2024, tras la segunda asunción de Trump, Francisco envió un telegrama a la Casa Blanca mezclando cortesía y crítica velada: «Deseo una sociedad sin exclusión». La respuesta de JD Vance, vicepresidente estadounidense, llegó vía X (Twitter) citando a San Agustín: «El amor debe priorizar familia, comunidad y ciudadanos antes que ‘el resto del mundo'». Esta reinterpretación del ordo amoris buscó justificar políticas migratorias restrictivas, desafiando la postura vaticana.


3. La contraofensiva teológica: Francisco, Prevost y la carta a los obispos estadounidenses

Francisco, apoyado por Prevost (experto en Agustín de Hipona), respondió con una carta abierta redefiniendo el concepto: «El verdadero ordo amoris es una fraternidad sin exclusiones». Aquí, la dupla papal desarticuló el argumento de Vance:

  • Prevost, agustiniano y exjefe del Dicasterio de los Obispos, aportó su exégesis de La Ciudad de Dios para subrayar que la caridad «no tiene fronteras».

  • Francisco enfatizó que la Iglesia debe ser «puente» para los migrantes, no cómplice de su exclusión.

Este episodio reveló una estrategia dual: combinar autoridad teológica (Prevost) y peso magisterial (Francisco) para confrontar narrativas políticas.


4. León XIV: ¿herencia o reinvención?

En su discurso inaugural, León XIV dejó claro que mantendrá la línea de Francisco: «Somos discípulos de Cristo. El mundo necesita su luz como puente hacia el amor». Sin embargo, su estilo diferirá:

  • Continuidad doctrinal: Defenderá a migrantes mediante el diálogo sinodal, tal como lo prueba su participación activa en «Construyendo Puentes».

  • Enfoque intelectual: Su formación agustiniana lo lleva a privilegiar debates teológicos profundos, como el que sostuvo con Vance.


Claves analíticas: geopolítica, religión y el mito del «puente roto»

  • Geopolítica vaticana: La alianza Francisco-Prevost consolida al Vaticano como actor global crítico de nacionalismos, usando herramientas como cartas pastorales y mensajes Urbe et Orbi para influir en agendas domésticas (ej. Estados Unidos).

  • Teología como arma: Al rescatar a Agustín de Hipona de la interpretación de Vance, el Vaticano reivindica su autoridad para definir conceptos morales en disputa.

  • Riesgos para León XIV: Su papado hereda la tensión entre la visión universalista de la Iglesia y los gobiernos que instrumentalizan la religión para fines exclusionistas.


Conclusión: Un papado en modo diálogo (pero sin concesiones)
León XIV no es un «Francisco II», pero su papado será fiel a dos principios:

  1. Sinodalidad práctica: Mantener iniciativas como «Construyendo Puentes» para articular respuestas transnacionales a la migración.

  2. Combate ideológico: Usar el bagaje teológico (ej. Agustín) para desmontar narrativas políticas que contradigan la doctrina social de la Iglesia.

En un mundo donde líderes como Trump y Vance ven a los migrantes como «problema», el Vaticano insiste en que son «puentes». La pregunta es si esta metáfora resistirá la presión de los hechos.

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