El Frente Amplio (FA) escaló su defensa en el caso ProCultura al calificar las interceptaciones telefónicas que involucran al Presidente Gabriel Boric como parte de una «estrategia de espionaje con fines políticos«. Esta narrativa busca deslegitimar las pruebas judiciales y proyectar una imagen de persecución, en línea con su discurso de resistir lo que denominan «lawfare» (uso político del sistema legal). Sin embargo, la falta de pruebas concretas sobre manipulación de las escuchas debilita la denuncia, exponiéndola como una táctica reactiva.
2. Boric: Neutralidad institucional en terreno movedizo
Desde su gira por Asia, el Presidente mantuvo un equilibrio precario: «Caiga quien caiga, que se investigue todo«, afirmó, reforzando su imagen de respeto a las instituciones. No obstante, su silencio ante las acusaciones de sus aliados del FA por «espionaje» genera contradicciones. Mientras el oficialismo oscila entre la defensa corporativa y el apoyo formal a la justicia, Boric arriesga quedar atrapado entre su coalición y la presión opositora.
3. Evelyn Matthei: Golpes estratégicos a la credibilidad oficialista
La candidata presidencial de Chile Vamos aprovechó el momento para cuestionar la coherencia del gobierno:
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Sobre la fiscalía: «¿Por qué quieren sacar al fiscal Cooper si no tienen nada que temer?», preguntó, vinculando las críticas del FA a un intento de obstrucción.
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Sobre Boric: Aunque evitó acusarlo directamente, subrayó que «todos los antecedentes llevan al corazón de La Moneda«, insinuando que el escándalo podría alcanzar al círculo presidencial.
Matthei, en modo campaña, usa el caso para posicionarse como voz anticorrupción, capitalizando el desgaste del oficialismo.
4. El caso ProCultura: ¿Nuevo eje de la polarización?
El escándalo ya no es solo judicial: se ha convertido en un campo de batalla narrativo. Mientras el FA intenta desviar el foco hacia supuestas maniobras de inteligencia política, la oposición (con Matthei a la cabeza) enfatiza la opacidad y la «defensa corporativa» del oficialismo. Cada bando moviliza su base: el FA apela a la lealtad contra una «persecución», y Chile Vamos exige rendición de cuentas.
5. Riesgos para la estabilidad política
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Para Boric: Si las investigaciones vinculan a su entorno cercano, su discurso de «transparencia» podría colapsar, afectando su ya baja aprobación (35% según CEP, abril 2024).
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Para el FA: La retórica de «espionaje» podría alienar a votantes moderados si se percibe como evasiva.
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Para Matthei: Exponerse demasiado al caso sin pruebas contundentes contra Boric podría restarle credibilidad a largo plazo.
Conclusión analítica:
El caso ProCultura ha mutado de escándalo de corrupción a termómetro de la resistencia institucional. Mientras el FA lucha por controlar el relato, la oposición transforma cada desarrollo en munición electoral. Boric, atrapado entre la lealtad a su coalición y su proclama institucionalista, enfrenta un dilema: respaldar la fiscalía sin condiciones o arriesgarse a que la sombra de los «Líos de Plata» defina su legado.
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